El Tribunal Supremo mexicano dejó en suspenso, ayer, una propuesta para autorizar el cultivo y el consumo de la marihuana con fines recreativos y medicinales, por iniciativa de Arturo Zaldívar, uno de los 11 jueces que integran esa corte. El proyecto busca declarar inconstitucionales cinco artículos de la Ley General de Salud que prohíben la siembra, el cultivo, la preparación y posesión de estupefacientes exclusivamente con fines médicos y científicos, y la posesión para consumo con fines recreativos de la marihuana.

La propuesta del ministro, que no contempla autorizar su comercialización, fue presentada a la primera sala de la Suprema Corte el viernes 16. La iniciativa pretende amparar una solicitud realizada hace dos años por la Sociedad Mexicana de Autoconsumo Tolerante y Responsable, que promueve el cultivo de marihuana con fines de consumo recreativo y que en su momento fue rechazada por la Comisión Federal de Protección de Riesgos Sanitarios.

El documento presentado por Zaldívar establece que no le corresponde al Estado tomar la decisión de “experimentar los efectos de la sustancia” sino “a la autonomía individual”. Además, argumenta que el consumo de la marihuana “no supone un riesgo importante para la salud” de los adultos si se hace de forma responsable, y que sus efectos nocivos son “menores o similares” a los que producen sustancias “legales” como el alcohol o el tabaco. Para que la propuesta sea aprobada, bastaría que al menos tres de los cinco jueces de la primera sala la respaldaran.

Este debate se reabre al mismo tiempo que el Estado mexicano falla a favor de la lucha de dos padres por conseguir la medicación de su hija epiléptica con derivados de la marihuana, que incluso contó con una petición firmada por 45.000 personas.

El caso de Graciela Elizalde, una niña de ocho años que sufre al menos 100 ataques de epilepsia diarios por el síndrome de Lennox-Gastaut, sensibilizó hasta a los sectores más conservadores que se oponían a la legalización de la droga.

Los padres de Graciela contaron públicamente que ella sufre esos ataques de epilepsia desde sus primeros meses de vida y que éstos se intensificaron con el paso de los años, al punto de incapacitarla físicamente y poner en riesgo su capacidad intelectual. Después de administrarle al menos 19 anticonvulsivos diferentes en los últimos siete años, conocieron la historia de Charlotte Figi, una niña estadounidense de seis años con el mismo problema, que mejoró su estado al consumir aceite de cannabis. Entonces comenzaron una batalla de semanas en la que enfrentaron a una multitud de rechazos, pero lograron una victoria el 9 de setiembre, cuando un juez autorizó la importación de esta medicación, con la condición de que el tratamiento fuera recetado por un médico y que la marihuana o sus derivados fueran comprados de forma legal.

El aceite con cannabidiol -Epidiolex- fue finalmente importado desde Estados Unidos, donde su uso para fines medicinales es legal en muchos estados, y fue entregado a la familia de Graciela el lunes 19. Al día siguiente, la niña ya empezó el tratamiento, informó la agencia de noticias Efe. Si la propuesta de Zaldívar es aprobada, este tratamiento podría aplacar el sufrimiento de los 50.000 niños mexicanos que tienen un padecimiento similar, informó el médico mexicano Saúl Garza Morales al diario La Jornada. Pero, por ahora, el tema quedó en lista de espera y aún no se precisó cuándo será analizado nuevamente, según informó el mismo diario.