AÑO 2006

24 de marzo

El edil Luis Ciganda alerta en la Junta Departamental de Soriano por el avance de la soja, y el consecuente impacto ambiental y sanitario. En ese ámbito contó que “funcionarios del Ministerio de Ganadería estuvieron en la zona de Palmitas investigando la denuncia de contaminación por fumigación en soja y hasta ahora no vemos ningún resultado positivo, se sigue fumigando, llegándose incluso a cuatro metros de las viviendas de Mevir”.

13 de junio

la diaria publicó que los habitantes de Palmitas presentaron una carta, firmada por 51 personas dirigida a la Junta Departamental de Soriano, en la que se expresaba preocupación por los efectos de los agrotóxicos en su salud y por la escasa distancia de las viviendas a la que se estaba fumigando. El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) recibió entre enero y febrero de 2006 cuatro denuncias de habitantes de Palmitas por fumigaciones realizadas sin respetar las distancias exigidas. En tres de las cuatro inspecciones realizadas en Palmitas (el 24 y 27 de enero y el 10 de febrero) se comprobó que las denuncias eran ciertas. El 5 de junio de 2006, en respuesta a un pedido de informes que el diputado blanco Gonzalo Novales había realizado en marzo de 2006, el MGAP hizo saber que la empresa Agroveterinaria El Tala SCA fumigó desconociendo un apercibimiento previo del ministerio y que ésta sería multada por un monto que puede ir de diez a 2.000 unidades reajustables.

AÑO 2008

Marzo y abril

Pobladores de la localidad canaria de Santa Rosa se entrevistaron varias veces con autoridades del MGAP en rechazo a las fumigaciones aéreas llevadas a cabo en las inmediaciones del kilómetro 54,500 de la ruta 82 sobre cultivos de soja transgénica, alcanzando incluso a escuelas y zonas rurales.

5 de abril

El cura Sergio Carrión manifestó su preocupación y la de muchos vecinos de Rafael Perazza, San José, por la fumigación que desarrollan las avionetas que trabajan en plantíos de soja, ubicados en algunos casos a pocos cientos de metros de la planta urbana de la localidad de más de 1.000 habitantes. “No tengo nada contra los productores, pero sé de la toxicidad de los productos que se usan. En los últimos tiempos hemos comprobado que las avionetas que fumigan los cultivos de soja, próximos a la planta urbana, dan vuelta sobre el pueblo, porque la proximidad no les da alternativa. En los últimos tiempos han aumentado los casos de alergia en Rafael Perazza, aunque no tengo elementos que me permitan asociar una cosa con la otra”. “Yo mismo tengo un problema de ese tipo”, dijo a El País.

24 de junio

Varias crónicas en distintos medios consignaron que en las costas del río Negro, a la altura de San Gregorio de Polanco, Tacuarembó, aparecieron peces muertos, principalmente bagres, situación que comenzó a suceder en 2005. En su sitio web, la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas para América Latina (Rapal) agregaba que en los últimos años ha habido un aumento del cultivo de soja y que “tanto a la entrada de San Gregorio de Polanco, al costado de la ruta 43, como río arriba a San Gregorio y en la margen opuesta en el departamento de Durazno, se han constatado plantaciones de soja”, cultivo asociado “a un paquete tecnológico de agrotóxicos conocidos mundialmente por su toxicidad en las especies acuáticas”.

4 de agosto

La Mesa de Desarrollo Rural del departamento de Canelones, que agrupa a delegados de 30 entidades gremiales y vecinales productoras de hortalizas y frutas, resolvió en su sesión del lunes 28 de julio “solicitar a las autoridades de gobierno la prohibición de las aplicaciones aéreas dentro de los límites departamentales”. Así informaba Radio Mundo Real el planteo del colectivo tras una sucesión de casos de intoxicaciones y contaminaciones en comunidades cercanas a plantaciones de soja, entre ellas, Rincón de Rocha, La Cadena, Costas de Tala y Barra de Tala.

3 de setiembre

RAPAL dio a conocer una situación similar a la descrita por la organización canaria, en este caso hecha desde la Unión de Pequeños Productores y Artesanos del norte de Uruguay, de Tacuarembó: “En campos situados a la altura del kilómetro 310 de la ruta nacional 26, en dirección a la ciudad de Melo, una empresa agrícola está procediendo a destruir un monte nativo, que era habitualmente utilizado por apicultores para llevar sus colmenas y por vecinos como lugar de esparcimiento […] Unos kilómetros antes, en el lugar conocido como Pueblo del Barro, los vecinos han denunciado en múltiples oportunidades que las avionetas que fumigan los cultivos afectan a los niños y a la población en su conjunto (alrededor de 46 familias). Hay preocupación por la calidad del agua y por el efecto de los agrotóxicos en su salud. La alarma se justifica, porque después que se haga la cosecha del trigo actualmente plantado, se espera planten soja. Este año se espera que las plantaciones de soja alcanzarán las 772.000 hectáreas, muchas de ellas en el Departamento de Tacuarembó”.

AÑO 2009

27 de febrero

Apicultores de la zona de Guichón, departamento de Paysandú, se sumaron a las protestas que siguen surgiendo en distintos puntos del país por las consecuencias negativas que provoca el manejo masivo de productos químicos mediante las fumigaciones realizadas por vía aérea y terrestre. El diario El Telégrafo consultó en este contexto al productor local Carlos Urruty, quien opinó que “el avance de los nuevos modelos productivos, a los que bien podríamos llamar destructivos, han crecido con el afán de producir más y más a cualquier costo, sin importar los perjuicios, desconociendo a la vez los equilibrios naturales. ¿Sabrán que existen ecosistemas y que gracias a ellos vivimos? Si éstos se alteran o se rompen, nos destruimos nosotros mismos”.