El director ejecutivo del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed), Pedro Ravela, fue noticia el martes porque El Observador informó que dejaba su cargo por “desacuerdos en el manejo de los datos” de un informe de la realidad educativa en el país que se dio a conocer ayer. Sin embargo, Ravela estuvo en la presentación de los datos, dijo que la información publicada en el matutino está “plagada de errores” y sostuvo que “suscribe el informe página por página”. Además, aclaró que “los equipos técnicos no tuvieron ninguna limitación” para llevar a cabo la evaluación. Con respecto a la fecha en la que fue presentada, indicó que la idea original era que se hiciera en agosto, pero debió posponerse hasta ayer porque “no se llegó con los datos”. De todas formas, el jerarca señaló que está en un proceso de desvinculación del Ineed por “diferencias con la forma en que es gestionado”.

En la presentación, la presidenta de la comisión directiva del Ineed, Alex Mazzei, explicó que como lo establece la Ley de Educación, el instituto está obligado a presentar una evaluación del sistema educativo cada dos años, y que una de las grandes limitaciones es la escasez de investigadores en educación. Según agregó, es mayor el número de investigadores en educación con un enfoque sociológico que el de los que abordan el tema desde la pedagogía. Para generar otro tipo de incentivos, desde el Ineed están en conversaciones con la Agencia Nacional de Investigación e Innovación, con el propósito de generar un fondo específico destinado a la educación, adelantó la jerarca.

Voces

Ravela explicó que el informe que dirigió recopila indicadores ya existentes y brinda una mirada cualitativa en la que recoge testimonios de estudiantes, docentes, autoridades y expertos. Además, dijo que la consolidación de los cambios en educación siempre lleva tiempo, y mencionó como ejemplo que si bien hoy “nos parece normal” que la totalidad de los niños vayan a la escuela y que los maestros sean diplomados, es un cambio que se consolidó hace 60 años y que llevó cerca de un siglo afianzar.

Ya no llega

El historiador y politólogo Gerardo Caetano comentó el informe, del que dijo que “evita atajos fáciles”, como asegurar que “todo es desastroso”, pero tampoco cae en la postura del “vamos bien”. Además, aseguró que es posible y necesario generar un gran acuerdo social y político que no sólo establezca el rumbo a seguir, sino también cómo hacerlo. Caetano vio con buenos ojos el nombramiento de Fernando Filgueira como subsecretario de Educación y Cultura, pero aseguró que “la educación no se cambia en un período de gobierno”.

Entre los logros destacó la consolidación de transformaciones como el Plan Ceibal, y los acuerdos sobre la importancia de la educación inicial y la extensión del tiempo escolar. Como ejemplo señaló que a principios de la década del 90 en un liceo había cuatro turnos de tres horas y 20 minutos, mientras que hoy los centros tienen dos turnos de cinco horas. De todas formas, señaló que el bajo índice de egresos de secundaria es un “problema histórico” y que, pese a que se registraron algunas leves mejoras en los últimos años, únicamente 67% de los estudiantes termina el ciclo básico y cerca de 40% egresa de la educación media superior. Ravela también mencionó la “paulatina y sistemática reducción de la repetición en primaria, que además “no se hizo al costo de que quienes avanzaron dejaran de recibir aprendizaje”.

Acerca de los principales desafíos, habló de la necesidad de romper el modelo “asignaturista”, y también marcó como un problema que se enseñe el contenido “despegado” de situaciones reales. Además, marcó que actualmente se hace demasiado énfasis en los temas que se dan en clase y no tanto en los aprendizajes de los estudiantes, al tiempo que criticó que comúnmente en las pruebas se les pida la aplicación de “procedimientos de memoria” o que memoricen datos o fechas. El jerarca también cuestionó que Primaria, UTU y Secundaria definan sus currículas por separado, pese a algunos intentos de coordinación en el último tiempo.

Vínculos y sentidos

En cuanto al aspecto vincular, señaló que el informe muestra que los jóvenes quieren permanecer en el sistema educativo y creen que es importante, y que en muchos casos consideran “transitoria” su desvinculación, sin tener en cuenta que cuesta retomar los estudios. Ravela explicó que los estudiantes que se desvinculan lo hacen principalmente porque lo que se ofrece no se adapta a sus expectativas y les gustaría que les enseñaran de forma “más atractiva”. Además, y “pese a que los adultos lo consideren negativo”, sostuvo que el principal interés de los adolescentes “no es aprender”, sino “estar con sus pares”, por lo que cuestionó que algunos liceos no tengan espacios propicios para el encuentro. “No alcanza con ir a buscarlos [en referencia a quienes se desvinculan del sistema], sino que hay que modificar la oferta”, resumió.

También cuestionó el mecanismo de elección de horas docentes y advirtió que el problema no se solucionará si se asignan por tres años en vez de por uno. Según Ravela, el mayor problema se debe a que en Uruguay se piensa la carga horaria docente teniendo en cuenta exclusivamente el trabajo dentro de aula, por lo que tareas como el apoyo especial a estudiantes, recibir a los padres y la planificación de actividades son realizadas fuera de horario. Además, consideró que esa situación es la que genera que los docentes tengan que repartir las horas que toman en distintos lugares, y señaló que en países desarrollados se hacen contratos únicos por centro educativo. Según ilustró, 8,7% de los docentes uruguayos se radican en un único centro, mientras que en países como Brasil o Argentina rondan el 50%, y en países como Finlandia o Corea el porcentaje casi alcanza a 90%.

El estudio también arrojó que en general los docentes sienten “malestar” porque consideran que la sociedad “les pide mucho, pero a la vez no se les dan las herramientas necesarias”. Además, el coordinador del estudio habló de una “debilidad en términos de equipo” en los centros educativos, en los que no hay coordinación intermedia diaria entre los docentes y la dirección. Al respecto aseguró que si no hay equipos, “el tema no se arregla dándoles más autonomía a los directores”, y mencionó como ejemplo que las instituciones públicas quedan “raquíticas” respecto de las estructuras de gestión de los colegios privados. Además, cuestionó que todas las decisiones de los centros educativos, “desde las más importantes hasta las más menores”, pasen por los consejos centrales.

En perspectiva

Ravela también opinó que la Ley de Educación deja un “vacío” sobre quién da cuenta de la política educativa o, en otras palabras, quién “corta el bacalao”. Explicó que si bien encomienda la responsabilidad de diseño de políticas a la Administración Nacional de Educación Pública, luego no menciona nada en concreto cuando nombra las competencias de cada uno de los organismos que la componen. Ravela fue ovacionado por el público cuando aseguró que la educación necesita cambios “estructurales” que nunca van a llegar si se sigue pendiente de mejorar indicadores concretos, y metafóricamente dijo que “tenemos un barco que hace agua” y que cuenta “con la tripulación medio amotinada”. Además, habló de “malos elementos de navegación”, pero aseguró que “el barco sigue navegando y los cambios se van a tener que hacer sobre la marcha”.