Hace 78 años, en una localidad salteña llamada Mataojo, nacía la artista plástica Lacy Duarte. “Empecé a estudiar pintura a los 15 años, viniendo del campo”, decía en 2005, en una entrevista con Anamaría Forteza por su participación en la Bienal de Venecia. En esa misma nota, Duarte cuenta cómo se fue de su casa a esa edad, y cómo la transformó un viaje por Europa y Estados Unidos; también habla de su exilio en Brasil, de su militancia política, y de cómo, desde los 90, su trabajo la retrotrajo a su infancia y adolescencia, a la realidad en la que vive la mujer de campo. Además, reflexiona sobre las bienales de arte: “La sensación es de quién hace algo más novedoso, más original, más nuevo y más grande. El arte para mí es una forma de vida, una forma de aliviar la vida”.
Su obra abarcó varias series, desde las que incluyeron pinturas y objetos, tallas en madera y colchas de trapos (traperas), hasta instalaciones que refieren a la condición de mujer en el campo y a las tareas rurales (Ceibos y panes, Bretes, Trampas, Venceduras, Traperas, Memoria y ritos en el espacio de la mujer campesina), muchas veces dialogando con Pedro Figari desde esa temática campestre.
Entre otros reconocimientos, recibió el Premio Figari a la trayectoria y fue seleccionada para participar en bienales como las de París, Venecia, Suiza y La Habana. Expuso en Brasil, Estados Unidos y países europeos. Falleció ayer, y el velatorio se hará de las 7.00 a las 9.00 en Tomás Basáñez 1277. El entierro será en el Cementerio del Buceo.