La selección uruguaya sub 20 no pudo traerse la Copa del Mundo tras perder por penales ante Francia en la final del Mundial de Turquía. La celeste mejoró su rendimiento conforme avanzó en el torneo y llegó a la instancia final de manera indiscutida. No se pudo materializar el éxito mediante un trofeo, pero se trajo en la valija una recompensa fruto de un buen trabajo en juveniles, además de la medalla de plata. La de bronce se la llevó Ghana al ganarle a Irak 3-0 en el partido por tercer y cuarto puesto jugado también en el Ali Sami Yen Arena de la ciudad de Estambul a primera hora.

El juego de Uruguay en Turquía se planteó en función de la presión en la mitad de la cancha. La final ante Francia no fue la excepción. El rival lo doblegaba en altura y velocidad, trasladando la pelota con rapidez de una banda a la otra. Los europeos probaron por ambos costados, pero se encontraron con Gino Acevedo y Sebastián Cristóforo. Diego Laxalt también colaboraba en la marca. Ni hablar de la mejor línea de cuatro del campeonato, que, con oficio prematuro, luchaba contra jugadores que les sacaban una cabeza de diferencia. El equipo de Verzeri tuvo más presión que creación, apostando al pase largo para Nicolás López, un tanto aislado, y para Felipe Avenatti a la hora de poner el cuerpo y pivotear. Pese a esto, la celeste fue la que tuvo las situaciones más claras, mientras que las de los europeos eran salvadas por la seguridad de Guillermo de Amores bajo los tres palos.

El ingreso del mejor, Giorgian de Arrascaeta, le dio ilusión a Uruguay, que generó un fútbol más ordenado, método que se prolongó hasta tiempos extras, pero le faltó definición tras esos extraordinarios esfuerzos. Francia se entregó físicamente, y es extraño, porque era el primer alargue que disputaban en lo que iba de torneo, mientras que para el equipo de Verzeri era el tercero. Casi fue un monólogo uruguayo hasta el final de los alargues, pero los goles se merecieron demasiado y el marcador se mantuvo 0-0.

Desde los 12 pasos vino la mala definición de Uruguay: les tocó errar a Emiliano Velázquez y a De Arrascaeta. Los franceses tuvieron la efectividad necesaria para llevarse la Copa del Mundo por penales.

Resultados

Sin duda, la conclusión sobre el papel de Uruguay en este mundial no debe tomarse con la muestra de una definición por penales en la final, y ni siquiera por el partido ante Francia. El combinado de Verzeri ha encontrado la receta en el análisis con profundidad del rival de turno y en plantear el partido según su naturaleza. El debut ante Croacia no fue venturoso, perdimos 1-0. La propuesta de Uruguay denotaba que intentaría equilibrar la falta de despliegue físico con la inteligencia a la hora de administrar el balón, buscando a los jugadores que hacen la diferencia. Con Nueva Zelanda fue distinto, era el más débil del grupo, pero nos encontrábamos ante un rival que necesitaba ganar luego de la goleada recibida a manos de Uzbekistán en el debut. 2-0 a favor de Uruguay.

El cierre de la fase de grupos ante los uzbekos fue con un 4-0 sorpresivo por el bajo rendimiento de los asiáticos y por el buen juego celeste, que hasta ese momento no había demostrado. Verzeri formó un 4-3-2-1 con más presión en la mitad de la cancha y un punta, consolidando a Nicolás López como la carta ofensiva para el resto del torneo. En octavos, con Nigeria, se llevó a la presión al sector derecho, lugar en el que los africanos proponían. Tras el dominio en el marcador, el desgaste físico jugó una mala pasada con el empate de los nigerianos. Sobre el cierre, una patriada de Rolan puso el 2-1 de penal y el pasaje a cuartos, instancia en la que se pudo vivir la joyita de esta Copa del Mundo, el partidazo que disputaron Uruguay y España. La sub 20 celeste ganó con justicia 1-0 con el imponente cabezazo de Felipe Avenatti. Para el encuentro con la rojita, el DT dispuso un cambio en la estrategia y paró en la cancha un 4-4-2, presionando fuerte al rival desde la salida. Sin dudas, el mejor partido de Uruguay en el torneo. Irak representó un contrincante más que digno en semifinales, que dominó al principio con una superioridad tal que hizo cambiar el esquema en plena disputa: Verzeri pasó del 4-4-2 contra España a un 4-3-2-1 anterior. Mejoró la celeste, pero no le alcanzó para capitalizar con un gol, y en los penales, esa vez, la eficacia en la definición colaboró, cosa que no pasó en la final.

Más allá de estrategias, el proceso implementado por las juveniles uruguayas desde 2007, teniendo como conductor máximo a Tabárez, tuvo en esta generación encabezada por Juan José Verzeri -el entrenador que no eligió Tabárez cuando estaban cerca de cesarlo, pero que luego fue muy acompañado por el maestro- la segunda de sus finales mundialistas. Con Fabián Coito mostró el primero de sus frutos positivos en el Mundial sub 17 de México en 2011, cuando la celeste llegó a la definición del torneo ante el local. La base de ese equipo creció en la sub 20, aunque se alargó en un año más el espectro de elección para esta selección, y también llegó a la instancia definitoria. Si bien el esfuerzo no se materializó con una copa en ninguno de los dos casos, es claro que hay un plan de trabajo serio detrás de las juveniles.

Puede gustar más o menos la propuesta en el terreno de juego, pero cada práctica, citación y determinación tomada por el cuerpo técnico es fruto de una planificación consciente. Volvimos a una final sub 20 luego de 16 años y hay trabajo serio y proyección a futuro en las selecciones uruguayas. Eso también es festejable. ■