En este período de gobierno se instaló en la agenda pública la discusión sobre el Sistema Nacional de Cuidados (SNC). A un año del cambio de gobierno, las consultoras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) Rosario Aguirre y Fernanda Ferrari repasaron el miércoles, en el marco de la presentación de su trabajo “La construcción del sistema de cuidados en Uruguay”, los avances y frenos que se han dado en el camino, e identificaron cinco “nudos” como factores obstaculizadores del proceso de construcción del SNC.

“Hubo un freno en el financiamiento”, sostuvo uno de los actores de la sociedad civil entrevistados para el trabajo. El gobierno reconoció que la falta de recursos económicos constituye “una de las barreras más significativas para potenciar la implementación del SNC”. En particular, el presidente del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU), Javier Salsamendi, uno de los comentaristas del trabajo, consideró que la falta de financiamiento “tiene que ver con la voluntad política”. Por su parte, el ministro de Desarrollo Social, Daniel Olesker, lo relacionó a la institucionalidad e inercias sectoriales. Respecto de la institucionalidad, uno de los actores de la sociedad civil opinó que “no hay una articulación interinstitucional que permita pensar en un sistema”.

Esto también se relaciona con la falta de voluntad y liderazgo político, otro de los obstáculos reconocidos. Algunos actores del gobierno coinciden en que el sistema político y los agentes del gobierno no priorizaron el SNC en la agenda de temas, y consideraron, al ser entrevistados, que con esta actitud “se va devaluando el concepto inicial de sistema de cuidados”. Para las autoras, “esta falta de urgencia en la valoración del SNC da cuenta de la inmadurez del problema de los cuidados como política pública en el Estado uruguayo”. Otro obstáculo identificado fue la generación de “instrumentos focalizados en pobreza, que atentan contra la universalidad progresiva de la cobertura”, a lo que un actor de la academia argumentó que en este caso “no existe la universalidad progresiva. O se establece de entrada o no se logra”.

El último “nudo” identificado es “la ausencia de compromiso empresarial”. Si bien se alcanzó un consenso sobre los otros obstáculos, en este aspecto las autoridades tuvieron diferencias. El presidente del Banco de Previsión Social, Ernesto Murro, dijo que no cree “que los empresarios no se hayan ‘metido’”. “Es más, creo que se metieron y mucho”, agregó, y sostuvo que le corresponde al Estado “mejorar la búsqueda de involucramiento” de estos actores. Un actor integrante de un partido político no identificado en el trabajo dijo que “[para los empresarios] todo es visto como un gasto y no como una inversión en las condiciones de seguridad que tiene el trabajador para llevar adelante su tarea”.

Por otro lado, Salsamendi consideró que la ausencia de compromiso empresarial “es un problema en Uruguay” y culminó: “Deberían entender que no se puede ser feliz rodeado de tanta gente que no es feliz”.