El senador paraguayo Carlos Filizzola es el presidente del partido País Solidario y fue ministro del Interior durante el gobierno de Fernando Lugo hasta su renuncia tras la masacre de Curuguaty. Médico de profesión, comenzó su militancia política en la secundaria como líder del Centro de Estudiantes y después como dirigente en la Facultad de Medicina. En 1991 se convirtió en el primer intendente de Asunción electo democráticamente luego de la dictadura de Alfredo Stroessner.

En 1998 fue candidato a vicepresidente junto a Domingo Laíno, dirigente histórico del ala más izquierdista del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA). En 2003 se convirtió en senador por País Solidario y fue reelecto en 2008, cuando Lugo ganó las elecciones. Su partido integra el Frente Guasú, que fue fundado en enero de 2010 por sectores progresistas del oficialismo y que impulsa la candidatura al Senado del presidente destituido para las elecciones de abril de 2013.

-Hay distintas versiones de lo que sucedió en Curuguaty. ¿Cuál es la suya?

-Se hizo un desalojo de gente que estaba en una propiedad privada. Había una orden judicial y una orden fiscal que obligaba a la Policía a actuar. Paraguay tiene muchos problemas en relación a la tenencia de tierras. Se avanzó pero lastimosamente todavía no se pudo hacer una reforma agraria integral. Hay una muy desigual e injusta distribución de la tierra, muchos campesinos agricultores no tienen un pedazo de tierra y tenemos un país fundamentalmente agrícola. Entonces estos casos de desalojo como el de Curuguaty y otros se dan a menudo.

-Durante su gestión al frente del Ministerio del Interior se implementó un protocolo para desalojar pacíficamente las ocupaciones.

-Ha habido más de 100 desalojos pacíficos en los que la Policía trata siempre en primera instancia de convencer a la gente de que salga para no usar la fuerza. Hay ocasiones en que las personas que ocupan se resisten. Hay antecedentes de situaciones violentas, en las cuales la gente que está ocupando las tierras está armada, y eso fue lo que ocurrió en Curuguaty. Ésa fue una comitiva encabezada por una fiscal, ni siquiera por la Policía. Se habla de infiltrados, que no eran los campesinos precisamente, que son los que ocupaban la tierra, de infiltrados de partidos políticos, pero eso se está investigando.

-En entrevista con la diaria Lugo dijo que después de su renuncia manejaron más información. ¿Usted estaba en conocimiento de que había personas armadas al momento de desalojar?

-Sabíamos que había gente armada, no es que la Policía haya entrado sin saber. Muchas veces hemos demorado en hacer los procedimientos y los mismos sectores que hoy critican lo de Curuguaty criticaban que nosotros demorábamos en cumplir la orden judicial. Pero yo me demoraba porque hacíamos un procedimiento previo para buscar a quienes estaban ahí y convencerlos de que abandonaran el sitio. Pero a veces se puede y otras no. Lo que hizo Lugo, y lo que hice yo en el ministerio, es ajustado a derecho porque había una orden para hacer el procedimiento.

-¿Qué información previa tenía?

-Que había infiltrados no lo sabía. Los campesinos, aparentemente, estaban armados, eso se sabía. La Policía también entró armada, pero siempre se buscan instancias en las que no se dispare un solo tiro. En esta ocasión entró la Policía con la fiscal y lo que se hizo fue disparar a un policía que fue herido y murió en el acto. Pero esto tiene que ser investigado. Hoy se habla de que allí había gente infiltrada de algunos políticos, que responden a dirigentes locales. Lo que sí tiene que quedar claro es que esto no fue una matanza porque sí nomás, o que la Policía fue y mató campesinos; aquí hubo un procedimiento determinado por la Justicia. Hay que saber qué pasó allí in situ. La investigación está abierta en la Fiscalía y en la Policía.

-El dueño de la tierra es el ex senador colorado Blas Riquelme. ¿Cómo tomó que Lugo eligiera a un colorado, Rubén Candia Amarilla, como su sucesor?

-Siempre apoyamos al presidente Lugo en la decisión que tomara al nombrar a sus colaboradores. Cuando designa, destituye o pide la renuncia de algún ministro o ministra nunca lo hemos cuestionado, son decisiones que siempre le hemos dado al presidente. No importa de qué partido sea, de qué sector provenga, obviamente tiene atribuciones para hacerlo. La idea es que el presidente tenga la libertad de tomar la decisión y en ese momento estaba siendo muy presionado por el Parlamento. Incluso antes, el Parlamento permanentemente hostigaba a Lugo. No sólo por Curuguaty, que todavía ni pruebas hay de cosas que se dicen. De las acusaciones al presidente Lugo ésta es sólo una. El Parlamento, que tiene una mayoría claramente opositora al gobierno de Lugo, siempre amenazó con juicio político y [Federico] Franco, como vicepresidente, se prestó siempre a ese tipo de amenazas. Ahora la efectivizaron, luego de 23 intentos.

-Cuando fue candidato a vicepresidente en 1998 hizo una alianza con el PLRA. ¿Cómo evalúa ese antecedente?

-La alianza con el PLRA se hizo en varias ocasiones, a nivel de partidos municipales, departamentales, en 1998, y con el presidente Lugo en 2008, teniendo en cuenta que también era un partido de oposición. Paraguay tuvo 60 años de un mismo partido, el Partido Colorado, y 35 fueron de dictadura de Stroessner, que hasta hoy ha dejado serias secuelas. Entonces lógicamente había una alianza entre sectores de oposición a este régimen y Lugo rompe por primera vez esa hegemonía colorada y conduce la alternancia.

-Para Lugo no es casualidad que en 2008 el PLRA se conformara sólo con la vicepresidencia. ¿Usted también atribuye dobles intenciones?

-Sí, las hubo. Si leen la prensa en Paraguay, en el principio del período de gobierno, al poco tiempo de asumir, el vicepresidente Franco hace declaraciones en varias ocasiones. Se convirtió en un opositor, en un francotirador siendo parte del gobierno, contra el presidente Lugo en particular. Llegó a responder: “Yo estoy preparado para asumir la presidencia”. Evidentemente Franco hace años que está detrás de esto. Y hay un grupo que obviamente lo acompaña. Son sectores conservadores de centroderecha con intereses tanto políticos como económicos. Ahora se dio la coyuntura. Nada más. Tenemos elecciones generales en menos de un año, también esto incide, se está buscando un rédito electoralista en todo esto que ocurrió.

-¿Relaciona directamente la destitución de Lugo con el episodio de Curuguaty?

-Sí, claro. Es todo un paquete, son varias cosas que han ocurrido en los últimos tiempos. Evidentemente había un plan establecido para llegar a esto que se consumó como un golpe institucional para destituir a Lugo. Esto estaba pensado y ahora se ve con todos los acuerdos que están hechos y que rápidamente se consuman en el Ejecutivo, donde pasan a ocupar espacios no sólo los liberales, que son los que traicionaron a Lugo, porque eran parte del gobierno y ocupaban ministerios importantes como Agricultura y Ganadería, o Trabajo. Evidentemente se les unieron otros sectores de derecha. El Parlamento paraguayo es conservador, constituido en su gran mayoría por gente de derecha, de partidos de derecha.

-La reforma agraria es la bandera fundacional del Frente Guasú y fue la gran promesa de Lugo. ¿Visualiza un fracaso?

-Hay un problema de fondo y es la tenencia de tierras. Hay problemas y hubo problemas de corrupción. Dobles y triples títulos de tierras, grandes latifundios. Alrededor de 2% de la población es propietaria de 80% de las tierras de Paraguay. Es totalmente injusta la distribución. El problema es estructural y es que siempre hubo corrupción, las ventas siempre se han producido de manera clientelista y política. Se vendió tierra a gente que no tenía que ser objeto de la reforma agraria, gente que tenía mucho dinero.

-¿En qué instituciones del Estado se concentra esta corrupción?

-En el Indert [Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra], que es el que regula la tenencia de tierras. Esto también está muy vinculado al Poder Judicial. En Paraguay nunca hubo una reforma del Poder Judicial y no se pudo hacer con el gobierno del presidente Lugo por nuestra minoría parlamentaria. Para hacer una reforma agraria tiene mucho que ver el Poder Legislativo. La Constitución le da muchas atribuciones a este poder, y una de ellas es la de reformar al Poder Judicial. Nos bloquearon todo. Los integrantes de la Corte Suprema son los mismos que estaban antes del cambio con Lugo. Muchos de estos problemas también se originan en que la Justicia nunca se ha pronunciado sobre tierras mal habidas, sobre corrupción en la venta de tierras. El gobierno de Lugo avanzó en la compra de tierras para pequeños agricultores, pero éstas son las cosas en las que falta mucho y en las que se producen conflictos. Siempre se planteó recuperar tierras malhabidas, aquellas que se cedieron a personas que no eran objeto de la reforma agraria en años anteriores, e incluso en la época de la dictadura. No se recuperó nada porque el Poder Judicial no lo hace, y el Parlamento debe aprobar la expropiación como determina la Constitución. Se avanzó pero es un proceso que hay que continuar.

-¿Quiénes son los que integran ese 2% de la población dueña de la tierra?

-Algunos políticos y sobre todo empresarios que tienen grandes extensiones de tierras. Muchos se dedican a las grandes plantaciones de soja, que también es otro tema que se ha debatido aquí, porque se ha expulsado a varios campesinos de sus tierras. Es todo un tema de fondo que obviamente en algunos casos ha generado violencia por la inequidad, por la injusticia.

-Un documento divulgado por la Comisión Verdad y Justicia hace constar que su padre, Francisco Filizzola, recibió en 1980, durante la dictadura, 4.000 hectáreas en Mayor Pablo Lagerenza.

-No me consta. Mi padre falleció en 1986, con Stroessner en el poder. Mi padre era del Partido Colorado. Yo siempre he sido opositor a ese partido. Incluso estuve preso en varias ocasiones, fui perseguido y torturado en la dictadura. No conozco ese tema. En 1986 yo ya era médico recién recibido, era dirigente del Hospital de Clínicas de la Facultad de Medicina.

-¿Usted tiene tierras?

-No, absolutamente nada. Si mi padre recibió, ni enterado estoy. Se publicó una lista de mucha gente que recibió tierra [durante la dictadura] y que no era objeto de la reforma agraria. Mi padre era colorado y no puedo dar un juicio sobre eso porque no es una cosa mía; en todo caso, si lo hizo no es mi responsabilidad. Yo siempre tuve una postura frontalmente contraria al régimen colorado y a la dictadura.

-¿El Frente Guasú tiene un modelo alternativo al agroexportador?

-Estamos de acuerdo con fortalecer la agricultura familiar, y con que este modelo agroexportador que prevalece desde hace muchos años en Paraguay da privilegios a quienes lo sostienen. Lugo en alguna medida cambió esto, pero es un proceso. Necesitamos que se procese la materia prima, o sea, que se tienda a una industrialización, pero Paraguay tiene muy poca industria y el modelo agroexportador no genera empleo. Queremos que haya un modelo agroindustrial que genere empleo. Ese cambio cuesta mucho por el tema estructura y por la gente poderosa que es la que tiene más tierras y planta y exporta soja. Es gente privilegiada que se opone a los cambios e influye en los sectores políticos que están hoy en el Parlamento; todos ellos se conjugaron para dar este golpe institucional, que también tuvo apoyo de sectores económicos poderosos.

-En guaraní, “Guasú” significa “amplio”. ¿El bautismo de esta coalición tuvo vinculación con el Frente Amplio uruguayo?

-Tenemos muy buena relación y muchas veces tuvimos aquí la presencia de dirigentes del Frente Amplio. Se lo ha mirado como ejemplo, salvando las diferencias. Nosotros estamos en proceso de construcción del Frente Guasú, a la inversa de lo que ocurrió en Uruguay, donde hay muchos años de lucha y luego, consolidado el bloque, gana las elecciones. Éste proceso es a la inversa, es una construcción de la izquierda que se ha fortalecido bastante y estamos trabajando para las próximas elecciones. Esta crisis evidentemente genera inestabilidad, y es parte de nuestra lucha restaurar el orden democrático. Buscamos que la izquierda llegue con muchas posibilidades para [las elecciones de] abril.

-¿En qué contexto País Solidario acoge a Lugo?

-Los que formamos parte de Alianza Patriota para el Cambio [la coalición que ganó las elecciones de 2008] vimos en Lugo el candidato ideal. Tenía perfil ideológico, las chances para ganar, y en aquel momento lo apoyó la alianza, que ya no existe con esta traición del PLRA. Pero nosotros estamos consolidándonos como Frente Guasú, un frente de izquierda que antes no existía, porque sólo había grupos de izquierda dispersos. Lo que logró la victoria de 2008 fue aglutinarnos. Y en eso estamos. Uruguay es un ejemplo. En el Frente Amplio tenemos mucha gente amiga que ha venido a compartir su proceso y estamos muy en sintonía con los gobiernos progresistas de la región. Además del quiebre del orden democrático, está la simpatía por Lugo en el ámbito internacional; y es una persona progresista. Hoy está en el gobierno una persona que es claramente de derecha. Incluso dentro del PLRA está en los sectores más de derecha.