“Hay que seguir trasladando este fenómeno a la sociedad” remarcó Rosadilla, en referencia a la misión uruguaya en la Antártida. El viernes, en la celebración del 25º Aniversario de Uruguay Miembro Consultivo del Tratado Antártico, el ministro manifestó su “orgullo de ser uruguayo” y recalcó la importancia de la Base Artigas.

En la sede del Instituto Antártico Uruguayo (IAU) -ubicada en 8 de Octubre y Jaime Cibils- se conmemoró el Día de la Antártida, el aniversario de una reunión celebrada el 7 de octubre de 1985 en Bélgica, en la que Uruguay asumió la responsabilidad de conducir investigaciones científicas en el continente blanco y accedió a ser uno de los 28 países del mundo que administra el área comprendida al sur del paralelo 60º Sur, con voz y voto en la toma de decisiones.

“El tambor que más hay que golpear es el de los niños. Nos hemos puesto en contacto con Primaria y vamos a insistir para que se reconozca la realidad antártica y forme parte de la currícula escolar”, anunció Rosadilla.

Esta realidad comenzó oficialmente en 1968, cuando el profesor Julio César Musso fundó el IAU.

En 1984, la primera misión antártica uruguaya arribó a la Isla Rey Jorge e instaló la Base Científica Antártica Artigas. Lamentablemente, Musso, el principal precursor del interés por la temática, no pudo conocer el continente blanco porque murió ese mismo año.

Desde entonces, militares, médicos, electricistas, mecánicos, buzos, aerotécnicos, meteorólogos y otros científicos uruguayos han ocupado la base ubicada en la isla, a unos 100 kilómetros de la Península Antártica y 3.012 de Montevideo. En los veranos antárticos suelen arribar científicos de la Facultad de Ciencias, Ingeniería y del instituto Clemente Estable para estudiar en las áreas de biología, oceanografía, paleontología y glaciología, entre otras ciencias.

En el marco de esta fecha Rosadilla aseguró que el gobierno está comprometido en apoyar los trabajos que se lleven adelante en la Base Artigas, aunque reconoció:“Partimos de la base de que todo el apoyo que brindemos siempre será poco”.

A propósito, el presidente del IAU, contralmirante Leonardo Alonso, planteó la aspiración del Instituto no sólo de participar en los Fondos Concursables del Ministerio de Educación y Cultura, sino también de crear una categoría que asegure viabilidad para los proyectos. “El instituto tiene como norte brindar apoyo para que los proyectos científicos se desarrollen. Todos sabemos de la existencia de los Fondos Concursables. Nuestra aspiración es que los científicos jóvenes puedan llevar adelante proyectos antárticos, y no dentro del ámbito general de los Fondos, sino en un nicho exclusivo para ellos que asegure una partida específica para la investigación”, expresó el contralmirante.

Alonso agregó que Uruguay tendrá a disposición en breve dos plataformas flotantes que colaborarán con la investigación científica y logística: el buque Oyarbide y la embarcación Artigas.

Versos antárticos

Delia Musso, hija del fundador del instituto, fue la encargada de cerrar las actividades conmemorativas con la presentación de Versos antárticos, un libro de poemas que describe su visita a la Antártida en 1994. “Pude cumplir el sueño de mi padre: ver cómo se llevan a cabo proyectos científicos uruguayos de alto nivel. La Antártida es un lugar llamado a la paz, donde hay camaradería entre los representantes de los distintos países que comparten conocimientos y luchan por objetivos en común. Allí reside su importancia”, dijo la escritora.

Musso además destacó un hecho no menor: pensando a largo plazo, en 1991 se declaró en Madrid a la Antártida como una “reserva natural dedicada a la paz y a la ciencia”, por lo que se prohíbe hasta 2042 la explotación de los recursos minerales. “El hecho de que Uruguay sea uno de los 28 países miembros consultivos del Tratado Antártico le da derecho a tener voz y voto en la decisión de qué proyectos se llevan a cabo, en qué ubicaciones y cómo se auxilian. Hay que esperar hasta el año 2042, en que van a cesar los reclamos de soberanía, y se va a poder extraer minerales. Por eso Uruguay debe incorporar nuevos proyectos, para mantenerse al firme en la Antártida”, explicó.

Ante una pequeña porción de apasionados uruguayos que respaldaban a un grupito aún más escaso de ocho orientales que operan la estación meteorológica nacional a temperaturas casi siempre menores a los 0° C, Rosadilla concluyó: “Hace 25 años se logró subir un escalón más en una larga escalera que la nación está trepando y va a seguir trepando para alcanzar un sueño. El sueño de aquellos uruguayos que desde hace muchos años fueron visionarios de lo que había que hacer y se calzaron las botas para ir a hacerlo”.