La esquina de 8 de Octubre y Felipe Sanguinetti está un tanto convulsionada desde hace varios días. El motivo: los accesibles préstamos que otorga la mueblería Ébano, que se ubica en esa avenida, entre Sanguinetti y María Stagnero de Munar. Desde hace por lo menos dos meses, esa casa tiene en su vereda un cartel que indica que se emiten préstamos en efectivo con sólo presentar la cédula de identidad, y destacan la promoción que indica que solicitando 20.000 pesos, el cliente se lleva un televisor led de 32 pulgadas. Pero desde el 7 de enero la cantidad de gente que acude en busca de la solución monetaria desborda las posibilidades locativas de la mueblería.
Tanto es así, que la vereda de parte de esa cuadra por momentos queda totalmente intransitable, e incluso hay días en que la cola da la vuelta a toda la manzana, lo que obstaculiza la entrada a otros comercios y edificios. Los vecinos y comerciantes de la zona no encuentran una explicación al abrupto aumento del número de clientes de los préstamos de la mueblería. Como en todo barrio, enseguida comenzaron los rumores, y a partir de lo que dicen conocidos de conocidos empezaron las primeras especulaciones. Había quienes comentaban que la plata salía como pan caliente porque el Ministerio de Desarrollo Social se ofrecía como garantía, también que los préstamos eran solamente destinados a personas desempleadas o que figuraran en el clearing, y hasta quienes sostenían que se trataba de un arreglo con grandes supermercados.
Luz amarilla
Vecinos y comerciantes de la zona no sólo se quejan de la ocupación de las veredas por la gente que realiza la cola todos los días, que se mantiene activa desde primeras horas de la mañana hasta la noche, y en algunas oportunidades hasta hubo quienes decidieron dormir en la puerta con tal de chequear si tenían saldos disponibles. Según confirmaron a la diaria desde el Municipio E, el Centro Comunal Zonal (CCZ) 6 recibió varias denuncias sobre la ocupación de las veredas y también sobre el estacionamiento de vehículos. Es que ya se había vuelto costumbre encontrar motos y autos estacionados en 8 de Octubre, cuando eso no está permitido durante el día. Según explicaron desde el Municipio, el CCZ intervino para buscar soluciones sobre el espacio público, aunque vecinos y comerciantes, principalmente los más cercanos al local, siguen inconformes con el lugar que ocupa la cola de clientes, que muchas veces obstruye puertas de entrada a locales y domicilios.
Pero según constató la diaria, el único requisito para el préstamo es llevar la cédula de identidad y no ser deudor de la prestamista Pronto!, empresa mediante la cual se concede el crédito, según responden en la mueblería, aunque no haya ningún cartel que lo indique. Sin embargo, la mueblería no figura en la página web de la prestamista entre los locales que cuentan con su servicio, y al llamar por teléfono a la sección de atención al cliente de la empresa, también se informa que el local no está en el listado.
Otro de los requisitos es que el cliente está obligado a comprar algún producto de la casa con parte del dinero prestado. Es por eso que no es raro ver gente por 8 de Octubre cargando un colchón o un ventilador. Sin embargo, hay que llegar hasta el mostrador para confirmarlo, ya que no hay ningún cartel ni otro elemento de difusión que lo anuncie.
Sin colarse
Era casi mediodía y la cola de casi dos cuadras, compuesta por aproximadamente 500 personas, llegaba hasta la esquina de Sanguinetti y Asilo. Pese a que avanzaba bastante rápido, su extensión se mantenía constante y las personas que iban llegando buscaban charlar con quienes ya estaban desde hacía un rato, para tantear si alguien tenía idea de cómo era el asunto. El factor común era que se habían enterado por un pariente o un conocido, ya sea por el boca a boca o por Facebook. La recomendación siempre iba acompañada de la certeza de que se trataba de “plata fácil”, ya que no se exigían ni garantías ni tener trabajo, y tampoco importaba si la persona estaba en el clearing.
En la cola se podían escuchar muchas historias. Desde quienes ya estaban acostumbrados a pasar de mostrador en mostrador en cualquier empresa prestamista, hasta quienes habían compartido pabellón en alguna cárcel montevideana hasta no hace mucho. Ante la falta de certezas y de información, la mayoría de las personas igualmente estaba dispuesta a hacer la multitudinaria cola para ver si les daban la plata, y también se sabía que con el dinero debía elegirse algún electrodoméstico en stock. Pero eso no importaba mucho, el tema era el efectivo.
También podía escucharse a una señora que se indignaba al contar que hace unos días un familiar suyo había ido y no le dieron el dinero, pero mientras que a él se lo negaban, “unos lateros” salían con un televisor al hombro. “No entiendo cuál es el criterio, porque a mi yerno, que es un hombre de familia y trabaja, no se lo dieron, y a estos lateros, sí”, comentaba.
Después de tres horas de espera, conversaciones y mucho calor, la cola llegó a la mueblería. Había cuatro personas sentadas en mostradores con computadoras e impresoras, donde rápidamente atendían a todos quienes llegaban. Lo primero que pedían era la cédula de identidad e inmediatamente decían si a la persona “le quedaba saldo”. Nadie preguntaba saldo con respecto a qué, y como el único requisito era no ser deudor de Pronto!, todo indica que el saldo disponible se trataría de la eventual deuda que las personas mantuvieran con la firma prestamista.
Check point
Cuando chequeó mi cédula en la base de datos, la respuesta del funcionario fue que tenía para llevarme 14.000 pesos y un televisor led, y enseguida me consultó en cuántas cuotas quería hacerlo. Cuando le pregunté si no podía sacar menos dinero me respondió que sí, y como decidí sacar lo mínimo me dijo que en total eran 5.000 pesos, 2.500 en dinero y 2.500 en mercadería de la casa. Inmediatamente me hicieron firmar el vale y elegir el producto entre un celular, una licuadora y un pack de jarra eléctrica y batidora, porque era lo que en ese momento tenían en stock. Finalmente, me quedé con el pack, cuyo precio en el mercado, sumando las dos piezas, supera por poco los 50 dólares (poco más de 1.000 pesos).
Son leyes
En la pasada Ley de Rendición de Cuentas, se aprobó un artículo que agrega texto a la Ley Nº 17.250 de Defensa del Consumidor, en el que explícitamente se establece que se define como una de las prácticas abusivas por parte de las empresas “condicionar el suministro de productos o servicios al suministro de otro producto o servicio, así como a límites cuantitativos, sin justa causa”. Además, se establece que también es abusivo “enviar o entregar al consumidor, cual quier producto o proveer cualquier servicio, que no haya sido previamente solicitado”. La ley también obliga a los comercios a entregar al consumidor información “clara y veraz”.
Junto con el producto, me entregaron un papel para que el lunes 20 retirara el dinero en el Cambio Iberia, que queda cerca de la mueblería. Como pregunté, me dijeron que las seis cuotas de 1.039 pesos las debía pagar todos los meses en la misma mueblería o en cualquier local de Pronto! También consulté cuáles eran los riesgos si no pagaba el préstamo, a lo que me respondieron que si eso pasaba, iba a ser enviado al clearing. Me llevé un ticket a canjear en el cambio por el dinero, que indica que pedí prestado 5.000 pesos y cada una de las cuotas que deben ser abonadas para saldar la deuda, con los respectivos vencimientos. Allí, además, se indica que si dichos plazos no se cumplen, caducarán todos los plazos para el pago del crédito, y además que mi factura estará disponible dentro de 24 horas en la sucursal Pronto! de Maldonado. Engrampada al ticket, viene una boleta del free shop Maldonado, del departamento de Rocha, en el que se indica la compra de “un pack” por un valor de 2.500 pesos.
Inmediatamente recibí un mensaje de texto del número 17800 (teléfono de atención al cliente de Pronto!) que me indicaba los pasos a seguir para hacerme del efectivo en el cambio: “Indíquele el siguiente código al cajero para continuar con el proceso de solicitud de préstamo de Pronto!”.
Juez y gendarme
A nivel estatal, quienes controlan a las empresas prestamistas son el Banco Central del Uruguay (BCU) por intermedio de la Superintendencia de Servicios Financieros y el Área de Defensa del Consumidor del Ministerio de Economía y Finanzas. Desde el BCU dijeron a la diaria que “una mueblería no está dentro del perímetro regulatorio” y que “el BCU no realiza supervisión fuera del Sistema Financiero”. “La única excepción sería un control a solicitud de parte, por denuncia de un afectado, y la misma se realizaría en el marco de la Ley de Usura o Ley de Defensa del Consumidor”, señalaron desde el banco. la diaria intentó sin éxito hablar con responsables de Pronto!, mientras que desde el Cambio Iberia confirmaron que ésa es la empresa que avala el crédito. Las fuentes consultadas indicaron que diariamente les llega un listado, sin poder precisar si de la mueblería o de la prestamista, en el que figura el nombre, la cédula y el monto a retirar.