Las dos mayores centrales sindicales de España, Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CCOO), llamaron a manifestaciones en seis provincias, incluida la capital, Madrid. Bajo el lema “En defensa de las pensiones. No al retraso de la jubilación. La solución no es recortar la protección social”, se organizaron estas protestas contra la reforma del sistema jubilatorio propuesta por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, del Partido Socialista Obrero Español, que prevé aumentar la edad de jubilación de los 65 a los 67 años. Estas manifestaciones, las primeras con intención de ser masivas desde que Zapatero está en la Presidencia, hace seis años, fueron tibias. El diario español El País señaló que los discursos de los dirigentes sindicales atacaron más al responsable del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, que apoya la reforma, que al gabinete o al presidente, responsables de la iniciativa. Sí se recalcó en los discursos que los sindicatos defenderán “con uñas y dientes” los derechos de los trabajadores y que es “irresponsable” retrasar la edad de jubilación y provocar “un deterioro serio de las pensiones”, informó la agencia de noticias EFE.
La asistencia a las protestas también fue floja, quizás porque amenazaba con empezar a llover, o porque era un día laboral. Pero mientras que los sindicatos aseguraron que participaron unas 200.000 personas en las seis provincias, otras estimaciones rebajaron considerablemente la cifra. Por ejemplo, en Madrid, las centrales sindicales estimaron unas 70.000 personas, mientras que la empresa Lynce, en base a fotografías de alta resolución, estima unas 15.381. En Barcelona, los sindicatos apuntaron 50.000 asistentes, y la Guardia Urbana, 10.000. Incluso los dirigentes sindicales reconocieron en la interna que la participación fue “floja”, informó el diario español Público.
Las centrales convocaron a 57 movilizaciones en otros puntos del país hasta el 6 de marzo, y, si bien por ahora no está considerada la posibilidad de llamar a un paro nacional, son cada vez más los adeptos a la idea.
Más lejos llegaron los trabajadores griegos. Hicieron un paro nacional de 24 horas que comenzó ayer, convocado, también allí, por las principales centrales sindicales: la Confederación General de Trabajadores de Grecia (GSEE), la Unión de Funcionarios Civiles (ADEDY) y la organización sindical comunista (PAME), que nuclean a más de dos millones de trabajadores, la mitad de la fuerza laboral griega, indicó la agencia de noticias Reuters.
El primer paro general de sindicatos del sector público y privado tuvo como objetivo protestar contra las medidas de ahorro que anunció el primer ministro, el socialista Giorgos Papandreu, para superar la crisis económica. Con la meta de reducir 4% el déficit público el Ejecutivo quiere recortar los sueldos de trabajadores estatales y jubilaciones, reducir 10% el gasto social y aumentar algunos impuestos, y también evalúa, como España, aumentar la edad para jubilarse.
Las centrales sindicales informaron a EFE que 80%, tanto de los trabajadores públicos como de los privados, se adhirieron a la huelga y no fueron a trabajar. También afirmaron que quedaron satisfechos con lo que consideraron una muy alta participación.
Se convocó a dos manifestaciones al mediodía, en el corazón de la capital, Atenas, en las que la Policía indicó que había alrededor de 20.000 personas. Los sindicatos estimaron que participó al menos el doble. Los dirigentes de las centrales sindicales prometieron que seguirán los paros hasta que el gobierno los escuche. En las pancartas de los manifestantes se leía “no seremos nosotros quienes paguemos por la crisis de los ricos” o “el pueblo y sus necesidades son más importantes que los mercados”. Las oficinas públicas y universidades estuvieron totalmente paralizadas, mientras los hospitales atendieron sólo casos de máxima urgencia. Los trenes, aviones y barcos tenían sus servicios cancelados hasta hoy y gran parte del transporte público estuvo paralizada. Los medios de comunicación no transmitieron información en todo el día, y sólo algunos supermercados y tiendas abrieron, indicó EFE.
Algunas personas, 50 según la Policía, rompieron los cristales de comercios y trataron de atacar el edificio de la universidad, a lo que la policía antidisturbios respondió con gases lacrimógenos.
La huelga coincide con la visita de funcionarios de la Unión Europea, del Fondo Monetario Internacional y del Banco Central Europeo que revisan desde el martes la aplicación de las medidas anunciadas por el primer ministro, que dijo entender el malestar popular y aseguró que el Estado “no tiene más dinero”, mientras que los sindicatos reclaman que el gobierno ahorra en lo que no debería ahorrar, y exigen que los recortes se repartan de forma justa para que no sean empleados y jubilados los que paguen los efectos de la crisis.