El poeta Paul Claudel decía que “el títere es una palabra que actúa”. Metáfora mediante, ponía el énfasis en la operación de representación, al tiempo que hacía evidente la magia que implica este arte. En líneas generales, todo objeto que se anima es un títere: mediante la interpretación se le da vida. También, como apunta el grupo Etcétera: “es esa encrucijada en la que se encuentran y cruzan formas de artesanía, materiales y herramientas, danzas, músicas, cantos, mitos, historias, máscaras, formas teatrales”. Más allá de que no se limita al público infantil, se lo suele vincular con los niños. Gustavo Tato Martínez, integrante de la compañía Gira-Sol, director del Museo Vivo del Títere y titiritero de extensa trayectoria en Uruguay, lo explica de esta manera: “El títere tiene una condición que en el niño se da de una manera que se nota más: es una de las artes que ocurren en la imaginación del espectador. A diferencia del teatro de actores, en el que el público brinda su voluntad para que el actor decida por él, el títere no tiene pies de verdad, no tiene ojos de verdad, entonces tiene ese poder de generar en la imaginación del espectador lo que está ocurriendo. Hay un juego de cocreación. En el niño se acentúa, sobre todo en etapas en que no diferencia entre realidad imaginaria y objetiva: en la medida en que se está desarrollando una situación, para él se transforma en un hecho objetivo”.

Historia

Este arte, que ha estado presente en las más diversas culturas y desde tiempos muy remotos, tiene una larga tradición en Uruguay: el SODRE lo incorporó como protagonista del quehacer cultural en las manos de figuras como Irma Abirad con su Retablo del maese Pedro. A mediados del siglo XX, Gustavo Policho Sosa y Ruben Yáñez lo incluyeron en las misiones pedagógicas, un hito de la educación popular en Uruguay. Fue fundamental el aporte de El Galpón en los años 60, que se convirtió en un lugar de formación y de referencia ineludible. Esa tradición es reconocida por Martínez al resumir la historia de este festival: “En 2002 empezamos con el número dos, porque rescatábamos la experiencia que había hecho en los 60 la gente de El Galpón, que era la más conocida, y también estaban Rolando Esperanza, Irma Abirad… Nuestros maestros. Nosotros entendíamos que somos consecuencia de aquella generación y nos importaba expresarlo. Hoy estamos ubicados en una situación que al empezar no tuvimos, pero ese esfuerzo que se hizo ayer dio sus frutos, y yo espero que eso mismo ocurra con las generaciones que vengan mañana”.

En el crecimiento y la proyección internacional de este festival fue muy importante el vínculo estrecho con Cuba: “En 2012 logramos una cosa muy linda que fue el hermanamiento con Cuba. Es un país muy particular en este arte: fue el primero en América Latina en crear su teatro nacional de títeres. Incluso hubo un período, en los 60, en el que colaboraron el Cholo Nicolás Laureiro, que era el director de teatro de títeres de El Galpón, y Gustavo Sosa Zerpa, que era maestro, hijo del pedagogo Jesualdo. Ellos estuvieron colaborando y enseñando: llevaron las campañas sociopedagógicas que acá se habían hecho en 1947. Esto nos permitió hacer intercambios de carácter técnico-profesional y, en consecuencia, crecer en muy poco tiempo”, contó Martínez.

Aquel andaluz

Este año el festival le rinde homenaje a Federico García Lorca, en el 80º aniversario de su trágica muerte. En ese eterno viaje de los títeres de una cultura a otra, de un lugar a otro, tuvieron un papel importante entre las expresiones culturales populares de la República. El poeta granadino será evocado tanto en conferencias como en numerosos espectáculos, ya sea en versiones de sus obras como en referencias a su biografía: Los títeres de Cachiporra (Tragicomedia de Don Cristóbal y la Señá Rosita), por el grupo SEA; La niña que riega la albahaca y el príncipe preguntón y El irrepresentable pase de Buster Keaton, por Las Estaciones; Aleluya erótica, una versión de la lorquiana Don Perlimplín con Belisa en su jardín, a cargo de Libertablas; y nuevamente La niña que riega la albahaca, por los tacuaremboenses de Mainoi. A estos espectáculos se suman los que pondrán en escena los uruguayos Q! Títeres (El fin del mundo), Coriolis, de la Ovidio Titers Band (Tropo), Cachiporra (Circo de sombras), Loca Compañía (Anima Circus), La Pluma (Huevonautas), Aquinomás (Ana quería ser muñeca), La Gotera (Cuestiones de vecindad), La Nave (El diablo de tres colas), El Timbó (Historias de un circo en la lona) y Verdelanada (Los tres diferentes). Se destaca la presentación de los andaluces Etcétera (El alma del pueblo), compañía fundada en 1981 por Enrique Lanz y Fabiola Garrido, que se ha convertido en un referente de calidad del teatro contemporáneo español.

Reconocimientos y desafíos

En la presentación del martes en el INAE se procedió a la certificación del oficio de titiritero, una conquista de este colectivo: artistas extranjeros certificaron a los integrantes de las señeras Cachiporra y Gira-Sol, y éstos, a su vez, a sus colegas. Martínez destacó, en la previa, la importancia de este acontecimiento, que favorecerá la formalización de la actividad: “Dos técnicos que trabajan en universidades de Argentina y de Cuba harán la certificación, por medio de la Universidad del Trabajo, del oficio del titiritero; es algo único en América Latina. Y la pelea que vendrá es que no queremos ser como los empleados públicos, que suben de categoría por la edad: hay que generar un espacio de formación profesional de titiriteros, de calidad y gratuito. Para que tenga esas características tiene que partir de políticas públicas, y para que esto ocurra tenemos que reforzar el movimiento titiritero para que haga presión”.

“El crecimiento del Museo Vivo del Títere, luego de una extensa etapa en estado latente, fue rápido. En poco tiempo empezó a dar no solamente la flor sino fruto”, resumió. Agregó: “Más allá de los festivales, está el trabajo extramuros. Por ejemplo, se construyeron teatros de títeres para escuelas rurales de Rocha, Maldonado y Canelones. Se editó un libro junto con el Ministerio de Educación y Cultura [El títere en el aula: guía para padres, educadores y niños], con el que quedamos muy contentos y que va a las escuelas públicas de todo el país. A su vez, las escuelas recibieron talleres para que los niños pudieran empezar a hacer títeres. Hoy, a partir de esa realidad, estamos planificando, para el año que viene, el primer encuentro interescolar”.