La liberación se dispondrá lo antes que sea posible, dijeron en La Habana representantes de Cuba y Noruega, países que mediaron entre la guerrilla y el gobierno para iniciar las conversaciones. La revista Semana informó que probablemente se concrete el fin de semana y con la mediación exclusiva de la Cruz Roja. El Ejército detendrá sus actividades en la zona, tal como ha hecho en liberaciones anteriores. Además del general Alzate serán liberados el cabo Jorge Rodríguez y la abogada Gloria Urrego, que fueron secuestrados junto a él, así como dos militares que habían sido secuestrados a comienzos de mes. Tras conocerse el acuerdo, el gobierno colombiano publicó un comunicado en el que informó que ni bien sean liberados se retomarán las conversaciones en La Habana.

En una comparecencia desde la capital cubana, el jefe de negociadores de las FARC, Iván Márquez, reiteró que el caso de Alzate no es un secuestro sino un evento normal en un estado de guerra. Durante estos últimos días las FARC han insistido en la necesidad de lograr un alto el fuego bilateral, para evitar que la situación en Colombia afecte las conversaciones en La Habana, tal como sucedió en esta oportunidad. Sin embargo, el gobierno se niega a esta posibilidad, entre otras cosas porque en anteriores conversaciones de paz la guerrilla aprovechó el alto el fuego para fortalecerse.

Pese a estas objeciones, algunos medios colombianos no descartan la posibilidad de que este secuestro acelere el tratamiento del punto de la agenda de las conversaciones que refiere al fin del conflicto y el abandono de las armas. Si bien se había pactado que éste sería el tercer punto, se dejó para el final de común acuerdo.

El ciclo de conversaciones que está postergado por el secuestro de Alzate incluye en su agenda el reconocimiento y resarcimiento de las víctimas y el mecanismo para refrendar los acuerdos.

Un balance

El éxito de las negociaciones para la liberación de los militares retenidos por las FARC se conoció el miércoles, el mismo día en el que cumplía dos años la instalación de la mesa en La Habana. Márquez se refirió a este aniversario y realizó un balance. “Nos entendemos mucho mejor. Estos dos años nos han permitido conocernos más, y eso puede incidir en que, a partir de ahora, los resultados de las conversaciones sean más prácticos y viables”, aseguró.

También publicó su balance la organización Reconciliación Colombia, favorable a las conversaciones, que reúne a varios organismos de Naciones Unidas, agrupaciones empresariales y de víctimas y gran parte de los medios colombianos. Bajo el título “Siete conclusiones que quedan de la crisis en el proceso de paz”, el grupo concluye, a partir de los últimos eventos vinculados con las conversaciones, que el proceso de paz está llegando a un punto de “no retorno”, en el cual “ninguna de las partes está dispuesta a levantarse de la mesa” y se produce una “comunicación fluida”.

También se considera que cuanto más se demore un acuerdo final, más dificultades podrían surgir. “El proceso de paz acumula un desgaste y la paciencia de los colombianos también se agota”, señala el grupo en su web. En este sentido, uno de los negociadores de las FARC, Pablo Catatumbo, dijo el miércoles que la guerrilla aspira a firmar el acuerdo final en 2015, algo similar a lo que espera Santos, que consideró que el acuerdo debe firmarse el año que viene. Pese a sus reparos, Reconciliación Colombia considera que el proceso de paz sale fortalecido de esta inesperada suspensión.