-¿Cómo tomó la decisión de la dirección del MPP de pasar a un cuarto intermedio?

-Frente a esta situación que se ha planteado, sólo mantendría mi candidatura, algo que parece bastante improbable a esta altura, por lo que vienen siendo los pronunciamientos sectoriales, si a la voluntad de la Dirección Nacional del MPP se sumaran otros respaldos. Si no cuento con apoyos sectoriales que trasciendan al MPP, y aclaro que me honra que en algún momento se haya pensado en mi nombre, estaría, ética y políticamente, dando un paso al costado, en la medida que no haya coincidencia de los sectores.

-¿A qué apoyos se refiere?

-Pensaba en la Vertiente Artiguista que ratificó a Enrique Rubio, y en la listas 5005 y 711, que también estarían con Enrique. Soy un independiente y no me interesa para nada poner condiciones. Pero soy de los que piensan que la militancia política no puede reducirse a un sillón, a tener un oropel, y a pesar de que hay gente de distintos sectores que me ha planteado que me apoyaría, luego no hay pronunciamientos sectoriales. Si estos sectores no ven mi nombre como una alternativa, algo obviamente legítimo y respetable, me estaría bajando.

-¿Cómo ha vivido este proceso?

-Lo que me ha preocupado especialmente, sin cuestionar que haya candidatos de los sectores, es el evidente proceso de sectorialización y tradicionalización al que va el FA con un esquema como el que está planteado en esta elección. Me preocupa que se hable de presidentes y que se siga sin hablar de ideas. Hay una especie de góndola de candidatos y nadie habla de qué se piensa hacer con una fuerza política que está sin estrategia, que no tiene espacios de diálogo con el movimiento social y que no busca construir una hegemonía política más allá del gobierno. Esa tradicionalización del FA debería preocuparnos más que los nombres y las posiciones sectoriales. Ahora la discusión por la presidencia migró a una elección de los sectores y así vamos camino a ser un partido tradicional más. Avanzamos hacia un modelo partidocrático, en el que los políticos eligen políticos. No es el modelo que reivindico, y si eso no lo visualizan los sectores, doy un paso al costado. Pero no me retiro de nada, voy a seguir militando como siempre.

-¿Por dónde iban las propuestas que llegó a elaborar?

-Básicamente por tener una presidencia con agenda propia, algo que desde 2004 no tenemos. El FA se ha convertido un poco en el sidecar del gobierno. Cuando las fuerzas de izquierda son fagocitadas por el gobierno pierden toda vitalidad para enraizarse en el movimiento social, para construir pensamiento político en lo micro, porque la verdadera política no se construye en los cenáculos, sino en la cotidianidad de la gente. Hasta ahora, la actualización ideológica no ha sido más que enunciado de buenas intenciones, no hay nada concreto que permita avanzar por un camino autónomo al gobierno. El FA no nació como una fuerza electoral y exclusivamente subsumida a un gobierno, y hoy discutimos la presidencia sólo en base a cómo les va a los sectores. Precisamos revitalizar al FA, necesitamos discutir ideología y política fuera de lo que le pasa al gobierno. Si sólo se discute lo que pasa en el gobierno estás dejando afuera ni más ni menos que lo que siente la sociedad. Veo con preocupación que haya frentistas en los que ha calado el discurso de la derecha sobre seguridad, o el que se está instalando por las contraprestaciones de los programas sociales. Esas cosas pasan porque el FA no está dando la batalla ideológica ante el conservadurismo que está instalado en la sociedad. Si no rompemos esa barrera y construimos hegemonía política por fuera del gobierno estamos muy complicados, y seguimos sin combatir el desencanto de miles de frenteamplistas.

-¿Está molesto con el manejo de su nombre?

-El manejo de nombre siempre es complicado, pero de ninguna manera me voy a victimizar. Estoy honrado de que se haya pensado en mi nombre y no estoy enojado para nada. Sí estoy preocupado porque nos hemos convertido en una usina de cálculo electoral. Pero me parece que por la manera en que se sigue procesando el tema me está dejando afuera. Y ése no es el mayor problema: está dejando afuera a miles de militantes que seguían atentos a que el FA se transforme.