Como en todo pueblo, siempre hay personajes que ofrecen alguna peculiaridad. Ése era el caso de Miguel Ángel Pérez, que junto con su esposa vive en La Taparita, que tomó su nombre de una estancia venezolana de una telenovela en la que actuaba Grecia Colmenares. La casa se ve desde la calle y no pasa inadvertida porque el hombre no deja de adornarla.

Todo el frente, piso y los dos brocales que tiene en el jardín están forrados de piedra laja, granito o pequeñas piedritas, por donde quiera verse. Pero lo más lo llamativo son los habitantes de su jardín. Miguel Ángel trabaja en hormigón y con ese material alojó encima de su techo a Blancanieves con los siete enanitos y más atrás, cerca de la chimenea, colocó un mate gigante. Al atravesar el jardín el recibimiento lo hace un Cantinflas con un sombrero de estilo paraguayo, y al lado Carlos Gardel, todo esto rodeado de muchas aves, también de su autoría. Más adelante está Juan Manuel Fangio en su auto de Fórmula 1 y a la izquierda el rincón donde tiene a Julio Sosa sobre una rueda (lo que permite girarlo) y a Aníbal Troilo tocando el bandoneón. Del medio de éste, así como del auto de Fangio, sale un audio que Miguel Ángel enciende gustoso para cada visitante que llega hasta allí.

En otras partes de la casa tenía pinturas en las paredes y hasta viejos discos de pasta colgando de ramas “de un árbol”. No faltaban los tributos religiosos: estaba la Virgen del Luján y una gruta a San Cayetano, y también un monumento a la madre, “que hay en todos los pueblos, y en este también”, afirmó.

Dentro de su casa nos mostró un libro en el que escriben los visitantes, que son muchos, y un álbum con fotos. En una de ellas aparecía él posando con el tanguero Donato Racciatti y manifestó su molestia cuando “la gente no reconoce” a Racciatti.

Con las figuras de su jardín hizo que arriesgáramos el nombre y se mostraba desconcertado cuando no acertábamos, aunque podría argumentarse a nuestro favor que algunas de las esculturas no eran muy idénticas a las más difundidas. Como fuera, Miguel Ángel no paraba de homenajear a sus favoritos y nos mostró a Dionisio Díaz con la hermana en brazos que estaba haciendo en el fondo de su casa, con dos o tres horas diarias de trabajo.

Dijo que vive en Las Cañas porque “es un paraíso, se vive sin plata y dejás las puertas abiertas y nadie te entra, hasta ahora, gracias a Dios”.