-¿Qué extraña de ser ministro de Trabajo y Seguridad Social?

-Es distinto. En un primer momento, cuando me preguntaban eso yo decía que la carga horaria es más o menos la misma: full time. Pero las consecuencias de los problemas son mucho más graves acá. Además, ahora muchas veces me llega información de cosas que no se pueden resolver pero que traen una carga de estrés mayor que en el Ministerio de Trabajo; a pesar de que era complejo, era más tranquilo.

-¿Usa Facebook, Twitter, Ask o alguna red social?

-No.

¿Cuántas funciones sabe manejar desde su teléfono celular?

-No las tengo contadas pero unas cuantas manejo, mando y recibo emails.

-¿Quién le puso Bicho?

-Cuando estaba preso en el 13 de Infantería, en 1972, recibía cartas de mi compañera de aquel momento, la madre de mi hijo mayor, que también estaba presa. En esas cartas a nuestro hijo lo nombrábamos “bichito", pero un día la carta empieza diciendo “¿Qué dice mi bicho grande?”, y bueno..., las cartas circulaban entre los presos, y ahí me quedó "el Bicho”.

-Fue sindicalista mucho tiempo en la industria de la pesca. ¿Cómo ve a los sindicatos policiales hoy?

-Son diferentes. En aquella época, en la pesca había viejos sindicalistas de la industria frigorífica, con ideas claras de lo que era un sindicato, más allá de que había gente nueva que incorporaba novedades. Me acuerdo de una asamblea en la que se discutía si defender el robo; los muchachos nuevos decían que sí y los viejos sindicalistas decían que no, que el robo no se podía defender, que era una solución individual a problemas colectivos. En los sindicatos policiales hay poca gente con experiencia y muchas veces hacen reivindicaciones equivocadas. Es una actividad sin tradición sindical, entonces todavía están buscando su camino.

-¿Que ha sentido al desalojar una ocupación por la fuerza?

-Hasta ahora no ha habido una desocupación por la fuerza. Se hicieron sobre la base de la negociación, entre los que están ocupando y la Policía, que tiene derecho a ejercer la fuerza aunque no lo haga. Siempre se pone como ejemplo la ocupación del liceo 70 del Cerro, diciendo que fue desocupado por la fuerza, pero no fue así, fue una desocupación acordada. Lo que pasó es que fuera de la desocupación y la negociación hubo un corte de los accesos a Montevideo, por gente de otros sindicatos, y ahí la Policía actuó, no en el marco de una huelga sino del decreto que impide el corte de calles, y actuó inmediatamente. Pero no hubo una desocupación por la fuerza.

-En las últimas elecciones fue jefe de campaña de Mujica. ¿Cuál fue su estrategia?

-En realidad, hubo un jefe de campaña formal que fue quien determinó la estrategia comunicacional; lo mío era la estrategia política desde otro lugar. La estrategia política consistía en marcar los logros muy grandes del gobierno: había bajado el desempleo, aumentado los salarios, encauzado la cuestión productiva, accedido a nuevos mercados, y la propuesta fue que había que profundizar lo que se había hecho. La idea era que se había logrado mover al país, que había sido paralizado por los gobiernos anteriores, como el de coalición blanquicolorada de [Jorge] Batlle, al que los blancos, aunque se retiraron del gobierno, le siguieron dando mayoría parlamentaria. Tuvieron una estrategia para enfrentar las crisis internacionales que nos hundió más en la crisis, cortando el gasto social, disminuyendo los salarios, aumentando el desempleo, todo lo que siguen diciendo los economistas que pertenecen a eso partidos cuando viene una crisis. En realidad, el gobierno de Tabaré Vázquez y ahora el gobierno de Mujica pasaron por crisis muy importantes de Estados Unidos y Europa, pero las resolvieron con la receta contraria: mantener el gasto social, mantener el marcado interno activo sobre la base de salarios fuertes; creo que han sido exitosos en eso. Entonces lo nuestro era apostar a la continuidad de un modelo. Y creo, aunque no era la pregunta, que el gobierno de Mujica se ha mantenido en eso y que los logros de un gobierno generan nuevas demandas que están planteadas ahora con más fuerza que en el fin del gobierno de Vázquez. Entonces hoy, además de apostar a una continuidad en los aspectos que mencionaba, hay que atender nuevas demandas.

-De alguna manera en su vida pasó de preso a policía. ¿Qué lo podría llevar a volver a la condición de preso?

-Uno cuando se plantea posibilidades lo hace de acuerdo a las realidades. No veo en realidades futuras una modificación tan fuerte, en el sistema económico social y el sistema democrático, que me pueda llevar a una posibilidad así.

-¿Cuánto le costó al Frente Amplio (FA) hacer de la seguridad un tema de Estado?

-Es que yo no sé si se logró transformarlo en un tema de Estado. Después de ganar las elecciones nos planteamos tres temas: la educación, la seguridad y la energía, y fuimos a conversar con los partidos de la oposición a los efectos de tener políticas comunes. Y elaboramos un documento muy importante para impulsar posiciones comunes, pero los partidos tradicionales han tenido posturas muy duras criticando lo que estamos haciendo: han votado la censura al ministro del Interior en la Cámara de Diputados -solamente no lo votaron el FA y el Partido Independiente-, entonces yo creo que aún no se lo ha podido encarar como política de Estado, pero hubiéramos querido hacerlo así.

-Pedro Bordaberry y Luis Alberto Heber, entre otros, han dicho que usted mató por la espalda, en una parada de ómnibus, a un policía. ¿Qué pasó?

-Esto lo he dicho una cantidad de veces y voy a seguir diciéndolo igual. Cuando me interrogaron sobre esto lo hicieron con testimonios de compañeros torturados. Y yo, también bajo tortura, no negué la acusación. Cuando me volvieron a interrogar, ya en democracia, de acuerdo a la Ley de Pacificación, dije que no iba a ratificar lo que había sido obtenido bajo tortura, pero afirmé que me hacía responsable -junto con mis compañeros- de todas las decisiones tomadas en aquel entonces.

-¿A cuánta gente ha echado como ministro del Interior?

-Creo que el promedio de bajas de policías, por corrupción u otras situaciones, está en unos 200 por año.

-¿Y a cuántos ha contratado?

-A muchos más. Cuando entramos al Ministerio del Interior la Policía tenía unas 800 vacantes, pero además en la Ley de Presupuesto se crearon unas 1.600 vacantes para la Policía y otras tantas para operadores guardiacárceles civiles. Estas últimas no las hemos cubierto todavía: cubrimos unas 500 y ahora vamos por unas 500 más. Pero las de la Policía las hemos cubierto todas, se crearon además nuevas vacantes en la Rendición de Cuentas y fueron llenadas. Diría que hemos contratado a más de 4.500 personas contando las vacantes que generaran las bajas, los retiros y las que se crearon.

-¿Tiene gente en su entorno que fume marihuana?

-Debo de tener por que a esta altura es algo bastante extendido, pero no tengo claro quién.

-¿Probó Viagra?

-No. Capaz que algún sustituto...

-¿Fui chequeado por Inteligencia antes de que me permitieran estar tan cerca de usted en este mano a mano, solos en su despacho?

-No. Usted pide la entrevista como integrante de un medio de prensa conocido y reconocido, así que supongo que ese medio de prensa tendrá algún tipo de razón para contratarlo.

-¿Qué es lo que más le calienta en la vida?

-No sé, hay varias cosas: la deshonestidad intelectual, la injusticia flagrante...

-¿Es calentón?

-Aunque a veces no parezca, sí.

-Su esposa, la diputada del MPP Susana Pereyra, ha ido a ver a Peñarol junto a la barra brava y ha cantado canciones que dicen, por ejemplo: “aunque no quiera la Policía". ¿Cómo se procesa eso en el hogar?

-No se procesa; ella es de Peñarol. Hay problemas que se generan en la barra brava que no se arreglan dejando de ir. Ella lo vio en la Ámsterdam, yo lo vi por la tele. Hemos ido juntos a clásicos y cuando subimos al Palco Oficial, ella agarra para la derecha y yo para la izquierda.

-¿Tiene vicios?

-¿Qué son vicios? No fumo, no consumo drogas, tomo vino o alguna otra bebida de vez en cuando, pero no lo considero vicio.

-Al momento de ver una película, ¿qué prefiere: policial, comedia, drama o porno?

-Depende de la situación en que uno esté, porque a veces uno llega casa y no quiere nada, entonces ahí veo una policial. Drama: para eso uno tiene que estar tranquilo. Las comedias a veces actúan como las policiales. Porno en televisión no pasan y, por otro lado, yo no llego a eso.

-¿Dónde guarda las viejas consignas tipo “yanquis go home" o " nacionalizar la banca”?

-No es que las guarde. Las consignas responden a determinados momentos y forman parte de una estrategia para cambiar la realidad. En ese momento, cuando esas consignas guiaban toda una práctica, se levantaban en toda Latinoamérica sobre la base de un fuerte antiimperialismo -que mantengo- y se entendía que la inserción imperialista se mantenía en la propiedad de la tierra, la banca, el comercio exterior, parte de la industria y la deuda. Estos cuatro elementos que elaboró el Congreso del Pueblo en 1965 luego los tomó la CNT en 1966, el FA en 1971 y varias organizaciones de izquierda. Estas consignas siguieron pautando el comportamiento de la izquierda, con variaciones. El tema es cómo uno se hace ahora del ahorro nacional, porque eso iba unido a una estrategia, a una política internacional, a la existencia de un mundo diferente. Hoy esas dos consignas, guardadas o exhibidas, no transforman la realidad. Lo que transforma la realidad es la práctica política.

Si se propone "Disuélvanse las Fuerzas Armadas del Uruguay y destínese 50% de su presupuesto al Ministerio del Interior y otro 50% a la educación", ¿qué vota?

-Voto por el No. Eso es efectista y simpático para mucha gente, pero la función de las Fuerzas Armadas en defensa del territorio puede haber adquirido otra forma. Estamos peleando en Naciones Unidas para que se transformen las 200 millas marinas del país en 350, y esas 350 millas no las va a defender la Policía. Las tienen que defender las Fuerzas Armadas con más presencia en el agua y en el aire. El argumento efectista de que no podemos ganar ninguna guerra no es válido, la defensa del territorio significa que tiene que existir quien lo defienda. Quizá lo que tiene que existir sea una fuerza adecuada a nuestra situación y a nuestras condiciones, pero el criterio de disolverlas es equivocado.

-¿Cómo están reaccionando los narcotraficantes frente a la inminente regularización de la marihuana?

-La verdad es que no tengo claro cómo están reaccionando, me imagino que a muchos no les gusta.

-¿Dónde guarda su dinero?

-No tengo dinero guardado, ni en el banco ni en la casa.

-¿Alguna vez apuntó a un ser humano con un arma y presionó el gatillo?

-No.

-¿Cuál ha sido su decisión más difícil como ministro?

-No me lo he planteado. Supongo que hubo más de una, pero ninguna que no me haya dejado dormir.

-¿Qué metas quiere ver cristalizadas antes de que termine este período?

-El Ministerio del Interior es a esta altura el ministerio de la seguridad; en algún momento se hablaba del Ministerio del Interior como un ministerio político, eso era en otra época, yo creo que no lo es más. Hoy es el ministerio de la seguridad y ésta se logra mediante un buen sistema de actuación de la Policía. Por eso hemos planteado tener una Policía adecuada, porque no la teníamos. Teníamos una Policía que hizo su despliegue en 1940, tenía una tecnología de 1960, antigua y que no funcionaba, tiene una ley orgánica de 1971... Una policía represiva, militarizada. La ley orgánica indica eso, y todavía luego de esa ley viene un golpe de Estado y se subordina la Policía al Ejército. Entonces la aspiración mayor es tener una Policía adecuada, una Policía cercana a la gente y muy preventiva. Hasta hace poco acá se premiaba cuando se detenía a alguien y se lo llevaba a juez, y eso llevaba a que los comisarios trasladaran personal de las áreas preventivas a las represivas. Nosotros estamos dando vuelta eso, estamos generando una Policía de proximidad, estamos tratando de premiar a aquellos que evitan que se cometan delitos -sin dejar de premiar cuando alguien tiene actuaciones por las que descubre cosas importantes que pasaron-, lo fundamental es tratar de evitar que se cometan los delitos. Dejar instalada una Policía de esas características sería lo más importante. Hay gente que no mide lo que estamos haciendo por eso sino midiendo si año a año aumentaron o disminuyeron los delitos. Choca el tratar de fortalecer la acción policial agregando más policías a una forma equivocada de actuar, con una organización adecuada que incorpore policías pero que no reitere los errores. Hemos incorporado unos 4.800, pero a una Policía que se está reestructurando; entonces, si bien durante dos años disminuyeron los homicidios, no pudimos evitar que dejaran de aumentar los hurtos y las rapiñas. En este tercer año están bajando las rapiñas y los hurtos. Los hurtos bajaron todo el año de forma importante, las rapiñas empezaron a bajar desde junio, por lo tanto el crecimiento que hubo hasta mayo todavía no lo dimos vuelta aunque estamos cerca, y aumentaron los homicidios.

-De las 4.800 personas que entraron como policías, ¿qué porcentaje se imagina que entró por vocación y qué porcentaje por necesidad?

-No puedo dar porcentajes. Lo que sí sé es que un policía hoy ingresa cobrando 19.000 pesos más la tasa de preventos represivos, que lo hace llegar a los 20.000 pesos, más las horas de 222 con las que puede llegar a unos 25.000. Entonces no es como última opción que llega a policía. Hubo un momento, cuando cobraban 4.000 pesos, que era la última opción frente al desempleo. En este momento el desempleo es el más bajo de la historia de Uruguay, existen oportunidades y, sin embargo, se registra la mayor cantidad de aspirantes a la Policía, ya sea para personal subalterno u oficiales, lo que permite que se pueda seleccionar de forma distinta. En algún momento se forzaban las pruebas para que el que se había anotado quedara adentro. Ahora se anotan muchísimos más y hay posibilidad de seleccionar.

-Tabaré Vázquez, desde la presidencia, nombró a los medios que, a su entender, operaban políticamente. Desde este gobierno se generaliza, se habla mucho de los medios pero nadie da nombres. ¿Qué medios hacen una guerra sucia? ¿Se anima a nombrarlos?

-Hay medios que… yo no sé si es el medio… pero hay periodistas de El País que me han dicho que me hacían una nota o me la inventaban. Otros periodistas me han hecho la nota y salió tal cual la hicieron pero con títulos que inducen a cosas distintas. Y después hay periodistas del mismo diario que hicieron la nota y sale como la hicieron, sin títulos engañosos.

-¿Es más responsabilidad de los periodistas que de los medios y sus directores?

-No, porque muchas veces me dicen que los títulos no los pone el periodista, los pone el secretario de redacción o el editor. El otro día salió en El País un enfrentamiento entre Daniel Olesker y yo que nunca existió.

-¿Está de acuerdo 100% con la llamada cárcel VIP de Domingo Arena, donde están presos los militares y policías violadores de los derechos humanos durante la dictadura?

-Si lo que se pregunta es que estén separados de los presos comunes, estoy de acuerdo.

-¿Y si la pregunta es si está de acuerdo en que estén separados en un lugar notoriamente mejor a donde están los presos comunes?

-No espero para los presos comunes que estén peor, yo quiero para los presos comunes que no haya hacinamiento, quiero que tengan oportunidades de trabajo, de estudio, que tengan acceso a la educación y la cultura, al deporte, y la dificultad que tenemos para lograr eso es que la cantidad de presos es muy grande. A pesar de eso estamos haciendo todos los esfuerzos para tener más cárceles que permitan que los presos no estén hacinados. Y si no aspiro a eso para los presos comunes no lo aspiro tampoco para los otros presos especiales, lo que pasa es que como son menos es mucho más fácil tenerlos en condiciones adecuadas. Yo cuando estaba preso no quería dejar de estar preso para que el que me tenía preso estuviera en las mismas condiciones que yo. Yo quería dejar de estar preso para transformar la sociedad, en la transformación de esa sociedad incluía determinada política para los presos.

-¿Qué auto tiene?

-Un Suran.

-¿Recuerda cuánto le salió?

-No. Lo compró mi señora, pero debe haber sido arriba de 18.000 dólares, una cosa así. Hace unos tres años y medio, no está todo pago todavía.

-¿A dónde fue por última vez de vacaciones?

-La última vez fui a Santa Teresa, donde he ido los últimos cinco años. Este año no voy a ir, iré a Parque del Plata, supongo.

-¿La “barra” del presidente es el poder en las sombras?

-Eso es una leyenda. Entre los que el presidente puso están los más cercanos a él, pero tienen mucho menos coordinación entre ellos de la que deberían tener. Así que no sé si existe exactamente “la barra del presidente”.

-¿Salió algunas vez con prostitutas?

-Salir no... ¿si alguna vez estuve? Sí, alguna vez estuve.

-¿Cuál es el mejor consejo que le han dado en su vida?

-Me han dado un montón de consejos valiosos... Lo que pasa con estas peguntas tipo ping pong es que, o uno ya lo tiene procesado claramente y cuando le preguntan lo dice, o lo hacen pensar…

-No tengo apuro

-No, ahora no, pero capaz que me hace pensar y hoy de noche pienso “¡pah, era tal!”. Pero ahora no va a salir.

-¿Qué hace cuando le piden monedas en un semáforo?

-He dado pero no siempre. Cuando me piden monedas por limpiar el parabrisas, pero en general no manejo. Hay formas y formas de pedir. Cuando hacen malabares doy más.

-¿Cuántas cerraduras tiene la puerta principal de su casa?

-Una.

-¿Qué se puede hacer con los delincuentes irrecuperables?

-Insisto con lo que dije y voy un poquito más allá. En nuestro país no hay gente que no vaya a salir en libertad, salvo que le pase algo como una enfermedad, autoeliminación o que tenga un problema con otro preso. Pero, en general, van a salir. Lo que vayan a hacer al momento de estar afuera tiene que ver con lo que nosotros hicimos con ellos cundo estaban adentro.

-¿No cree que hay gente irrecuperable?

-Creo que hay sí y que va a salir. Hay gente que es muy difícil de recuperar; por ejemplo, los que cometen delitos sexuales, es muy difícil recuperarlos, así como a los que participan en determinado nivel del narcotráfico. De todas maneras, hay que tenerlos separados de aquellos a los que puedan influenciar negativamente. En este país no ha habido clasificación de presos. Recién ahora estamos instalando un centro, a partir del proyecto de ley del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) que está en el Parlamento, en el que se establece que cualquiera que sea detenido y procesado no va a la cárcel directamente, sino que tiene que ir a un centro de diagnóstico donde se establece qué tipo de tratamiento tiene que recibir. Tiene que estar quince días por lo menos en el centro de diagnóstico, donde un equipo de psicólogos y asistentes sociales determinará qué tipo de tratamiento tiene que recibir. Los irrecuperables pasarán también por allí para que un técnico diga: “éste es muy difícil de recuperar”, “este otro no tanto”, y así determinar qué tipo de tratamiento va a tener cada uno. Eso se lo dejaremos a los técnicos.

-Lucía Topolansky propuso avanzar hacia una nueva Constitución. ¿Qué piensa?

-Estoy de acuerdo. El problema son las condiciones que existen y tener un proyecto claro de algunas cosas que se quieran transformar. Mucha gente de izquierda va a decir que tenemos que ir a un sistema parlamentario unicameral, pero hay otras cosas que habría que ver y después, si uno se plantea determinadas cosas que no tiene la menor posibilidad de concretar ahora, habría que hacer campaña por una nueva Constitución en lugar de hacerle un cambio. Hay que afinar los contenidos, creo que la izquierda no tiene procesados esos contenidos todavía. Es hora de que comience a hacerlo.

-¿Le han robado?

-Me han intentado robar en la calle. En 1985, a una cuadra de Avenida Italia y Caldas, y en 2007, en Suiza, en Ginebra, en la conferencia de la Organización Internacional del Trabajo. En mi casa, cuando vivía en Paso de la Arena, me robaron una chancha; tenía dos y se llevaron una, en el 93. Y a mi señora le han querido robar varias veces.

-¿Quiere volver al Parlamento?

-Yo qué sé, no va a ser una decisión mía, sino de la fuerza política. Calculo que en alguna lista voy a estar, no sé si para volver o para rellenarla, pero en alguna lista voy a estar.

-¿Cuál es el principal defecto de la oposición?

-Que no tiene proyecto. No tiene proyecto económico, social ni político, entonces su forma de hacer oposición no es buena. Ellos fueron los últimos representantes de un modelo fracasado, nos dejaron un Uruguay fracasado y el FA en los dos gobiernos ha creado un modelo exitoso. Bajó el desempleo, aumentó los salarios, aumentó la diversidad y la producción energética, ha mejorado las rutas internas, mejoró la producción, los mercados. Y la oposición lo que hace es elegir temas, pega en los problemas pero no es capaz de levantar un modelo. Cuando nosotros éramos oposición había un modelo que no permitía el funcionamiento del país, ese modelo tenía elementos que fracasaron. Ahora dicen “¡gastan mal!”, cuando generaron dos gasoductos para traer gas por cañería de Argentina, a caballo de las privatizaciones que hizo [Carlos] Menem, y gastaron 183 millones de dólares. Se acordó qué peaje se iba a pagar por la cantidad de gas que iba a pasar, el gas que ha pasado de ese porcentaje calculado es de 5% y se paga por 100% de lo que se calculó. Después te hablan de negocios fracasados con soberbia, sin recordar los errores que cometieron como gobernantes, terribles errores. Hace poco hicieron un foro, “Mercosur sí o Mercosur no”, y olvidan que Uruguay en 1999 entró en crisis por su dependencia de Brasil. El 13 de enero de 1999 Brasil devaluó y quedamos colgados de Argentina. Entonces se dio una discusión, importante, sobre si devaluar o seguir atrás de Argentina; el gobierno decidió ir atrás de Argentina y luego de la crisis de ese país, en 2001, tuvimos la del 2002. Me hablan de profundizar, de ampliar los mercados, y dependimos sólo de Argentina. No le podíamos vender nada a nadie porque ir colgados de Argentina significaba tener un atraso cambiario terrible. Hoy Uruguay amplía sus mercados y defiende el Mercosur, pero ¿cuánto es el comercio con el Mercosur?: 30% Caen en lugares comunes que no se sostienen. Es horrible la oposición uruguaya, no tiene sustento porque no tiene modelo. Lo que quiere es pegar, pegarle al gobierno una y otra vez, pero al modelo que lleva adelante el gobierno no le oponen otro. Probablemente, cuando lleguen de vuelta las elecciones van a decir: “esto está bien y somos capaces de hacerlo mejor”. Y lo que van a hacer es seguir el camino de toda la derecha latinoamericana: toman la política de los gobiernos de izquierda o progresistas y dicen que lo harían mejor. No lo harían mejor porque no creen en el modelo, y creen que con eso es posible engañar a la gente.

-¿Cuál es el principal defecto del oficialismo?

-Primero, lo obvio: los tiempos del Legislativo y del Ejecutivo no son los mismos, el Legislativo va más lento y se necesita ir más rápido. Muchas veces no se entiende que todo lo que hagamos ahora le da más posibilidades al próximo gobierno. Tenemos que avanzar lo más rápido posible. Si tenemos que iniciar un puerto de aguas profundas, es ahora; si queremos explotar el ferrocarril, es ahora. Muchas veces hay valoraciones políticas que tienen que ver con las fuerzas políticas que participan en el gobierno. Creo que hay que poner el pie en acelerador.

-Los menores infractores violentos han logrado que la población le tenga miedo a cualquier adolescente con gorrita con visera. ¿Cómo se sale de eso?

-Es una linda pregunta. Desde los 90 en delante surgió una subcultura, marginal y delincuente, que pesa cada vez más, y su existencia lleva a niveles de delincuencia mayores, incluso a una participación de menores mucho más grande de la que se reconoce, que genera ese miedo y por tanto influye en la cultura dominante. Entonces, o tenemos un fortalecimiento cultural fuerte que termine con esa subcultura -y que además modifique esos valores-, o no salimos correctamente. Desde antes de ser ministro del Interior he planteado que tanto las políticas policiales solas como las políticas sociales solas fracasan; tiene que haber una integración hasta para combatir la delincuencia. Sin embargo, no siempre se lo concibió así. Y a eso que decía antes le agrego políticas culturales que nos hagan ver esto de manera diferente. Nosotros empezamos a discutir si hay que bajar la edad de imputabilidad, si hay que bajar las penas, aumentaras o dejarlas como están, pero si seguimos discutiendo así no vamos a ningún lado. Hoy tenemos que discutir qué políticas de rehabilitación hay que llevar adelante, porque las que hemos llevado adelante, sobre todo respecto de los menores, han fracasado, los hemos metido en el INAU, con un lindísimo discurso y con un instituto que no da el tono con el discurso que hacíamos. Tenemos que discutir qué políticas de rehabilitación, mediante el trabajo, el estudio, la cultura, el deporte y la recreación, vamos a tener con esos menores, y qué instituto vamos a construir para llevar adelante esa rehabilitación. Queda poco tiempo, el Parlamento votó y le dio recursos al INAU para llevarlo adelante; eso es lo que hay que discutir ahora. El INAU ha mejorado mucho, pero esto sigue pendiente y hay que hacerlo. Y por esto yo me peleo. Muchas veces siento que nuestra academia está alejada de la realidad, no comprende lo que está pasando. Cuando dicen: "ustedes cuando hacen tal cosa estigmatizan" es porque no pisaron los barrios donde la mayor parte de la gente, bajito, a escondidas o a los gritos, nos dice: "no se vayan". Si hay una crítica es porque se entra y se sale. Sé que es políticamente correcto decir que hay que defender a la inmensa mayoría de gente honesta y trabajadora; el otro día en un barrio muy conflictivo mataron al que vendía frutas y verduras porque decían que no actuaba de acuerdo a los códigos de ese barrio, y vecinos están asustados, y asustados no pueden vivir. Además de leer libros, que se embarren bien y vayan a hablar, y no sólo con los que los dejan entrar, busquen hablar con los que no hablan, los que se esconden, porque los que no se esconden son los que están de acuerdo con lo que están haciendo los delincuentes.

-¿Hasta dónde llega con Cuba?

-Cuba fue y sigue siendo una experiencia fundamental. A mí me influyó en todo mi desarrollo, pero en la izquierda hace tiempo que hubo una importante discusión sobre el socialismo. Y yo era de los que pensaban que el socialismo no se produce en un país pequeño, aislado del mundo y con dependencias, ni se produce en un país grande en ningún lado del mundo; el socialismo es cuando se socializa el máximo desarrollo de las fuerzas productivas. Cuba no tenía el máximo desarrollo de las fuerzas productivas, por lo tanto considero desde hace tiempo que Cuba no había construido un socialismo, lo estaba construyendo. Cuando dije eso, junto con otros, estando preso, me pusieron varios motes, el más duro era "agente de la CIA" y el más suave "trotskista". Después, con la caída de la Unión Soviética, Cuba quedó aislada y es heroico lo que ha hecho, pero no es el modelo del socialismo. El modelo del socialismo no existe, es el que construya la gente que ha peleado por el socialismo. Entonces Cuba ha sido muy importante. A veces discuto con mi señora, que quiere ir a Cuba y yo no tanto. Conozco, he ido y me pregunto: ¿qué voy a ir a ver?, ¿un lugar para hacer turismo? Está todo bien, pero ésa no es la Cuba que me enamoró.

-¿Qué sabe de la vida de Amodio Pérez?

-Nada.

-¿Le diría algo si se lo cruzara por la calle?

-No lo conozco personalmente, sé su trayectoria y lo que hizo.

-¿Cuál es la prensa ideal?

-La que informa objetivamente lo que pasa y tiene opinión. Y la que confronta opinión para que salgan elementos que permitan que la gente razone. Es difícil, porque si la derecha cuando escribe lo hace a la luz de sus convicciones, y si todo el mundo escribe a la luz de sus propias convicciones, entonces lo objetivo es difícil de lograr. Acá estamos muy lejos de esa prensa ideal, desde el punto de vista de la izquierda y -es obvio- desde la derecha. Y me refiero a la prensa escrita, radial y televisiva.