-¿Cuáles son las características y los objetivos del programa ALAC?

Conrad Zellman: -El programa está presente, por el momento, en 40 países alrededor del mundo, operados por los capítulos nacionales de TI. En ese contexto es que UT abre el centro ALAC. El programa empezó en 2003, como una experiencia piloto de tres capítulos de TI en el sureste de Europa, en un contexto en que se habían creado nuevas instituciones y nuevas leyes para promover la transparencia, en el marco del acceso a la Unión Europea, pero esos instrumentos no cambiaron la realidad para la gente. Casi un poco frustrados, se abrieron esas líneas telefónicas de asistencia, y una vez abiertas el teléfono no paró. Hasta hubo que cerrar durante dos o tres semanas porque ya no se podía responder a las llamadas. Por su impacto, el proyecto se vino expandiendo en el mundo, y el concepto básico sigue siendo el mismo: proveer apoyo al ciudadano para formular y articular sus denuncias y usar la información que se obtiene con el propósito de incidir en reformas más estructurales. Obviamente los asuntos de corrupción que se encuentran pueden ser muy diferentes dependiendo del nivel de desarrollo del sistema legal, y van desde casos de pequeños sobornos hasta problemas de privatizaciones y licitaciones públicas.

-Hay un énfasis particular en que la gente participe y denuncie. ¿Por qué?

CZ: -Justamente, en contextos de un buen nivel de desarrollo de instituciones para combatir la corrupción (es decir, había ombudsman, buenos sistemas para prevenir la corrupción dentro de los ministerios, por ejemplo), de todas maneras, el funcionamiento y el fortalecimiento de esas instituciones seguía dependiendo del comportamiento de los ciudadanos, y ése es el aporte básico que hace ALAC. La experiencia de abrir las puertas al ciudadano nos hizo aprender enormemente del perfil de corrupción. Son experiencias reales con asuntos de corrupción, y eso da una imagen mucho más amplia que meros estudios o encuestas. Felipe Ortiz de Taranco: -Permite, además, poner el tema en la opinión pública. Que no sea una cuestión nada más de autoridades, de prensa o instituciones, sino que se empodere la propia gente y sienta la obligación de participar. A partir de esos contactos aparece la segunda parte del programa, que es lograr incidir en las estructuras.

CZ: -El mecanismo básico es, primero, conseguir un número importante de contactos iniciales con los ciudadanos. Globalmente ya hemos llegado a unos 60.000 contactos desde 2003. Es a partir de un número interesante de contactos iniciales que se van definiendo las áreas de posibles asuntos sistemáticos.

FOT: -Para dar un ejemplo, en Uruguay, supongamos que el ALAC recibe en un período de seis meses 120 denuncias específicas de una determinada seccional. Con esa información tú vas al Ministerio del Interior -la idea es firmar convenios con las instituciones de intercambio de información-, y le brindás esa información: “Aquí hay un problema”. Nosotros tenemos muchas cosas que recién están empezando a aplicarse. Por ejemplo, la Ley de Acceso a la Información, que tiene un año; otra es la Ley de Financiamiento de los partidos políticos, aprobada en marzo de 2009. Ahí tenés dos ejemplos claros en los que pueden comenzar a surgir errores, problemas, a raíz de determinadas denuncias que pueda hacer la propia población sobre esos dos temas.

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En Uruguay, el Centro de Asesoría Legal e Incidencia funciona desde setiembre a modo de experiencia piloto, pero fue el viernes cuando se lanzó oficialmente. Tiene financiamiento por cuatro años del Departamento Internacional para el Desarrollo de Reino Unido, por 136 mil libras (220 mil dólares). Para informarse sobre cómo realizar denuncias de casos de corrupción o falta de transparencia está habilitado el 0800 3842 o la página web www.uruguaytransparente. org.uy/alac.

-¿Cómo esperan que funcione el centro en Uruguay?

CZ: -Globalmente se ha visto que es clave para el éxito conseguir números interesantes de contactos. Esto después depende un poco del contexto nacional, pero en algunos países se han logrado miles de contactos por año. Lo que también es característico para los ALAC es que buscan establecer vínculos fuertes con las autoridades públicas. Se espera que eso pase en Uruguay también.

FOT: -Honestamente tenemos muchas expectativas, pero no creemos que sea una cuestión masiva, porque Uruguay no se caracteriza por tener este tema en la opinión pública, aunque es un tema preocupante para ella, y así lo demuestran las encuestas. Creo que sí podemos, en algunas áreas, cuando el ALAC llegue a ser un instrumento que esté en conocimiento de la ciudadanía, tener suficiente vínculo con el ciudadano como para después incidir en determinadas acciones con las autoridades. Pero es una incógnita.

-¿En qué áreas esperan que la gente realice denuncias?

FOT: -Los dos grandes temas uruguayos, que siempre salen en las encuestas, son Aduanas y la Policía; eso a nivel de opinión pública. Del trabajo de UT, hay bastante experiencia con denuncias que tienen que ver con contrataciones y licitaciones.

-En Uruguay, dirigentes de todos los partidos han manifestado que pueden padecer problemas de corrupción en sus gestiones. ¿No hay diferencias entre izquierda y derecha? ¿La clase política intrínsecamente es pasible de corrupción?

FOT: -La clase política es como cualquier otra, y no importa el color o cuál es el partido en sí: tienen sus problemas y es un problema de hombres, no de partidos. Uruguay tiene una tradición bastante fuerte, no son tradicionalmente graves los problemas de corrupción, pero en ningún caso son problemas de determinado partido, sino del conjunto de la sociedad.

CZ: -Es difícil expresar una opinión del contexto uruguayo, pero a nivel mundial los asuntos de financiamiento de partidos políticos, o asuntos de corrupción más general en la política, son una clara prioridad para el trabajo de TI. Se ha demostrado que es absolutamente clave para fortalecer la confianza en las instituciones democráticas.

FOT: -Pero la clase política de por sí no es más o menos corrupta que otros estamentos de la sociedad. TI recomienda una herramienta muy interesante también a todos los capítulos que se llama Sistema Nacional de Integridad, que mide cuál es la situación de cada país en cada estamento: Poder Judicial, Ejecutivo, partidos políticos, medios de comunicación, organizaciones de la sociedad civil, etcétera.

CZ: -En el sector privado también existe. En Alemania recientemente hubo un caso importante con Siemens. Eso claramente demuestra que existen problemas y que son graves, pero tienen un carácter diferente. No obstante, todos afectan a la población en general: al final, siempre es el ciudadano el que paga las cuentas.

-¿Qué conclusiones se pueden obtener de los Índices de Percepción de la Corrupción [IPC]?

FOT: -Hay una relación importante con las instituciones. El IPC tiene bastante relación con las instituciones débiles. No necesariamente determina que sean países desarrollados o no, ésa es una explicación de por qué Uruguay (en el puesto 25) está por encima de Italia (63). Italia es un país más desarrollado que Uruguay, pero hay instituciones mucho más sólidas en Uruguay que en Italia, el Poder Judicial, por ejemplo. Los países que están arriba en el IPC son los nórdicos: Finlandia, Suecia, Canadá, todos países con instituciones muy fuertes.