Durante la campaña electoral, el presidente argentino, Mauricio Macri, prometió impulsar en el Mercosur la aplicación de la cláusula democrática contra Venezuela. Sin embargo, después de las elecciones parlamentarias venezolanas, en las que ganó la oposición, Macri consideró que el reconocimiento de la derrota por parte del oficialismo era suficiente para dejar de lado aquella iniciativa. De todos modos mantendría otra en pie: la de reclamar la liberación de dirigentes políticos opositores presos, entre ellos Leopoldo López, cuya esposa, Lilian Tintori, celebró el triunfo electoral de Macri en el búnker de Cambiemos, en Buenos Aires. Ayer el presidente argentino tuvo la oportunidad de dar ese discurso y de escuchar la respuesta del gobierno venezolano.

“Quiero pedir aquí, expresamente, delante de los jefes de Estado miembros del Mercosur, por la pronta liberación de los presos políticos en Venezuela, porque en los estados parte no puede haber lugar a persecución política por motivaciones ideológicas o por pensar distinto”, dijo Macri en la cumbre semestral de jefes de Estado del Mercosur. Su gobierno ya había adelantado que era probable que el presidente llevara este tema a Asunción, y Macri lo puso sobre la mesa poco después de que el anfitrión, el presidente paraguayo, Horacio Cartes, le diera la bienvenida a ese ámbito.

Otro recibimiento

Trabajadores de varias organizaciones sindicales paraguayas acompañaron la cumbre del Mercosur en Asunción con un paro de 48 horas que comenzó ayer, para hacerle una serie de reclamos al presidente paraguayo, Horacio Cartes. Exigen un aumento salarial de 25% para compensar la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores, mejoras en las jubilaciones y avances en cuanto a las libertades sindicales. Según informó el medio digital E’a, los sindicatos también incluyen entre sus demandas que se invierta 7% del Producto Interno Bruto en educación, la baja del precio del boleto, la reforma agraria, el control sobre el uso de agrotóxicos y un impuesto a la soja, además de manifestar su rechazo a la Ley de Alianza Público-Privada que promueve el gobierno.

Macri agregó que su gobierno vio “con agrado que Venezuela” asumiera los resultados de las legislativas y pidió “prudencia a la oposición” de ese país. Afirmó que su “visión de la democracia no es sólo acudir a las urnas, la democracia es una forma de vida, un pacto de convivencia”.

Nicolás Maduro, el presidente venezolano, no estaba allí para escucharlo porque “compromisos internos” le impidieron viajar a la cumbre. De todos modos, Maduro ya conocía la opinión de Macri y le había respondido días atrás: “En Argentina ganó una opción ultraderechista, neoliberal, extremista, antilatinoamericana y profundamente antibolivariana. Macri es un burgués de la élite y todo el gobierno que ha nombrado es la crema de la élite. Creo que le va a ir muy mal, señor Macri”.

Ayer la canciller venezolana, Delcy Rodríguez, reemplazó a Maduro en la cumbre, que había reunido también a los presidentes de Brasil, Bolivia, Chile y Uruguay. “Usted está haciendo injerencia sobre los asuntos de Venezuela”, le respondió Rodríguez a Macri. “Usted está defendiendo a esta persona, está defendiendo este tipo de manifestación, esta violencia política”, le dijo, y mostró a los presentes fotos que agencias de noticias internacionales sacaron de las protestas opositoras de 2014, a las que había convocado, entre otros, Leopoldo López. “Éstas son las protestas pacíficas de 2014, para los que no lo habían visto”, les dijo. “Incendiaron el Ministerio Público y 19 universidades, obligaron a evacuar una institución de educación con niños de dos a cinco años, por riesgos de asfixia [...]. Atentaron contra el acceso de los y las venezolanas al servicio de alimentación, de educación”, afirmó.

La canciller dijo que si se convoca un “debate serio sobre los derechos humanos”, sin “doble moral”, Venezuela estará en “primera fila”, y que los programas sociales que aplica su país para garantizar diversos derechos de la población lo convierten en un “modelo en el mundo en cuanto a los derechos humanos”.

Además, como contraataque, Rodríguez le manifestó a Macri su sorpresa por la decisión de un fiscal de imputar a la presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, porque llamó a protestar contra el nuevo gobierno argentino. El fiscal Carlos Stornelli abrió una investigación contra la dirigente por “incitación a la violencia colectiva” debido a que ella convocó a una “marcha de la resistencia” contra el gobierno de Macri, al que consideró el “enemigo”. Un abogado, Guillermo Fanego, denunció a Bonafini bajo el argumento de que “esta consigna no puede ser tomada sino en un contexto de incitación a la rebelión de grupos que deben dejar el gobierno, de los que surgen declaraciones netamente destituyentes”, informó la semana pasada el diario La Nación.

También fue Rodríguez quien se ocupó de contestarle días atrás a la canciller de Macri, Susana Malcorra, que manifestó su preocupación por los políticos opositores presos en Venezuela. “Preocupa profundamente que la canciller Malcorra manifieste preocupación por personas incursas en delitos de naturaleza terrorista”, dijo, y agregó: “No será de la mano de la sonrisa imperial que usted abonará a la unidad regional y a los intereses nacionales de su país [...]. Cesen las acciones en contra de la Patria de Bolívar por los carteles de la derecha internacional”. ■