El programa del Frente Amplio (FA) tiene tres párrafos dedicados al medio ambiente. Bajo el título “ordenamiento territorial y protección del medio ambiente”, la coalición de izquierda señala en un párrafo que el territorio es “un bien único e irreproducible” y que deberá desarrollarse un “espacio ambiental seguro y soberano que posibilite y promueva un Uruguay de producción sustentable”. En el capítulo del programa dedicado a políticas culturales, se afirma que el gobierno “debe incluir la perspectiva de Uruguay Natural al momento de generar políticas culturales, defendiendo el medio ambiente”. En política exterior se encuentra el tercer y último párrafo; allí se establece que se deberá “velar por el mantenimiento de los compromisos internacionales y del derecho del medio ambiente en el marco del derecho internacional”.

A toda costa

La Cámara de Diputados aprobó ayer la venta de 800 hectáreas en Aguas Dulces y Valizas que pertenecían al Ministerio de Ganadería. Se utilizarán 300 para el reordenamiento urbanístico de ambos balnearios, y las restantes 500 se traspasarán al Instituto Nacional de Colonización para que éste las fraccione y las venda. El gobierno pretende generar en estos predios emprendimientos industriales y turísticos. El Partido Nacional y el Partido Colorado votaron en contra. “Es una venta del patrimonio del Estado, de un parque forestal frente a la costa oceánica, esto afecta la ecología, el turismo y la idiosincrasia de vida en la zona”, sostuvo el diputado colorado Gustavo Cersósimo. El frenteamplista Carlos Gamou (CAP-L) también se manifestó en contra pero votó a favor por disciplina partidaria. “Tenemos que pensar muy bien si hablamos de un patrimonio que les va a pertenecer a las futuras generaciones. No sé si dentro de 30 años ese predio no vale una millonada”, explicó el diputado a la diaria.

La semana pasada, el presidente José Mujica confirmó la instalación de una tercera planta de celulosa sobre el Río Negro. Además, opinó que fue un “error” de este gobierno no haber instalado una planta a carbón para generar energía porque existían riesgos ambientales. “Nos hemos puesto brutalmente ecologistas. Los chinos están inaugurando una central a carbón todos los meses. Tenemos muy cerca de aquí Candiota, desde donde va a venir esa energía a Uruguay, y hay que reconocer que son errores que cometió este gobierno”, manifestó. Y agregó: “No pudimos hacer, a pesar de tener ventajosas ofertas, ninguna usina de carbón porque era contaminante”.

Estas afirmaciones motivaron una carta abierta a Mujica difundida ayer por el biólogo Alvaro Soutullo, quien trabajó como asesor del titular de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama), Jorge Rucks, y de la comisión interministerial sobre el puerto de aguas profundas. “Quiero pedirle disculpas por no haberlo sabido asesorar correctamente”, comienza. Soutullo señala que le preocupa que Mujica “no visualice la gestión ambiental del territorio como un requisito ineludible para el desarrollo”. El profesional aclara que no comparte la postura de “no tocar nada” sino la de “tocar con cuidado”, en una noción de desarrollo “más abarcativa” que incluya las perspectivas económica, social y ambiental al analizar políticas y proyectos concretos.

Soutullo reclama mecanismos que, más allá de la opinión de los actores políticos de turno, ayuden “a tomar las decisiones correctas”. Comenta una investigación que realizó la Universidad de la República sobre los impactos de la soja en Soriano, que concluyó que los beneficios fueron casi exclusivamente para el sector agrícola, “sin un derrame evidente en el resto de los sectores sociales”. Al mismo tiempo, se perdió superficie de campo natural y se deterioró la calidad del agua a raíz del uso de agroquímicos. “¿Cómo sabemos si éste es un buen o un mal negocio? O, en todo caso, ¿cómo sabemos quién pierde y quién gana con este negocio?”, alerta Soutullo. “Para tomar buenas decisiones necesitamos hacer bien las cuentas, y para hacer bien las cuentas tenemos que entender mejor las ramificaciones y consecuencias indirectas de nuestras decisiones”, agrega. Concluye que Uruguay tiene una ventaja comparativa por su condición de “país natural” y le preocupa que “rápidamente” se esté perdiendo.

Demasiada presión

Además de presidenta del FA, Mónica Xavier es vicepresidenta de la comisión de Medio Ambiente del Senado. Considera que la coalición de izquierda debe “profundizar” su discusión en esta materia de cara al próximo programa de gobierno, ya que es necesario un “mayor conocimiento de la importancia de emprender desarrollos con un criterio de sustentabilidad ambiental”.

Los proyectos de megaminería, la construcción de un puerto de aguas profundas, la extensión del cultivo de soja y la desafectación de terrenos que pertenecían al Sistema Nacional de Áreas Protegidas son algunas de las acciones del gobierno de Mujica que generaron resistencias en sectores sociales. Pedro Buonomo, asesor de Mujica en temas económicos, dijo la semana pasada a la diaria que el FA debe “rescatar a la ofensiva el discurso ambiental”, ya que a veces “parece que este gobierno prioriza la inversión privada” y esto “no es así”. Xavier coincidió en que es “un factor fundamental” que “la ciudadanía acompañe los procesos”, de forma que “no sienta el desarrollo como una amenaza”.

Respecto a megaemprendimientos como la instalación de plantas de celulosa, Xavier enfatizó en que existe un análisis previo antes de dar el visto bueno a la inversión. Resaltó que los gobiernos del FA dotaron a la Dinama de “niveles de tecnificación y personal adecuado como no los tuvo nunca”, aunque admitió que el crecimiento de las inversiones puede haber generado un “desajuste” en la generación de capacidades específicas para la evaluación ambiental de los proyectos.

Respecto a las críticas surgidas en algunos sectores de la sociedad, Xavier consideró que se “sobredimensiona” el alcance de los proyectos. “Si se hace un emprendimiento de megaminería parece que el país sólo va a depender de eso; lo mismo con las plantas de celulosa. Me parece bien que se exija protección del medio ambiente, pero a veces se sobredimensiona el planteo”, opinó. Cuestionó que en lugar de “exigir más capacidades donde sean necesarias” se esté “siempre desconfiando”.