Considerada la tercera vuelta ciclista más relevante del planeta del pedal, la Vuelta a España comenzó una edición más. Con el italiano Nibali como máximo aspirante al título y una zaga de españoles como retadores, entre todos ellos sobresale un uruguayo. Luego de casi 30 años de ausencia, la bandera uruguaya flamea en las mejores rutas.

Fabricio Ferrari Barcelo, 28 años, nacido en Santa Lucía (Canelones), ciclista de profesión y por vocación, está compitiendo en la 68ª edición de la Vuelta a España. Es el segundo compatriota que compite en este evento de carácter mundial, tras la participación del fraybentino Héctor Negro Rondán en 1980 con el recordado equipo profesional Reynolds. Afincado en el país europeo desde hace años, Ferrari pudo este año dar el salto definitivo y de confirmación en su equipo Caja Rural-Seguros RGA, perteneciente a la categoría Profesional Continental del ciclismo mundial.

Y no quiere ser menos. El pedalista, que este año compitió en pruebas importantes como los tours de Noruega y Turquía (en este último finalizó en la 21ª posición en el premio a la Montaña), la Vuelta al País Vasco o el más conocido Tour de San Luis, realizó una escapada que marcó la tercera etapa de esta Vuelta a España. Con los locales Pablo Urtasun (Euskaltel-Euskadi) y Vicente Reynes (Lotto), más el francés Cyril Bessy (Cofidis) y el italiano Luca Dodi (Lampre), participó en la fuga que por momentos sacó más de cuatro minutos de diferencia al pelotón, cuando faltaban 33 kilómetros para la meta. En la misma etapa sufrió una caída producto de un múltiple choque en una curva y se golpeó en la rodilla, pero sin mayor gravedad.

Es una Vuelta a España bastante montañosa: 13 de las 21 etapas serán entre media y alta montaña, seis serán en llano y dos contrarreloj (por equipos e individual). Transcurridas las primeras etapas, arrancó de forma previsible. Nibali, el italiano del equipo Astana, ganador del Giro d’Italia de este año, es el líder de la clasificación individual, mientras que RadioShack lidera la de equipos. Pese a que por diferentes motivos no están corriendo varios de los grandes del ciclismo continental, el nivel es de profesionalismo en estado puro.

Viaje profesional

Hace siete años que Fabricio Ferrari hizo las maletas y emigró en busca del sueño ciclista, dejando su primer club, Alas Rojas de Santa Lucía. Precisamente fue Rondán, radicado en España, quien posibilitó enrolar al deportista en el equipo vasco de Azysa, perteneciente y patrocinado por una empresa constructora de Navarra. Una carrera que recién comenzaba su primera etapa. Los antecedentes eran buenos, el pedalista tenía como pergaminos haber ganado la Vuelta de Flores en 2004 y un muy buen desempeño en la Vuelta Ciclista del Uruguay del año siguiente, además de integrar selecciones uruguayas. En 2005 corrió por la celeste en los Campeonatos Panamericanos en Mar del Plata, realizados para las categorías sub 23 y élite. Ferrari, que por aquel entonces era un ciclista bien diferente del que es ahora, logró obtener la presea de bronce en la competencia individual contrarreloj en sub 23.

Desde su andamiaje por las rutas españolas y europeas Fabricio ha cosechado triunfos y experiencia. En aquellas primeras instancias logró hacerse con el Trofeo Euskaldun (el más célebre de los torneos para el ciclismo vasco) en 2007 y repitió la gesta en 2009. Un año antes y muy cercano a su reciente llegada a esas tierras, Ferrari ganó el campeonato destinado a los ciclistas menores de 23 años de la Federación Vasca.

Ganador también de la Vuelta al Goierri, el ciclista originario de Santa Lucía conquistó en 2009 la Bizkaiko Bira (Vuelta a Vizcaya), una competencia relevante y en etapas que hoy ya no existe (precisamente el último ganador fue el uruguayo) y que se disputaba desde 1981; era la vidriera en la que muchos clubes ponían los ojos en busca de deportistas. Dicho y hecho. Luego de salir victorioso en esa competencia, Caja Rural (que a su vez cuenta con dos equipos, el amateur y el profesional) lo reclutó para engrosar su plantilla de pedalistas. Al principio integró la versión amateur del conjunto (que tampoco es tan amateur como estamos acostumbrados por acá) y en 2010 pasó a formar parte de la plantilla de ciclistas profesionales del equipo verde.

Además el santalucence Ferrari participó hasta el momento en dos pruebas mundiales: en el Campeonato del Mundo de Mendrisio, Suiza (2009), y en el Mundial de Ciclismo disputado en Holanda en 2012.

Ferrari está en el mejor momento de su carrera, participando en la categoría UCI World Tour (conjunto de mejores carreras mundiales, y puntuables para el ranking general individual y por equipos). Tras haber participado en la Vuelta al País Vasco y en la Clásica de San Sebastián disputó la Vuelta a Burgos y ganó la clasificación de las metas volantes desde la primera etapa hasta la última. La Vuelta a Burgos la ganó el colombiano Nairo Quintana, que conquistó el mundo en su reciente participación en el Tour de France.

Entre ayer y hoy

Desde que Ferrari se marchó hasta estos días su desempeño como ciclista, y las particularidades que cada especialidad conlleva, han cambiado muchísimo. Es lógico: los escenarios y paisajes para desempeñar el deporte del pedal son bien diferentes. Para dar cuenta de ello la diaria consultó al entrenador de ciclismo José Miraglia, último director técnico del Alas Rojas de Santa Lucía en la reciente Vuelta Ciclista del Uruguay. “Antes de partir a Europa Fabricio era un ciclista muy completo: se defendía bien en todas las especialidades. Si bien no se caracterizaba por ser de los mejores embaladores ni de los mejores contrarrelojeros, siempre estaba en el grupo de cinco u ocho que definían las carreras. Lo bueno es que se fue muy joven y eso le permitió cambiar mucho”, comenta el entrenador oriundo de Artigas.

En Uruguay, en un terreno ligeramente ondulado y con penillanura en la mayor parte del territorio, es tremendamente atípico que la cantera del ciclismo brinde un deportista para competir en montaña. Quizá el mayor contraste radique en eso, y cobra relevancia el hecho de que Ferrari haya emigrado tempranamente. La metamorfosis ocurrió allá: además de acostumbrarse a otros regímenes de entrenamiento, más las costumbres y la lejanía, el ciclista bajó diez kilogramos para proyectar su nuevo desafío. “En España, y en toda Europa también, se trabaja mucho en eso. Se trata de que los ciclistas tengan mucha fibra. Cuanto más fino, mejor escalador será. A Fabricio le vieron condiciones para eso y se lo explotaron”, comentó Miraglia, quien también hizo mucho énfasis en el cambio psicológico necesario para dar el paso del amateurismo al profesionalismo. Los resultados están a la vista: Ferrari, en su trayectoria rumbo al más alto nivel de ciclismo, y sobre todo en este último tiempo, ha ganado muchísimas carreras en escalada o con picos de montañas. “Para el ciclismo uruguayo es un orgullo y una realidad”, dijo Miraglia, quien sostuvo que este nuevo equipo profesional le dará la debida relevancia al pedalista uruguayo, y destacó que si bien el equipo Caja Rural no está para ganar la Vuelta, tiene valores destacables, como David Arroyo, que pueden pelear arriba.

Ganar una etapa sería un enorme logro. Lo comentó Miraglia y lo deseamos todos. Ferrari lo sabe: “Sería un sueño hecho realidad, pero es muy difícil. Tampoco es imposible y vamos para eso, con la ilusión de lograr algo. Si lo logro sería un momento increíble y una alegría para la gente que está expectante en Uruguay”, comentó en una entrevista publicada en la misma página del club que defiende. Y acá estamos todos, claro. Cada mañana, sintonizando la señal en la televisión o buscando enlaces en internet. Viendo cómo casi 200 pedalistas atraviesan las campas y las rías, las montañas, los viñedos, los olivos. Esperanzados en ver una banderita a franjas azules y blancas, y con un sol radiante, llegando a definir arriba para quedar inmortalizada en un podio. “No es imposible, puede que sea algo alcanzable aunque no será tarea fácil, por supuesto, pero nunca se sabe cuándo puede sonar la campana”. En esa llegada estaremos todos.