En una entrevista con el semanario Caras y Caretas, y consultado respecto de cuáles son las discusiones centrales hoy en la interna de la izquierda, Fernández Huidobro respondió: “Yo qué sé. Está discutiendo la nueva agenda de derechos, que los homosexuales se puedan casar y cosas así. ¡Dejate de joder, hermano!”. Dijo que esa agenda “la hacen Estados Unidos y la socialdemocracia europea, que inventaron ese radicalismo con las mujeres, los homosexuales, esto y aquello, para no hablar de lo que importa realmente”. “Esa agenda no jode a nadie y somos tan giles que no lo vemos. El problema no está en si los homosexuales sí o los homosexuales no. El problema está entre los homosexuales ricos y los homosexuales pobres”, consideró. Y agregó: “Acá lo que pasa es que se olvidaron de la lucha de clases. ¡De la lucha de clases, nada menos!”.
Independientemente de la forma en la que se expresa, la postura de Fernández Huidobro es compartida por muchos dirigentes de izquierda. Por ejemplo, la senadora emepepista Lucía Topolansky comentaba el 24 de agosto, en entrevista con Brecha: “No sé si es porque tengo 68 años, pero para mí el eje de la lucha sigue siendo la lucha de clases”. “Estas agendas [las de derechos] están muy bien, amplifican, reconocen cosas que existieron toda la vida y que no tenemos por qué excluir, pero estas cosas están dirigidas a parcelas de la población. Si yo al tipo no le doy de comer, podré autorizarle el matrimonio igualitario que quiera, pero se me va a seguir muriendo de hambre”, manifestó.
Otras formas de dominación
La importancia de la agenda de derechos es defendida, entre otros, por algunos sectores del FA, por los dirigentes más jóvenes y por aquellos vinculados a organizaciones sociales. Ayer, mediante una carta pública, Valeria Rubino (Ovejas Negras y CAP-L) cuestionó “el machismo que transpiran” los comentarios de Fernández Huidobro y lo acusó de “miopía política e ideológica”. Sostuvo que Fernández Huidobro no comprende que “el imperio yanqui” financia a “las organizaciones nacionalistas que promueven la cárcel y la pena de muerte a gays, lesbianas y trans, en enormes zonas de África”, y que “durante décadas” la “estrategia central de injerencia” de Estados Unidos en la política de seguridad de América Latina ha sido la “lucha contra las drogas”.
Marcales el camino
En la entrevista con Caras y Caretas, Fernández Huidobro afirmó que “la única idea sobre defensa nacional” que tiene la izquierda es “la violación de los derechos humanos”. “La política de defensa nacional de este país la maneja Serpaj [Servicio Paz y Justicia]”, sostuvo. “Estamos jodidos porque, entre otras cosas, no nos damos cuenta, no queremos ver o nos importa tres carajos saber que los civiles fueron los que dieron el golpe de Estado y son principales beneficiarios de la política económica que a sangre y fuego impusieron. Pero nosotros seguimos, con el dedo en alto, gritando ‘son milicos’”, afirmó. Opinó que “eso es la doctrina de los derechos humanos de Estados Unidos, que hace años dijo: ‘ustedes juzguen, pero sin contexto’”.
Cuestionó que Fernández Huidobro siga creyendo que quienes defienden la agenda de derechos pelean “por los derechos individuales de los fumetas de clase media”, y remarcó que la lucha es en cambio contra “un modelo de dominación que hunde sus raíces en nuestras vidas cotidianas, y hace posible desde allí la existencia del imperialismo en todas sus formas”. “También será imposible explicarte cómo la exclusión de más de la mitad de la humanidad [o sea de nosotras, las mujeres] de los espacios de debate público y decisión política atenta contra cualquier afán revolucionario. O cómo la violencia de género, la homofobia, el racismo, la exclusión de las personas con discapacidad y todas las formas de la guerra de ‘pobres contra pobres’ es la más potente de las armas para destruir la posibilidad de construir una conciencia de clase”, continuó Rubino.
La autora concluyó la carta expresando que tiene suerte de “pertenecer a una generación que logra ver más allá de las dicotomías baratas, que no se deja embaucar por ilusiones mesiánicas, y que se hace cargo de construir el mundo en el que quiere vivir”.
Deudas pendientes
Para Pablo Álvarez, también de la CAP-L, uno de los debates que el FA se debe tiene que ver con el desarrollo de una estrategia que ponga en diálogo a la nueva agenda y al proyecto histórico de la izquierda. Opinó que “no es cierto” que ambas agendas sean contradictorias “en el proceso de acumulación de fuerzas”. Puso como ejemplo que la población transexual es “una de las más vulnerables en una sociedad machista y misógina”. “El capitalismo no es exclusivamente una cláusula de funcionamiento económico, y precisa construir otros elementos estructurantes para mantener esa dominación”, evaluó. “Pensando en términos gramscianos, se necesita dar la batalla en la mayor cantidad de frentes”, agregó. Álvarez sostuvo que la CAP-L está en un proceso de “discusión interna” sobre éste y otros temas, lo que no significa que se esté en un “proceso de ruptura”.
En tanto, Xavier, opinó que “la lucha de clases sigue existiendo” pero también hay “otras contradicciones”. Remarcó que “durante mucho tiempo todas las otras realidades fueron ocultadas por el único debate que parecía tener validez en la izquierda, que fue la lucha de clases”. Sostuvo que la agenda de derechos “es una realidad legal y además es una realidad en la vida de las personas en nuestro país”, y consideró que “cualquier persona que asuma las definiciones de nuestra fuerza política” debe promover esos derechos.