“El concepto de un país no se puede medir con el de una empresa. O el de un balance, para que cierre el balance. El balance de un país se cierra por cuántos argentinos están adentro y cuántos afuera. No es lo mismo un país que una empresa. Que nadie se confunda”, advirtió ayer la presidenta Cristina Fernández, en un nada disimulado mensaje para su sucesor, Mauricio Macri. La mandataria hizo ayer su reaparición después del triunfo opositor del domingo, acompañada por los integrantes de la fórmula oficialista, Daniel Scioli y Carlos Zannini.

El martes Fernández se reunió con Macri para hablar de la transmisión de mando, aunque el presidente electo esperaba tratar otros temas. “No valió la pena”, dijo al salir de la Casa Rosada. El macrismo da a entender que ésta será una transición dura, y los medios advierten sobre las dificultades que tendrá el próximo Poder Ejecutivo para gobernar, porque su bancada es minoritaria en el Congreso.

Ayer Fernández aseguró que nunca se le ocurriría “hacer algo que dañara la gobernabilidad y la convivencia de los argentinos”, y aseguró: “Vamos a colaborar, no vamos a dejar un gobierno sin presupuesto”. Pero Fernández también tuvo palabras duras para la oposición: “Perdimos por una diferencia muy chiquita [menos de 3%]. Si hubiera sido al revés, ¿hubieran reaccionado como lo hicimos nosotros?”, preguntó, y recordó que en las elecciones de Tucumán el candidato a gobernador de la oposición “mantuvo en vilo a la sociedad” con una diferencia de 14%. “Quédense tranquilos, no vamos a hacer lo que nos hicieron a nosotros”, dijo.

La presidenta bien que deja el gobierno con “el orgullo de haber cumplido parte de la tarea”, que “nadie puede decir que no se progresó en estos años” de gobiernos kirchneristas y que se ha “empoderado al pueblo en sus derechos”. Concluyó: “Son ustedes los que deberían defenderlos si alguien se atreve a querer arrebatárselos […] Allí estaremos, junto a ustedes, defendiendo las conquistas logradas”.