“Hace rato que ese equipo viene jugando lindo, desde la campaña del ascenso”, me dijeron antes de que empezara el Clausura con la victoria ante River 5-2.

Volvía a pegar como en enero, el sol a pleno era el dueño de la tarde que nuevamente coqueteaba con el verano en el este del país. Atenas, el local -vecino y no tan local- en el Campus de Maldonado, recibía a Danubio. Los dos llegaban con victorias auspiciosas que prometían un partido interesante, tanto que hasta hizo mover al camión de Tenfield desde Divina Comedia hasta Maldonado.

Danubio se comió el arranque del partido con Hamilton Pereira y Viana controlando la mitad del campo, centrando el juego en el campo de los locales. Desde el punto penal abrió la cuenta el equipo franjeado: tras una infracción de espaldas al arco, el argentino Matías Castro se encargó de la falta con un remate fuerte al palo izquierdo de Barloco.

Nacho González desbordaba por la derecha, Danubio crecía y el segundo gol estaba cerca, tan cerca que Matías Castro tuvo la oportunidad nuevamente en un insólito penal, pero Barloco esta vez atrapó el remate que salió con menos potencia que el primero. Esa atajada fue el clic. El equipo de Arias sacó cabeza y comenzó a avanzar, Rafael Acosta, con una media luna cayéndose desde la puerta del área, desató el grito de los carolinos que se ubicaban en la tribuna principal. Los azulgranas siguieron con un Keosseian firme en el medio y Peraza hábil, pícaro en la zona ofensiva. La primera parte culminó con Atenas superando en juego a su rival, una muestra de lo que fue el complemento.

Con una brisa que se abría en el campo y refrescaba, a los cuatro minutos los carolinos reengancharon la sintonía de los últimos 20. Todo arrancó con una gran jugada de Peraza por el sector izquierdo para el 2-1. Pasaban los minutos y la pelota pasaba un poco más por los pies de los futbolistas de Danubio pero ellos se desgastaban en cada ataque por los nervios de sentir la arena deslizándose por el reloj y de sentir que el rival estaba fuerte. Más se le complicó al equipo del Leo Ramos con la incidencia en la que Formiliano, quien estaba amonestado, pierde pelota ante Rafael Acosta, le comete infracción y deja a los suyos con un hombre menos que su rival.

Atenas, cauto, ordenado, concentrado, apostó a defenderse interceptando los pases rivales sin dejar que nazca el peligro y atacando al rival cuando bajaba la guardia. Atenas, con uno más, estaba para liquidarlo.

Sobre el cierre Sosa desbordó y Santiago Charamoni selló el triunfo. El pibe tacuaremboense, que iba al liceo 68 del Cordón con Giorgian de Arrascaeta, vicecampeón del mundo sub 17 en México, está a préstamo de parte de Defensor y en su primera aparición en Atenas, mojó.

Hace rato que viene metiéndole el equipo de Arias que te pinta tribunas y buen fútbol dentro del terreno. Escapándole al descenso y soñando. Porque eso es gratis y es hermoso.