Para alcanzar ese objetivo en este quinquenio será necesario evitar que “cierto carácter reformista” y algunas señales “de índole pragmática” terminen “echando por la borda” principios “fundacionales” de la izquierda, en cuya defensa no se puede “claudicar”. Ésas son algunas de las conclusiones plasmadas en un documento elaborado por el Frente Nacional de Trabajadores (FNT) del Movimiento de Participación Popular (MPP), entregado como insumo para la discusión que lleva adelante el Comité Ejecutivo del sector mayoritario del oficialismo.

Los sindicalistas interpretan que el MPP ha tenido un notable desempeño electoral en sus últimas comparecencias, pero proponen que ese proceso de crecimiento cuantitativo sea acompañado por un “mayor debate ideológico” a nivel interno. Para eso alientan a que el grupo -principal sostén de la candidatura de Mujica- encare una “reconceptualización” sobre la conformación de su base militante, y adelantan una opinión respecto a ese punto. “Es un dato comprobable [...] que el caudal de votos del MPP se encuentra en los sectores más pobres, en la clase trabajadora, en la clase baja o media baja. Esto no es un dato menor, ya que son éstos los sectores a los que nos debemos más que a nadie”, puntualiza el informe, que lleva como título “Los trabajadores, el MPP, definiciones y conceptualizaciones de clases”.

Las diferencias en materia salarial dentro de la organización, según afirman, muchas veces, generan “recelos y desconfianzas” entre los militantes, porque existen “brechas económicas” demasiado grandes (“Nos encontramos con situaciones de ingresos menores a 7.000 pesos y otras superiores a 100 mil”). El documento del FNT señala que las distintas agrupaciones del FA, incluido el MPP, generalmente “soslayan” que una de las principales “desviaciones ideológicas” que “siempre acecha” es la aspiración de convertirse en un “pequeño burgués”, una categoría que se ha ido “consolidando” en filas de la izquierda bajo una fachada de “élite pensante”. “A esta altura del partido decir intelectuales orgánicos sería una ofensa”, reflexionan los sindicalistas emepepistas, en referencia al concepto que popularizó en la primera mitad del siglo XX el político italiano Antonio Gramsci.

“Debemos dinamizar nuestra propia maquinaria política, valiéndonos de una de las herramientas más confiable e indiscutible, el ‘control político’, ya que la confianza política no es suficiente para transitar de forma firme y segura”, continúan en el FNT, que reivindica el rol de aquellos militantes sociales que no hacen distinciones entre las tareas cotidianas -como la propaganda y las contiendas electorales- y la eventual responsabilidad de asumir un cargo de gobierno. Este acento está en sintonía con un documento de autocrítica elaborado por el Comité Ejecutivo del MPP, que se publicó en la última edición del mensuario Participando. Allí los emepepistas establecen que la fuerza política con sede en Colonia y Ejido está “demasiado burocratizada” y alertan que el FA puede convertirse en un “partido tradicional grande” como el mexicano Partido Revolucionario Institucional (PRI, que estuvo en el poder entre 1929 y 1997), en el sentido de que su mayor objetivo sean “los cargos de gobierno, en lugar de los cargos de gobierno para el cambio”.

No para todos

Uno de los referentes del FNT, el bancario Luis Aguilar, considera que el crecimiento electoral del MPP no ha sido acompañado de “propuestas ideológicas de fondo”. “Muchos pensamos que es una discusión para dar ahora. Discutir qué principios y valores nos guían, porque hay formas de ver la vida que van más allá de alguien que arrima un voto”, manifestó. Aguilar asume que el FA es una “fuerza policlasista” que necesita “congeniar con intereses de todo tipo” para gobernar, pero eso no implica que “todos tengamos que asumir ese rol”. “Aspiramos a que la fuerza política se inserte en lo social y que lo social se inserte en la fuerza política. Si no hay ida y vuelta estamos liquidados”, continuó.

El sindicalista integra la lista 17 de la Asociación de Empleados Bancarios del Uruguay (AEBU), que nació hace unos seis años como una síntesis de la 1955 (que integró Hugo Cores) y la 3 (identificada con el Partido Comunista), que es mayoritaria en el Consejo Banca Oficial. “La alianza electoral [con el PCU] nació hace años, pero estos acuerdos dependen de las características de cada sindicato. En otros lugares tenemos diferencias metodológicas y propias de prácticas cotidianas, pero no ideológicas. Ambos somos sectores con fuertes convicciones ideológicas, nosotros definimos por la liberación nacional y el socialismo y resulta lógico que haya más acercamientos con los compañeros del PCU que con otros sectores del FA, más allá de las diferencias históricas”, explica el militante del FNT.