Un “salto de rana” tecnológico (leapfrogging) se da cuando -por ejemplo- un país en vías de desarrollo se “saltea” un paso en el proceso de avance más usual. El ejemplo clásico es el de países con poca infraestructura de telecomunicaciones que despliegan redes celulares en lugar de cableado de cobre, pero podemos nombrar casos concretos como el uso del etanol para motores multicombustible en Brasil o el desarrollo de servicios financieros por SMS en Kenia, donde la bancarización es mínima.

El Plan Ceibal es seguramente nuestro mejor ejemplo: en un momento en que había enormes debes en la enseñanza de informática en las escuelas, se abandonó casi por completo el concepto de la informática como materia en un salón y un horario aparte para colocar la herramienta en las manos de los alumnos y que se apropiaran de ella, atravesando transversalmente toda la formación. Afortunadamente, la cosa no se quedó ahí, ya que desde esa plataforma se siguen dando saltos que están colocando a la educación uruguaya -tan discutida últimamente- a la delantera de la mayoría del mundo en varios aspectos.

Un ejemplo de esto es una sucesión de “juegos” que desarman el concepto de juego educativo, integrándose no sólo a la currícula sino funcionando como eje central de grandes actividades educativas. El primero de éstos fue “Cazaproblemas” (desarrollado por Trojan Chicken), mediante el cual 300.000 niños jugaron con lo que eran ejercicios de una olimpíada de matemática y más recientemente “Ajedrez y Leyendas” (Batoví) donde 35.000 niños aprendieron ajedrez en un juego diseñado para enseñar y luego competir en la olimpíada de ese deporte.

Recientemente se anunció lo que podría implicar un nuevo “salto de rana” pero que tiene un potencial enorme de trascender al Plan Ceibal y ayudar a Uruguay a entrar de una buena vez en la era de los libros -y otros contenidos- digitales. No es que en nuestro país no se consuma contenido digital: muy por el contrario, investigación tras investigación demuestra que la práctica aumenta, pero donde existe un enorme rezago es en la adaptación de las industrias culturales, ya que si conseguir contenido nacional pirata en línea es difícil, lo es aún más obtenerlo en forma legítima.

El año pasado se lanzó la Biblioteca Ceibal y, durante la última Feria del Libro, “Un mundo de libros en mi compu” que mediante la plataforma CREA amplía la oferta de lectura con 90 libros de clase seleccionados por ANEP, que pueden ser descargados sin costo por alumnos de primaria, secundaria y UTU. De por sí esto resulta muy importante como una oportunidad de igualar oportunidades a niños en cualquier lugar del país y de todo nivel socioeconómico. Los libros escolares se vuelven más ubicuos (disponibles en todo lugar y momento) de la misma forma que los servicios de almacenamiento en la nube como Dropbox o Evernote nos dan acceso a nuestros archivos. Por otro lado, se evidencia el fenómeno de la convergencia digital, donde no sólo el libro se integra en la plataforma sino que -como fue anunciando para un lanzamiento próximo- se combinan posibilidades de los medios que convergen (libro y computadora) para brindar experiencias que ninguno puede dar por separado (libros interactivos).

Para lograr esto, Ceibal debió negociar con las editoriales que por primera vez ofrecerán esos libros en formato digital. Y según lo anunciado, esa misma plataforma crecerá incorporando la posibilidad de comprar ésos y otros títulos para descargarlos en otros dispositivos. Este proceso se da casi a la inversa que en el resto del mundo, donde primero fueron titanes del entretenimiento como Amazon los que comercializaron libros digitales y más adelante Apple, a través de su tienda de libros, anunció con bombos y platillos la incorporación de libros de clase “enriquecidos” con elementos interactivos. En Uruguay se necesitó aparentemente ese salto donde los libros digitales llegaron directo a la educación y sin costo, para que el resto de nosotros pueda acceder a ellos. Todos escuchamos decir que los niños son el futuro, pero parece que en algunos casos también lo traen guardado en sus XO.