-¿Cómo ingresaste a Aratirí?

-Trabajaba en una estancia entre Valentines y Treinta y Tres. Entré en la empresa porque mandé un currículum y me llamaron. Fue a fines de 2008, cuando en el campo estábamos ganando un salario de entre 5.000 y 6.000 pesos. Al ingresar a la industria, eso mejoró mucho. Nos organizamos sindicalmente en la UNTMRA, participamos en los Consejos de Salarios y conseguimos que hoy el trabajador que entra a la industria minera sin experiencia previa gane un salario de 23.000 pesos. Además se resolvió la situación de informalidad de muchos trabajadores: 84% de los que ingresaron a Aratirí estaban en esa situación, y permanecen índices altísimos en muchos lugares de la región. La sindicalización no fue fácil, porque en Cerro Chato la cultura sindical era cero. No existía ningún sindicato y ni siquiera se celebraban los 1º de mayo.

-El debate sobre la minería a cielo abierto parece estar fuertemente polarizado. ¿Cuál es la posición del sindicato?

-No estamos de acuerdo con ningún fundamentalismo. Ni con el de aquellos que pregonan prohibiciones de todo y que, por lo que plantean, tendríamos que volver a las piedras y los taparrabos, ni con el de las empresas que vienen, se instalan y lo que quieren es llevar adelante una minería meramemente extractiva. Queremos una minería en beneficio del país y en función de las grandes mayorías, que han sido siempre postergadas, especialmente en esa zona. Queremos una minería con participación del Estado en el cuidado del medio ambiente, fortaleciendo y desarrollando los organismos de contralor. Apoyamos la Ley de Minería de Gran Porte porque plantea formalizar una comisión de seguimiento en la que van a estar todas las partes involucradas. La comunidad de la zona y los trabajadores vamos a ser los primeros en defender el ambiente en donde vivimos, por la sencilla razón de que si se hacen las cosas mal vamos a ser los primeros afectados. Creemos que la minería no se puede prohibir, sino que se tiene que adecuar a la realidad del país.

-¿Qué otras propuestas tiene el sindicato?

-Otro eje es promover procesos que permitan mayor riqueza para la sociedad, estableciendo un sistema de compras públicas, aumento de impuestos y cánones, y la expropiación de reservas mineras para la explotación por parte del Estado. Tiene que haber encadenamientos productivos hacia atrás y hacia adelante, con una minería asociada a la industrialización avanzada. En el caso del hierro hay que seguir adelante con los diferentes eslabones, como la peletización y el arrabio [grados mayores de fundición del hierro], hasta llegar, en un futuro, a una industria siderúrgica.

-¿Qué piensan sobre los volúmenes y los plazos que se manejan para la extracción?

-Hemos participado en seminarios y foros internacionales sobre minería, y en otros países hay ejemplos de minería que son buenos y otros que son vergonzosos. Nosotros apuntamos a lo mejor. Tenemos diferencias con el proyecto que plantea Aratirí, porque no estamos de acuerdo con el volumen de la extracción del mineral. Planteamos una minería adecuada a la realidad y de menor magnitud. Pero en eso vamos bastante avanzados, y si bien no conocemos en detalle el contenido del contrato que se va a firmar entre el gobierno y la empresa, está casi confirmado que va a ser un volumen menor, como lo viene planteando el sindicato. Estamos en contacto tanto con la empresa como con el gobierno. No pretendemos saber detalles de la negociación, pero queremos estar informados. Ahora tenemos que poner énfasis en la industrialización del mineral.

-¿Cuál es su opinión del movimiento que se ha generado en contra de la minería metalífera a cielo abierto y de Aratirí? ¿Han tenido instancias de diálogo con estas organizaciones?

-Al principio, sí. Antes de que esto tomara las dimensiones que tiene ahora, tuvimos intercambios, pero después no coordinamos más. Lo que vemos es que esto ha tomado un rol político importantísimo y hoy hay una alianza muy rara entre la derecha más rancia de este país y grupos de pseudo izquierda como Asamblea Popular. Respetamos los diferentes puntos de vista, pero no los compartimos.

-¿Consideran que eso está vinculado con fines electorales?

-Sin duda. La derecha no quiere que el país siga creciendo y que se instalen más industrias, y la pseudo izquierda, tampoco. No podemos olvidar que la minería en Uruguay la instalaron gobiernos de los partidos tradicionales. Hoy se oponen, basándose en argumentos ambientalistas a veces absurdos, porque si vamos a hablar de contaminación, hoy la preocupación de los expertos en el medio ambiente no es la minería, sino la erosión de los campos debido al alto contenido de fertilizantes y químicos que tienen los cursos de agua. Pero de eso no escuchamos hablar a los ambientalistas. La minería se transformó en un punto de la campaña electoral que la derecha está utilizando para obtener votos.

-El ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, dijo que los campos de donde se va a extraer hierro van a ser más productivos que las actividades agropecuarias. ¿Comparten esa afirmación?

-Lo que pasa es que hay mucho desconocimiento. Hay periodistas, e incluso voceros de diferentes organizaciones ambientalistas, que ni siquiera conocen la zona donde se va a desarrollar la minería. Son zonas relativamente aisladas, donde no hay mayor producción o existe una producción ganadera meramente extensiva, y está demostrado que ese tipo de producción no es suficiente para todos, porque hay mucho desempleo y bajos salarios. Compartimos lo que dijo Aguerre; lo que no compartimos es que haya salido un grupo de estancieros de Cerro Chato a declararlo “persona no grata” por esos dichos (ver la diaria de ayer). No tienen derecho a declarar persona no grata a ningún ministro ni a nadie, porque no son los dueños del pueblo. Quizá antes pensaban eso, pero el pueblo es del pueblo y hay mucha gente que piensa diferente a los estancieros.