Volveré

Sin hablar de Montevideo, el líder de Alianza Nacional (AN), Jorge Larrañaga, cerró el acto del sábado afirmando que “éste es el nacionalismo popular, el nacionalismo”. Con miras a 2014, Larrañaga dijo que el PN “precisa que este sector del nacionalismo sea la esperanza; si quiere tener chance en la próxima instancia electoral, AN debe ser mayoría”, aseguró.

Dos hechos caracterizaron el Congreso de la 250 que podrían tomarse como un “cambio de cultura” en la forma de hacer política de los blancos. Por cuatro horas los congresales debatieron informes preparados en reuniones previas, y después sí, terminaron escuchando discursos. Gandini aseguró que la lista busca retomar, con la modalidad de congresos a cuatro años de las elecciones, “el camino que muchos iniciamos con Wilson” y “cambiar nuestra cultura: los blancos estamos acostumbrados a venir a una reunión a sentarse, escuchar y aplaudir, participar de esa manera”.

Los congresales también marcaban una diferencia. Debían ser integrantes de alguna organización social, desde sindicatos a comisiones barriales o cooperativas, y esta impronta se notaba al ver que Gustavo Macedo, secretario general de la Federación Uruguaya de Magisterio y prácticamente el único dirigente blanco del PIT-CNT, integraba la mesa del congreso.

Algunos temas sonaban extraños para un mitin nacionalista. El actor de teatro Roberto Jones, también de la agrupación, recordó que este año se cumplen 35 años de cuando “el dictador Bordaberry” clausuró El Galpón, expropió sus bienes y obligó a todos los integrantes a “huir al exilio”. Aunque reconoció “grandes diferencias ideológicas” con la dirección del teatro, homenajeó al director Atahualpa del Cioppo, fundador de El Galpón y militante del Partido Comunista. Más adelante, al fundamentar para que la agrupación adoptara el nombre de Gutiérrez Ruiz, Macedo recordó que “Bordaberry y Videla son los responsables de su muerte”, y aludió a Pedro Bordaberry y al sector blanco que hoy recolecta firmas: “Cuando hoy se criminaliza la juventud y se sale a juntar firmas para bajar la edad de imputabilidad, debieran referirse también a ese pasado, a ese terrorismo de Estado que borró de la faz de la Tierra a ciudadanos ilustres del Uruguay”.

Gandini explicó a la diaria que se eligió El Galpón como lugar de reunión porque “al Galpón venimos todos, y hay un montón de manifestaciones de la cultura que no tenemos que dar por ajenas, el carnaval por ejemplo. Hay que desafiar a partir de estos símbolos”. El diputado por Montevideo destacó que Matilde Rodríguez, viuda de Héctor Gutiérrez Ruiz, es la presidenta de la agrupación, “y fue presidenta de la comisión pro referéndum en 1989 cuando yo voté la Ley de Caducidad”. “Son símbolos que hablan de algunas cosas, somos diferentes dentro del partido”, consideró.

En su discurso ante el congreso Gandini reflejó estas diferencias. Dijo que en parte las elecciones nacionales de 2009 se perdieron porque a algunos “nos costó mucho llevar adelante una campaña con Lacalle como candidato. No podemos ocultar estas cosas, por nuestra impronta y por nuestro arraigo, por nuestro compromiso social, nuestro trabajo cercano a la gente, tuvimos dificultades para convencer de que nuestro modo de entender el futuro estaba encarnado en la figura de Lacalle”. Aseguró que los blancos nunca le ganarán al Frente Amplio (FA) “si creemos que es un fenómeno político. El FA es esencialmente un fenómeno cultural que ha logrado dominar la cultura en el sentido amplio, y se ha apropiado -y lo hemos dejado- de algunas banderas como si le pertenecieran”.

En diálogo con la diaria Gandini definió la agrupación como “radical con los principios fundamentales; liberales; y asumimos compromisos que son muy típicos de la izquierda en este país, pero que no le pertenecen”. En virtud de este énfasis y en relación al eventual retorno del senador del FA Jorge Saravia al PN, Gandini dijo que “estaría bueno conversar con él el día que se decida”.

Ese clavo

En el congreso fueron varios quienes reclamaron que la alta dirigencia del PN tenga “actitud y compromiso más urbano”, y se convocó a comenzar el trabajo político -no electoral- en la capital. Un informe leído en el Congreso señala que el PN “es una muy buena máquina electoral, pero tiene falencias como organización política”, y critica la forma como se eligen los candidatos en Montevideo: “Esperar a ver cómo nos va en la nacional para definir los candidatos a intendentes es condenarnos al fracaso electoral”.

El ex candidato a intendente por Alianza Nacional, Javier de Haedo, dijo que el PN “actúa como si las elecciones de Montevideo y Canelones fueran accesorias, porque se dan por perdidas, y se los manda a la cancha [a los candidatos] sin demasiado apoyo. Otros no sólo no apoyan sino que molestan bastante”, contó. Aunque reconoció que lo importante sería fijar una estrategia a largo plazo, dijo no ser optimista de que la alta dirigencia se comprometa a eso: “A ese nivel están ocupados en otras cosas, y no creo que cambie la visión respecto a las candidaturas y los tiempos políticos electorales en Montevideo”.

En el mismo sentido, Gandini aseguró que no hay candidato, “por bueno que sea, capaz de asumir si el partido toma esa decisión en enero del año electoral”. A cuatro años de las próximas elecciones departamentales, el diputado dijo a la diaria que todavía “no es tiempo de candidaturas, aunque no falta tanto”, y sugirió que se deberían comenzar a proponer este año y con tiempo, como lo hace el PN en el interior. “Hay que generar condiciones atractivas para que varios sientan que es una oportunidad y un honor ser candidato, y no que se genere aquello de que era un sacrificio o una misión que el partido te encomendara, seis meses antes, ser el candidato”, señaló. Gandini aseguró que “si el partido le da relevancia a ese tema y hay condiciones para creer que vale la pena, me encantaría ser candidato”.