El colibrí es el único pájaro que puede volar hacia atrás; lo hace luego de recolectar el néctar de una flor, y para ir en busca de otra. Esa metáfora no dicha sobrevoló ayer durante todo el día, pero sobre todo después de las 20.00 en la sede central de la Comisión Nacional por el No a la Baja de la imputabilidad penal para que los adolescentes fueran juzgados como adultos a partir de los 16 años y no desde los 18, como era y seguirá siendo.
La derrota de la papeleta rosada en 2009 también agitó sus alas ayer entre quienes tenían la esperanza depositada en que el plebiscito por el Sí a la baja no obtuviera la mitad más uno de los votos necesarios para reformar la Constitución. Cuando los primeros datos de boca de urna comenzaron a ser difundidos por las empresas encuestadoras, sobre las 20.00, y daban un triunfo del Sí, las caras de los integrantes y activistas por el No se diferenciaban claramente en dos grupos. Aquellos que desconfiaron de la certeza del pronóstico en base a lo que había pasado cinco años atrás con la papeleta rosada, y aquellos que usaban justamente ese error como argumento de que no iban a volver a arriesgarse a quedar en ridículo ante la opinión pública.
“No vamos a salir a decir nada hasta que no tengamos datos oficiales, no vamos a festejar ni a llorar por lo que digan las encuestadoras”, aclaraban los referentes del comando de la comisión poco después de que se conocieran las proyecciones, a las 20.30, cuando finalizaba la veda electoral.
A esa hora, el televisor instalado en la esquina de Eduardo Acevedo y José Enrique Rodó estaba sintonizado en Canal 12, esperando que hablara Luis Eduardo González, de Cifra, y la sensación fue: “Seguro que no sale, pero tiene que achicar todas las encuestas previas y las primeras cosas que se dijeron”. Casi una hora después, por el mismo canal, Fabiana Goyeneche, una de las principales referentes del No a la baja, hacía el primer balance público sobre lo que a esa altura era una alegría más que contenida, un festejo a punto de explotar. Recién a esa hora decidieron asumir que habían ganado, que habían revertido lo que parecía una realidad anticipada, con un apoyo que atravesaba los partidos y las ideologías. Incluso en ese dato se desprende un poco la necesidad de este colectivo de desmarcarse de lo partidario, por más que durante la conferencia de prensa destacaran la militancia de personas de todas las colectividades.
“Generación dorada”
En diagonal a la sede central de la organización está el liceo IAVA, sobre cuya estructura se fue forjando el grupo desde junio de 2011, cuando los primeros colectivos crearon la comisión, que terminó agrupando al movimiento sindical, al estudiantil, a la academia, organizaciones sociales, organizaciones no gubernamentales, sectores de todos los partidos políticos y miles de personas más que, individualmente, también hicieron campaña activa en contra de la reforma.
Finalmente a las 21.30 los delegados de estas organizaciones brindaron su conferencia de prensa, tras haber esperado el tiempo necesario para poder decir algo con sentido; incluso, tras haber seguido por las redes sociales y los informativos lo que habían sido los festejos a la postre injustificados de la Comisión por el Sí a la Baja.
Goyeneche, Zelmar Lucas y Federico Barreto fueron las voces que se escucharon en la conferencia: “Así, con este resultado, se recordará a la generación dorada”, dijeron. Sus protagonistas, voceros, militantes, fueron en su enorme mayoría jóvenes, jóvenes tan jóvenes como aquellos sobre los que podía recaer las consecuencias de una reforma de la Constitución. Tan jóvenes que muchos de ellos ni votaron en 2014, pero lo harán en 2019. Se respiraba un ambiente apartidario, a pesar, incluso, de aquellos que estaban con sus símbolos sectoriales, en su mayoría frenteamplistas.
“A partir de ahora nos enfrentamos al desafío de la seguridad”, afirmaron los referentes del No, quienes rechazaron la privación de libertad como alternativa o solución al problema, poniendo sobre la mesa de nuevo la falta de oportunidades y los prejuicios sociales que hay contra la juventud uruguaya. “Nos unimos contra la desidia”, expresaron, mientras se podía ver en vivo y en directo, o por las cámaras, como los ojos se iban llenando de lagrimas. “Ganaron la cultura democrática, la información y los derechos”, dijeron. Y agregaron que la sociedad había hecho una apuesta por un modelo que no discrimine, que sea inclusivo y respete los tiempos biológicos de la adolescencia, sin esperar sus tropiezos para depositar en ellos los problemas de convivencia y seguridad.
A las 23.00, cuando la pantalla de la tele mostraba a Pedro Bordaberry, principal promotor del Sí a al baja, abrazándose con Luis Lacalle Pou en la sede del Partido Nacional, se volvió a escuchar el único cántico explícitamente partidario de la noche, que proclamaba: “Un minuto de silencio para Pedro que está muerto”. Para entonces, la esquina de Eduardo Acevedo y José Enrique Rodó era una fiesta declarada, ya sin tensiones. Los rostros y los cuerpos bailaban al ritmo de los spots de la campaña. Todos parecían tener el mismo ritmo y letra: “Decile no a la baja”.