Capacitación

El jueves, de 9.00 a 12.30, se realizará en la Sala de Conferencias de la Caja Policial (Julio Herrera y Obes 1466) una jornada sobre medidas alternativas a la prisión. La actividad está dirigida a jueces, fiscales, abogados, defensores y personal técnico y de seguridad del sistema penitenciario. También podrán asistir estudiantes y público en general. Se contará con la presencia de la jurista estadounidense Leslie Metzen, quien brindará una conferencia sobre capacitación de los funcionarios de la Oficina de Supervisión de Libertad Asistida, dependiente de la Dirección Nacional de Cárceles, Penitenciarías y Centros de Recuperación, y de los funcionarios de la Oficina de Penas Alternativas del Patronato Nacional de Encarcelados y Liberados.

“Me abrieron la puerta y me dijeron ‘váyase’. No tenía un peso, tenía que robar una bicicleta, un caballo, algo. Desde que te están dando la libertad te están incitando a que delincas, ¿qué más puede pasar si largás a una persona con una mano atrás y otra adelante?”, planteó en diálogo con la diaria José Luis Sánchez, liberado hace tres años de la cárcel departamental de Canelones. Esta situación se repite constantemente. Una productora rural que vive cerca de dicho centro penitenciario (ubicado a unos cinco kilómetros de la capital canaria) relató que es común que las personas recién liberadas llamen a su puerta por las noches para pedir leche o cualquier otro alimento, así como dinero para pagar un boleto de ómnibus que les permita volver a la ciudad de la que provienen.

Desde 1934 nuestro país cuenta con una institución creada para “readaptar socialmente” a las personas que hayan delinquido. Se trata del Patronato Nacional de Encarcelados y Liberados, que está bajo la órbita del Ministerio del Interior. la diaria dialogó con Jaime Saavedra y con Uberfil Monzón, director general y presidente honorario del Patronato, respectivamente, quienes asumieron sus cargos el 10 de agosto.

Respecto a la situación planteada, Saavedra respondió: “Es tal cual así. Estamos intentando disponer administrativamente que los presos salgan con por lo menos 100 pesos, es una cuestión que estamos discutiendo y que no es sencilla de resolver. Pero es tal cual, hay gente que sale a las 12 de la noche y no tiene plata para el ómnibus, eso es un escándalo, no puede pasar, pero pasa, hay que resolverlo”.

Saavedra explicó que el Patronato es “una estructura que no está preparada para responder adecuadamente a los desafíos encomendados por ley -la asistencia a los encarcelados, a los liberados y a sus familias, en diversas dimensiones-, y que está pensada desde la lógica del trabajo honorario básicamente, una estructura técnica, reducida en Montevideo y en el interior; en su enorme mayoría es de carácter voluntario. El funcionar en la lógica de carácter honorario hace que uno haga lo que puede con lo que más o menos va teniendo”.

Las autoridades apuestan a que esta realidad cambie para 2011. “La idea es, a partir del 1º de enero, en el marco de la creación del Instituto Nacional de Rehabilitación, tratar de transformar el Patronato en una estructura profesional de alcance nacional, y que se constituyan equipos técnicos a nivel regional que puedan responder más adecuadamente a los desafíos”.

Tu pasado te condena

El testimonio de Sánchez aporta otros datos comunes a cientos de casos. Relató que tiene 41 años y que no puede conseguir trabajo, “por donde pida salta que tengo antecedentes”. En mayo de 2009 se creó una ley (Nº 18.489) que autoriza al Patronato Nacional de Encarcelados y Liberados y a sus sedes departamentales a otorgar becas de trabajo a “encarcelados/as que gocen de salidas transitorias laborales, liberados/as, sus cónyuges, concubinos/as e hijos/as mayores de 18 años de edad, para la prestación de funciones en convenios laborales con instituciones públicas y privadas”. Sin embargo, la ley no se aplica. Sánchez contó su experiencia: “El Patronato tiene una bolsa laboral pero puede demorar un día o dos, tres, cuatro meses o un año; hasta ahora nunca me llamaron. Yo no puedo sentarme a esperar que un día salga algo, soy oficial pintor, fui encargado de hoteles, no toda la vida delinquí. Tengo oficios, tengo buena presencia. Me crié en un Consejo del Niño, después en la calle, vendiendo caramelos, vendiendo en el Parque Rodó, a partir de los 18 tuve antecedentes, quise conseguir trabajo pero con antecedentes no puedo. Lo único que pretendo es trabajar, tuve que vender la casa de mi padre para poder vivir estos tres años, he vendido ropa, la llevo gracias a los vecinos del barrio que me dan muebles para vender en la feria, a consignación, pero estoy aburrido de molestarlos pidiendo”.

Al respecto, Saavedra explicó que el impacto de la bolsa laboral “es reducido porque los presupuestos han sido escasos y porque la reacción de la sociedad en general es adversa para trabajar con personas con antecedentes”. La ley, que tuvo el año pasado una amplia difusión puesto que en cierto modo prometía nuevos horizontes, más bien frustra a quienes se acercan al Patronato. “Vienen con la aspiración lógica de conseguir trabajo, pero en realidad nosotros no podemos dar el trabajo, sólo podemos hacer el nexo, entonces se encuentran con que tienen que esperar y salen desilusionados”, dijo Saavedra. El jerarca precisó que no se cumple con la ley, que establece que las empresas de construcción que licitan con el Estado tienen que contratar al menos 5% de ex presos, porque “actualmente la industria de la construcción no tiene peones no calificados, y nuestra gente no tiene calificación”.

Monzón detalló otra situación: “Hay gente que contrata a ex presos y los negrea porque sabe que no consiguen trabajo en ningún lado. Es un régimen de esclavitud, les pagan chirolas, y eso los desestimula de tal manera que al final ganan más haciendo otra cosa que trabajando. La cárcel es perversa, pero la sociedad tiene mecanismos perversos”.

Hacer las cosas bien

Si la situación es pésima al salir, más oscura aun es puertas adentro. Monzón afirmó que “el gran objetivo es sanear las cárceles, no puede ser que sean el pudridero de personas, el gobierno no tiene derecho a crear lugares de pudrición de presos”.

Las autoridades del Patronato indicaron que aún desconocen cuál es el número de presos que realiza trabajos en los recintos penitenciarios. Hay contadas experiencias de chacras y bloqueras, también un taller de chapa y pintura y otro de carpintería en el Complejo Penitenciario (Compen, ex Comcar). Patronato apunta a que se multipliquen las experiencias de chacras y bloqueras para que un alto número de presos pueda recibir un ingreso económico.

Saavedra indicó que a partir del 1º de enero de 2011 habrá un nuevo escalafón que permitirá incorporar a más de mil operadores penitenciarios, entre ellos educadores, trabajadores sociales, psiquiatras, psicólogos y personal de custodia.

“Hay que pasar a un modelo penitenciario en el que los internos puedan ejercer los derechos que no les fueron quitados, porque en realidad los reclusos hoy tienen dos derechos de los que sí fueron privados: el derecho al voto y el derecho ambulatorio. Si quieren ejercer todos los demás, deben poder ejercerlos porque la Constitución así lo indica, y tenemos el mandato legal de facilitar que efectivamente eso sea así: que quien quiera estudiar, trabajar, capacitarse laboralmente pueda hacerlo”, sostuvo el director general.

Y agregó: “Si logramos que la educación, el trabajo, el deporte y la cultura en las cárceles sean un hecho, las probabilidades de reincidencia van a ser mucho menores a las que hoy tenemos. Si en este sistema perverso que tenemos hay 30% que no reincide, qué no sería si se hicieran las cosas bien”.

Para eso el Patronato se plantea coordinar con la Administración Nacional de Educación Pública, la Universidad de la República y con los ministerios de Educación y Cultura y de Trabajo y de Seguridad Social.

Saavedra señaló otro perjuicio de las cárceles: “Un chiquilín de 18 años que entró al Compen por una rapiña menor está dos años y sale hecho un perfecto delincuente, y va a ser mucho más peligroso que cuando entró bajo el clamor de la sociedad diciendo ‘métanlo preso’”.

Por su parte, Sánchez afirmó que “la cárcel ha cambiado mucho, ya no hay respeto por nadie, por la familia ni nada. Antes entrabas a una cárcel y te ofrecían termo, mate, una toalla; hoy en día te están mirando a ver qué pueden sacarte, tenés que soportar la impertinencia de los presos más la de la Policía”.

Las autoridades del Patronato intentaron resaltar la idea del “se puede”, que es necesario y posible lograr los cambios previstos, que hay mucha gente dispuesta a ayudar, a colaborar con que se den esos cambios. Para quien está en la situación de encarcelado y de liberado, los días son años, y cuanto más tiempo pase, más se agravará su vida cotidiana, así como la de la sociedad entera.