Viernes de noche, puerta de la disco Alexander, frío. Un joven de veinte años vestido como si fuera una tarde de primavera va y viene por la pasiva del Salvo. ¿Venís seguido? Siempre, conozco a todo el mundo. ¿A qué hora abren? Una y media. Faltan más de dos horas, te estás muriendo de frío. Sí, pero quería salir de casa. Vuelvo a las dos. Parejas de varones, de mujeres, grupos, bisexuales. Muy jóvenes. ¿Para qué son las fotos? Para un diario. ¿Me sacás una con mi amigo?

Me gusta que a las tres de la mañana el boliche esté caliente y que a las seis esté más caliente, dice Ricardo Acosta, copropietario de Caín y de Chueca. Coincide en que los ambientes gay son más desinhibidos y que los jóvenes están más dispuestos a dar la cara.

¿Opciones sexuales? Eso no existe. Vos no elegís ser lesbiana, sos. Fuma en la puerta de Il Tempo, pisa los cuarenta. Fotos no, tendría problemas en el trabajo.