La reforma constitucional de 2004, que consagró el acceso al agua potable como un derecho humano fundamental, impulsó cambios y creó normas y estructuras para la gestión y preservación del recurso. Al frente de la Dirección Nacional de Agua (Dinagua) está Daniel González, cuyo campo de acción específico se relaciona con los caudales de los distintos cauces. Pero desde que en 2012 empezaron a funcionar las primeras Comisiones de Cuenca, también ha tenido que incorporar en su agenda aspectos que tienen que ver con el manejo, gestión y planificación de este recurso. La reglamentación de estos ámbitos de participación colectiva determina que por su cargo deba presidir todas estas comisiones en calidad de representante del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA).

En diálogo con la diaria acerca de la preocupación expresada por habitantes y organizaciones sociales de comunidades que denuncian trastornos de salud por las fumigaciones y expresan temor por el impacto que pueden tener en la calidad del agua, el jerarca indicó que los exámenes que se están realizando no reflejan que esto sea un problema. González señaló que el asunto más preocupante es lo que ocurre en el río Santa Lucía, con la erosión del suelo y su condición histórica de cuenca productora de alimentos para la capital, el elevado índice de nutrientes que presenta y la aparición del agrotóxico atrazina, que no está asociado a la producción sojera.

“Si bien hemos visto que existen problemas de calidad [en otros cursos], el primero que se planteó y el que se conoce más es el de Santa Lucía, donde hay un problema de calidad; sobre eso se está trabajando. No en vano se sacan las medidas y los planes, que están dirigidos a lo que es el principal problema de calidad: los nutrientes. No quiere decir que no se haya monitoreado otro tipo de sustancias en el agua, sí se han monitoreado, pero lo que tenemos son valores altísimos de fósforo y nitrógeno; nuestro problema es ése, no otro”, dijo el funcionario.

Las medidas abarcan desde la fiscalización sobre vertidos industriales y domésticos hasta las limitaciones a los productores rurales. También se impulsó un programa de mejora del cumplimiento ambiental de vertimientos de origen industrial, y se dispuso la reducción del nivel de Demanda Bioquímica de Oxígeno (DBO), nitrógeno y fósforo.

Las medidas incluyen la declaración como área “prioritaria sensible” a la zona A de la cuenca (Santa Lucía aguas arriba de la confluencia con el río San José; Santa Lucía Chico; arroyo de La Virgen; río San José; arroyo Canelón Grande y arroyo Canelón Chico), y se obligará a todos los padrones rurales a realizar el control de la aplicación de nutrientes y plaguicidas mediante la presentación en el área de los Planes de Uso, Manejo y Conservación de Suelos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP).

En la misma zona se suspenderá la instalación de nuevos emprendimientos de engorde de ganado a corral (feed lots) y otras prácticas de encierro permanente de ganado en corral a cielo abierto, mientras que a los tambos se les exigirá el tratamiento y manejo de efluentes, con plazos diferenciales según su tamaño.

González explicó que otro de los ejes de trabajo son las llamadas áreas buffer, similares a las áreas protegidas, que estarán exentas de producción, con vistas a la recuperación de los ecosistemas afectados. “Empezando a actuar ahora, estás seguro de que, de todas maneras, te va a llevar años recuperarte. En primer lugar se busca parar la situación, que no empeore; y, sosteniendo las medidas con los años, se irá haciendo evidente la recuperación. Para estar seguros de que se tienen resultados deben pasar por lo menos cinco años”, proyectó el titular de la Dinagua.

Sobre la posibilidad de replicar estas acciones en otras cuencas para evitar que lleguen al estado actual de la del Santa Lucía, consideró que “en cierta medida son extrapolables. La experiencia que se vaya haciendo en el Santa Lucía va a ser bastante buena, porque es un caso extremo y porque, por ser fuente de agua potable, la necesidad de calidad es muy grande. Entonces, si logramos darle una respuesta a una cuenca con características tan extremas, estamos teniendo una buena base para dar respuesta a otras realidades”.

González remarcó la importancia del trabajo interinstitucional, ya que “en las medidas que se sacaron hay de todo, y en realidad no queda sólo dentro del MVOTMA, porque unas cuantas cosas también dependen del MGAP, y si no participa OSE, no camina; el MVOTMA asume, si se quiere, el liderazgo de lo que es una coordinación institucional”.