El olor a porro prensado paraguayo quedó en el pasado. En la marcha que ayer celebró el primer año de la marihuana legal en Uruguay ese aroma hubiera quedado hasta desubicado en medio de esa ligera y suave dulzura que se respiraba entre los cientos de participantes.
Compuesta mayoritariamente por jóvenes, la muchedumbre se instaló en la parte sur de la plaza Liber Seregni, donde culminó la marcha que había partido de la explanada de la Universidad de la República. La ventosa tarde se acompañaba por alguna cerveza mientras una orquesta tocaba temas tropicales. Luego de la actuación de la comparsa Swahili comenzó una mesa redonda integrada por el director del Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca), Augusto Vitale, la psiquiatra Raquel Peyraube, el abogado del Instituto de Estudios Legales y Sociales del Uruguay (Ielsur) Martín Fernández y Milagros Gallero, de la Red de Usuarios de Drogas y Cultivadores de Cannabis del Uruguay.
Vitale dijo acudir a la cita a título personal y no como representante del Ircca. Explicó que ya se reglamentó el uso del cannabis para uso recreativo, pero no aún para uso medicinal ni industrial.
El diputado suplente Nicolás Núñez (Partido Socialista, Frente Amplio), presente en el acto, subrayó la necesidad de no subestimar esas dos facetas de la ley. “El uso recreativo ya está regulado y dos de las tres formas [el autocultivo y los clubes de membresía] ya son posibles [falta la puesta en marcha del sistema de compra en farmacias]. Pero es muy importante el tema industrial y medicinal, que va a permitir desarrollar otros usos. Hay una industria que está empezando a venir, que puede desarrollarse y que tiene que ver con esto. Es una industria que permite incorporar mucho valor agregado e investigación”, destacó. Según pudo saber la diaria, la aprobación de la reglamentación de la producción de cáñamo industrial se efectuará en los próximos días.
Vitale también comentó que actualmente están en “plena competencia” los oferentes para llevar adelante los cultivos del cannabis que será vendido en farmacias para uso recreativo. Informó que hay unos 18 oferentes en competición y que hoy se abren los sobres con las propuestas presentadas. El jerarca dijo que aún no se sabe en qué fecha se va a poder ir a comprar marihuana en las farmacias. “Hay que respetar a la planta y a los ciclos biológicos y agronómicos de unas cepas vinculadas a los gustos de los usuarios y también al cuidado de la salud”, subrayó.
Según dijeron algunos activistas que se encontraban ayer en el evento, el proceso de la plantación al consumo lleva cerca de seis meses, por lo que se calcula que la venta en farmacias estaría lista recién para junio si los cultivos comienzan a implementarse en enero.
No marche preso
Fernández expresó que la ley “no habilita a los jueces a aplicar de manera arbitraria los parámetros” que establece la norma. “Aunque una persona tenga más plantas o más cantidad de lo que se puede portar, esto no significa necesariamente que tiene que haber un delito”, dijo. “La ley quiere descriminalizar a los usuarios, y es necesario que jueces, fiscales y operadores judiciales lo entiendan: si no hay indicio de tráfico o de actividades ilícitas, estas personas no tienen por qué ser criminalizadas ni tienen que pasar la noche en la comisaría”, agregó. “La dimensión territorial de la aplicación de la ley es fundamental. Si nos quedamos con una reforma legal para universitarios cool de Montevideo vamos a dar un mal mensaje”, opinó.
A fines de noviembre, un cultivador de Bella Unión (Artigas) registrado en el Ircca fue detenido por policías que le incautaron transitoriamente sus plantas, aunque luego le fueron devueltas. “Quizá la dimensión territorial no se logre de un día para el otro, pero sería bueno que se lograra lo antes posible”, agregó Vitale.
Por su parte, Peyraube dijo que tiende a pensar que va a aumentar el consumo con el proceso de legalización, aunque “mucha gente que antes decía que no consumía ahora va a decirlo. Las estadísticas estaban subdeclaradas”. Además, consideró que la “disponibilidad” es un factor que juega para que aumente el consumo. “No me preocupa que aumente el consumo, pero sí que aumenten los usos problemáticos, que en el cannabis existen”. Según dijo, hay consumo problemático de una sustancia cuando éste impacta “en una o más áreas vitales de la persona”, ya sea “su salud física o psíquica, trabajo o estudio, relaciones, relación con la ley o la economía de la persona”.
Por su parte, Gallero dijo que en la Red de Usuarios se trabaja con el cannabis con personas que tienen problemas de adicciones a otras sustancias. “Los usuarios problemáticos empiezan a plantar. Plantar cannabis es una terapia que está muy buena, no solamente para poder fumar: también podés hacer pintura, galletitas, leche. Se puede consumir de otra manera, y eso ayuda a bajar la abstinencia y la ansiedad”.