-El español se está expandiendo como lengua por diversas razones, como el crecimiento demográfico y las migraciones, pero también se aprende como segunda lengua. ¿A qué se debe este fenómeno?

-El español está sufriendo un enorme cambio. Está asentado en un ámbito de 22 países que tienen un gran crecimiento demográfico, y también en Estados Unidos. Pero a la vez está experimentando un interés porque, sobre todo los países hispanoamericanos, están alcanzando mejores cuotas de competitividad y se convierten en un mercado interesante desde todo punto de vista. Por otra parte, en estos momentos el español, gracias a los escritores, está alcanzando un prestigio, porque los escritores españoles y sobre todo los hispanoamericanos están produciendo y teniendo gran relevancia. Además, el español está cada vez más presente en los medios de comunicación. En Estados Unidos hay cadenas de radio y cadenas de televisión en español, es el tercer idioma en internet, y también está ganando importancia dentro del ámbito científico. Son 500 millones de habitantes los que hablan español, 500 millones de posible clientes.

-Esa expansión y la extensión territorial que abarca ponen al español en permanente contacto con otras lenguas y culturas a las que presta, pero de las que también recibe. Es una tarea difícil para la RAE.

-Desde siempre los idiomas estuvieron en relación con otros idiomas. No hubo un idioma puro que no se contagiara de palabras, términos, de expresiones de idiomas vecinos. Hay veces que las posturas puristas tienden a tratar de defender el idioma de todo contagio, toda enfermedad, pero es importante que tengamos en cuenta que eso sucede porque los idiomas van con la gente y la gente se une, se cruza. Los idiomas van con las cosas y las cosas traspasan las fronteras. Los idiomas van con las ideas y las ideas se difunden por todo el planeta. Entonces, en un momento, un idioma puede tener mayor efectividad y mayor repercusión en otros idiomas y, otras veces, otros idiomas pueden tener más influencia. En estos momentos hay ámbitos en los que el inglés tiene una influencia muy grande, como la técnica y la comunicación, incluso en algunos deportes. Hay mucha interrelación en la comunicación dentro de los países hispanoamericanos. España ha recibido muchas personas de distintos países hispanoamericanos y en estos momentos muchos países hispanoamericanos están recibiendo personas de España. Eso es una dialéctica propia que hace que un idioma esté vivo y que cambie, manteniendo la unidad.

-¿Estos cambios han influido en que haya evolucionado la postura de la RAE, que antes era mas rígida y más normativa, y ahora recomienda y aconseja?

-La RAE ha pasado por varias épocas. Con respecto a la postura de la normativa, es cierto que en la creación de la Academia era un signo de los tiempos. Se pensaba que fijando los códigos, la gramática, el diccionario y la ortografía se conservaba todo el esplendor y la riqueza del español. Pero, en realidad, son los hablantes los que van haciendo el idioma. En un principio se defendía mucho la postura etimológica sobre el uso, y eso también fue cambiando. Lo que se mantuvo hasta más cerca en el tiempo fue la postura de que el castellano perfecto o el español perfecto era el hablado en la península. Sin embargo, eso sí que ha cambiado. Se ha modificado la concepción, y hoy nadie con sentido común dice que el castellano perfecto es el de España. Hay normas cultas dentro de cada región. Norma culta rioplatense, de Chile, de México, es decir, hay normas que son distintas o parcialmente distintas y que habla la gente culta con toda propiedad en las zonas donde habita.

-Estamos viviendo un momento de cambios acelerados en la tecnología. En Uruguay, todos los niños tienen una computadora, pero hay personas que sostienen que por eso, cada vez se lee y se escribe menos. ¿Cómo afectan estos cambios la enseñanza del español y su uso?

-Soy contrario a ese espíritu catastrofista que constantemente aparece en los medios de comunicación. Siempre que me hacen entrevistas me dicen: “¿No le parece que se está degradando el idioma, que la enseñanza está cambiando, que la gente no lee, que vamos al desastre?”. No creo que sea así. Hay un hecho sociológico que es muy importante. Cuando yo era niño, muy pocos tenían acceso a la cultura. El bachillerato lo hacían muy pocos y las carreras universitarias, menos todavía. No había una posibilidad de acceso para la gente del campo, de la minería. Era prácticamente imposible que pudieran llegar a una universidad. En este momento, el acceso a la cultura y a los estudios de nivel superior se ha generalizado, se está socializando en algunos países. Es decir que es un avance, porque antes podían escribir bien algunos pocos, pero hoy escriben muchos, leen muchos y mucho más. Otra cosa es que los nuevos medios puedan influir en el género. Antes se escribían cartas y ahora se escriben correos electrónicos, tuits. Es que la comunicación es mucho más real y cuantitativamente muchísimo mayor, pero es una comunicación menos formal, menos cuidada, mucho más efímera, menos corregida. Es casi imitación de lo que se está hablando, como frases muy breves, y eso tiene sus aspectos positivos y posiblemente sus aspectos negativos. Pero lo importante es que lean y que escriban. Es cierto que la cultura del papel está anunciando su declive. No podemos ser profetas de mal agüero, pero todos los índices dicen que está disminuyendo la lectura en papel y las ediciones en papel, y que están aumentando la lectura y la escritura electrónica.

-¿Qué piensa de la enseñanza de la caligrafía?

-La enseñanza de la caligrafía es importante. Toda la cultura de la mano es muy importante, porque la mano ocupa todavía dentro del cerebro un lugar predominante. El desarrollo de las manos, de la escritura, de la escultura, del dibujo, tocar la guitarra, el piano, contribuyen de alguna manera a ir perfeccionando esa gran área cerebral que tenemos. Por lo tanto, creo que la escritura a mano no se debe olvidar.

-¿Cuál es la edad apropiada para comenzar a aprender gramática?

-Cuando se habla de la enseñanza de la lengua hay dos dimensiones: una es la enseñanza práctica, y otra la teórica. Es cierto que tienen que ir unidas de alguna manera, pero la enseñanza práctica debe comenzar con lo que es lectura y la expresión oral y escrita tan pronto como el chico pueda tener actividad, es decir que cuando llegue a los 11 años tiene que leer muy bien, tener ese automatismo adquirido. La lectura tiene que ser automática, como el que toca el piano o la guitarra. Tiene que ser una ventana por la que se vea sin trabajo, sin esfuerzo, lo que hay del otro lado, que es el contenido. La gramática tiene que irse introduciendo poco a poco. El género masculino, femenino, cosas elementales, sí, pero la sintaxis no se debe introducir muy pronto, sino cuando el alumno tiene cierta madurez para comprender estructuras como las oraciones compuestas, es decir, a los 14 o 15 años, porque si no, no las va a asimilar, no las va a entender y el alumno va a terminar odiando la gramática. Pienso además que sería conveniente que la enseñanza de la lengua continuara, porque efectivamente el dominio de las estructuras lingüísticas complejas se va a dominar mucho más a partir de los 15 años. No tiene sentido enseñar esas estructuras mucho antes, cuando todavía el muchacho no tiene capacidad de jerarquizar para hacer análisis. El análisis sintáctico es como un verdadero ejercicio de matemáticas, en el que se tiene que ir jerarquizando, ordenando, componiendo, razonando, y esa etapa es muy buena para aprender.