Es posible que a partir del encuentro que hoy mantendrán en Buenos Aires con Héctor Timerman, el canciller Rodolfo Nin Novoa y el subsecretario José Luis Cancela puedan suturar, al menos en parte, el desplante que significó para el nuevo gobierno la ausencia de la presidenta Cristina Fernández en la asunción de Tabaré Vázquez. La dupla de Relaciones Exteriores de Uruguay cruzará el Río de la Plata con un objetivo específico: agendar un encuentro entre ambos presidentes. Nin sabe que, al menos por este año -en octubre hay elecciones presidenciales en la otra orilla-, el curso de las relaciones con Argentina no será sencillo de recorrer. Y que quizá no pueda exhibir resultados inmediatos. Pero, en la misma medida, también es consciente de que si logra concretar una cumbre presidencial, esa cita tendrá una importancia central en la futura viabilidad de las relaciones con los vecinos.

El nuevo ministro pidió a su entorno reserva sobre sus conversaciones con su par argentino. La idea, en principio, es trabajar con sigilo y “evitar frustraciones”, explicaron fuentes diplomáticas a la diaria. Hasta ayer, ninguna de las dos cancillerías había publicado comunicado alguno sobre el encuentro. Las fuentes explicaron que tampoco está previsto realizar una conferencia de prensa conjunta. La reunión, eso sí, será “a agenda abierta”. Nin y Cancela estarán acompañados por el nuevo embajador en Buenos Aires, Héctor Lescano.

En el tope de la larga lista de temas que preocupan al gobierno uruguayo se encuentran las restricciones al comercio bilateral, los desencuentros en torno a la publicación de los datos surgidos del monitoreo conjunto de la planta de UPM y el río Gualeguaychú ordenado por el fallo de La Haya, y los dragados del río Uruguay hasta Paysandú y del canal Martín García (Río de la Plata).

La reunión tiene lugar en medio de cuestionamientos del nuevo gobierno a la solución alcanzada por la administración anterior para el dragado del canal Martín García. Ayer, en declaraciones al programa Suena tremendo, de El Espectador, el ministro de Transporte y Obras Públicas, Víctor Rossi, dijo que “no es aconsejable que Uruguay continúe con una forma de atender las necesidades de dragado del Martín García que ha significado un claro retroceso en las posibilidades de navegación”. Actualmente, el acuerdo entre Argentina y Uruguay para el dragado establece que la Administración Nacional de Puertos de Uruguay y Vías Navegables de Argentina se encarguen de los trabajos. Desde hace un tiempo, varios empresarios navieros están advirtiendo que, desde que la empresa holandesa Riovía fue desplazada de la gestión del dragado, el canal perdió profundidad. Esto llevó a que varias embarcaciones encallaran, perdiendo competitividad frente al canal Mitre, donde además de “ancho como mar”, el Río de la Plata también es profundo.

El vínculo entre Fernández y Vázquez nunca fue del todo bueno. En la primera etapa de su gobierno, Mujica logró acercar las partes. Pero varias medidas restrictivas del comercio bilateral adoptadas por la Casa Rosada, y una autorización de Uruguay para que UPM aumentara su producción, volvieron a enfriar la relación que ahora Nin busca templar. “Que el estreno sea en Buenos Aires es una señal política importante”, dijo a la diaria un jerarca de la cancillería. Se dice que el primer viaje del nuevo canciller es una especie de bautismo, una pista sobre las prioridades de su gestión. Sobran las razones para priorizar las relaciones con Argentina: es el principal comprador de manufacturas uruguayas, motor del turismo y, por lejos, el primer país de origen de la mayoría de la inversión extranjera en Uruguay.