Se lo había convocado a la sede del Centro Artiguista por los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Cadesyc) para hablar de sus planes para la secretaría general de la Organización de Estados Americanos (OEA), pero el ex canciller Luis Almagro abrió la charla de anoche haciendo referencia al Acuerdo de Liberalización del Comercio de Servicios (TISA, por su sigla en inglés).

Tenía sus razones. El miércoles, la Mesa Representativa del PIT-CNT había emitido un comunicado en el sostenía que Almagro miente cuando afirma que la central tenía información y participó en reuniones por el TISA. “El PIT-CNT tomó conocimiento de estas negociaciones por intermedio de organismos sindicales internacionales como lo es la ISP [federación mundial de sindicatos de servicios públicos], la cual nos advirtió sobre los potenciales peligros y riesgos que se corren al ingresar a estos formatos de tratados”, sostuvo la Mesa Representativa. Agregó que ratifica su “más profundo rechazo a que el gobierno mantenga su intención de seguir avanzando en estas negociaciones”, porque el acuerdo implica “pérdida de soberanía y patrimonio”.

Almagro hizo referencia a esta declaración del PIT-CNT y leyó fragmentos de una carta que le envió la central el 6 de febrero. En ella, el PIT-CNT reconoce “la apertura que ha tenido el ministerio en las últimas semanas para dialogar” sobre el TISA y solicita que se instale “un espacio de trabajo donde podamos discutir en profundidad y con los textos en mano acerca de los riesgos y oportunidades que ofrecen estas negociaciones”. Ese ámbito no se ha instalado hasta el momento, sostiene la central.

Antes del 6 de febrero, fecha de la carta, Almagro se reunió tres veces con representantes de la central obrera. La primera reunión, el 13 de octubre de 2014, fue con una delegación sindical que viajaba a Ginebra, integrada, entre otros, por el secretario de asuntos internacionales de la central, Fernando Gambera, y representantes del sindicato de ANCAP y de la Confederación de Organizaciones de Funcionarios del Estado. Tres días después hubo un segundo encuentro con los mismos actores. Cuando la delegación volvió, hubo una tercera reunión, según tiene documentado el ex canciller. El 3 de febrero se produjo el cuarto encuentro para tratar el tema, solicitado por movimientos sociales. En esos encuentros se recogieron las inquietudes de las organizaciones, que fueron trasladadas a la representación permanente de Uruguay ante la Organización Mundial de Comercio. “Nosotros no negamos que haya habido reuniones, pero no tuvimos nunca la información de primera mano”, dijo Gambera a la diaria.

Almagro leyó ayer en Cadesyc el comunicado de la Mesa Representativa. “Eso es una acusación, ¿no?”, comentó. Sostuvo que le molesta porque lo que más cuida es su “cédula de identidad”: “No puedo permitir que se le ponga la menor mancha”, dijo.

Luego fue consultado por la prensa respecto de por qué no hubo encuentros formales con el PIT-CNT en relación con el tema. “Viene el Manso Gambera a mi despacho para hablar de 1.000 temas, y yo no le voy a pedir la credencial cada vez que viene para saber si lo hace en carácter oficial o no. Viene en nombre del PIT-CNT”, sostuvo Almagro. “Podemos discrepar, podemos estar a favor o en contra, pero tenemos que saber que estamos hablando honorablemente”, insistió.

Interrogado sobre por qué no se consultó formalmente al Frente Amplio (FA) para el ingreso a las negociaciones, afirmó que su deber era “tomar decisiones en función de los intereses nacionales”. “Tomaba 200 decisiones por día, ¿listo? Yo no consultaba todas las decisiones. Por eso hicimos la entrevista aquella [se refiere a una entrevista sobre el TISA que le realizó la diaria en julio de 2014], para presentar el tema. O sea que siempre hemos transparentado todo cada vez que hemos podido. Cada vez que tengo que meter una draga en un canal yo no voy a ir a buscar a todo el mundo a ver si están de acuerdo o no”, señaló Almagro. “Así como vino el PIT-CNT, Redes y algún político, podrían haber venido todos, y nunca tuve ningún problema en ir a explicar al FA todos los temas. Cuando me llaman [desde el FA] es tarde, incluso no estaba y por eso fue Luis Porto. Imaginate el nivel de calentura que tengo; es descomunal”, expresó.

Muy sensibles

Los jerarcas actuales de gobierno han hecho hincapié en que Uruguay excluirá a los monopolios estatales de las negociaciones. Almagro agregó que deben sumarse a la lista de las sensibilidades los servicios financieros. El borrador de acuerdo financiero del TISA filtrado por WikiLeaks propone dar marcha atrás en las regulaciones establecidas tras la crisis financiera internacional de 2007. “El posicionamiento que teníamos cuando empezó la negociación era que esto tenemos que excepcionarlo en función de la normativa nacional. Los avances que ha tenido Uruguay en cuanto a regulación del mercado bancario para prevenir crisis como la que ocurrió en 2002 son fundamentales. El sistema financiero siempre ha sido un sector sensible en materia de la negociación de servicios de Uruguay”, sostuvo.

Almagro también fue consultado por la prensa sobre la nota publicada por el semanario Búsqueda que recogía declaraciones del embajador de Venezuela en Uruguay, Julio Chirino, en la que éste sostenía que la elección del ex canciller uruguayo para la secretaría general de la OEA forma parte de la “estrategia del imperio”. Chirino desmintió al día siguiente a la publicación, y Búsqueda le contestó en su penúltimo número que tenía sus afirmaciones “debidamente respaldadas”. “Julio no tenía que hacer ninguna nota desmintiendo ni hacer ningún descargo al respecto, porque sé el respaldo que tuve de Venezuela a mi candidatura, sé sobre qué bases se hizo ese apoyo, con el compromiso de que podemos tener diferencias o estar de acuerdo, pero en definitiva ellos pensaban que mi candidatura a la OEA podía darle un impulso a la organización y mejores condiciones de objetividad e imparcialidad”, afirmó Almagro. Agregó que sería “bueno” que Venezuela regresara a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA.

El ex canciller también sostuvo, durante la charla, que Haití es “un caso paradigmático de fracaso” de la misión de estabilización de Naciones Unidas (Minustah).