La Facultad de Ciencias de la Universidad de la República (Udelar) cumple 25 años. Fue aquí, en 1990, que la expresión “hacer ciencia en el Uruguay” obtuvo un nuevo significado, y se forjó la visión de nuestros fundadores: insertar a Uruguay en el siglo XXI, o, lo que es lo mismo, en la sociedad del conocimiento.
Desde una tierra arrasada luego del período dictatorial, aquellos pioneros enfrentaron la titánica tarea de reconstruir, reinventar y a la vez proyectar una estructura científica nacional, en la que hacer ciencia de manera profesional -único camino hacia una academia nacional sólida- llevaría a un cambio, no solamente científico-técnico, sino también cultural. Este fermental período amalgamó la experiencia de docentes que retornaron del exterior con la de aquellos que permanecieron en el país, en un interesante crisol de miradas diversas que habilitaron que emergiera, entre otros grandes proyectos, el Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas que instaló la formación de posgrados y nuestra Facultad de Ciencias.
Una facultad nueva de la Udelar en el Uruguay de los años 90 fue un enorme desafío, que intentó amortizar una deuda histórica con el desarrollo científico-tecnológico del país. Esas características impusieron una pujanza y una frescura que perduran hasta hoy en la Facultad de Ciencias, centro de formación y generación de conocimiento nacional e internacional.
Hoy, 25 años después, la producción científica de nuestra Facultad de Ciencias, mediante publicaciones en revistas especializadas nacionales e internacionales, impacta en más de 60 áreas del conocimiento científico, que van desde la astronomía hasta la biología molecular. Esta diversidad en la generación de conocimiento proviene del trabajo de investigadores integrados a los institutos de Biología, Ecología y Ciencias Ambientales, Física, Ciencias Geológicas y Química Biológica, y a los centros de Matemática e Investigaciones Nucleares.
Por medio de nuestros docentes y egresados aportamos preponderantemente al área de ciencias naturales y exactas, que constituye casi 40% del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), y participamos, además, en las áreas de ciencias médicas, agrícolas y sociales.
Además, nuestra tarea de investigación está íntimamente ligada a la tarea de enseñanza: somos una institución educativa con más de 4.000 estudiantes de grado y posgrado, 400 docentes y 110 funcionarios. Más de 300 convenios nos unen con instituciones públicas y privadas de Uruguay y del resto del mundo. Unos 120 nuevos científicos se gradúan cada año en las más diversas disciplinas. Este feliz cumpleaños constituye una invaluable oportunidad de conmemorar y reafirmar nuestras respuestas y nuestros compromisos con el Uruguay del siglo XXI. Es nuestro Estado el que invierte en nosotros, y por consiguiente es importante que nuestra sociedad comprenda el valor de la ciencia y se apropie de ella.
Juan Cristina
Es decano de la Facultad de Ciencias desde 2010 y profesor titular del Laboratorio de Virología Molecular del Centro de Investigaciones Nucleares. Es investigador del Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas, e investigador Nivel III del Sistema Nacional de Investigadores. Licenciado en Ciencias Biológicas (Facultad de Ciencias, Udelar) y Ph.D. en Biología (Universidad Autónoma de Madrid, España), hizo estudios posdoctorales en el National Institute of Health de Estados Unidos. Integra la Academia Nacional de Ciencias del Uruguay desde 2015.
El desarrollo sostenible de un país en este siglo depende y dependerá del desarrollo de conocimiento; ciencia significa exactamente eso (del latín scire, saber, conocer). No en vano los países desarrollados tienen 2% de la población económicamente activa dedicada a tareas de investigación y desarrollo (I+D). En nuestro país, considerando todo el SNI, apenas se llega a cerca de dos por 1.000. Sin ciencia no hay tecnologías apropiadas, sin tecnologías apropiadas no hay innovación y no se crean nuevos empleos genuinos en la sociedad de este siglo, ni se tendrá un desarrollo armónico y sustentable a largo plazo de las comunidades humanas. El mundo cambió, el siglo XXI no estará basado solamente en commodities o capitales, sino también en la capacidad científica y en derivaciones tecnológicas de ésta. Antes nuestro mundo era lineal y local, hoy es exponencial y global. La vida media de una empresa en 1920 era de 67 años, hoy se calcula que 40% de las primeras empresas en el índice S&P 500 no estarán en el mercado dentro de diez años. Ése es nuestro mundo, para él debemos prepararnos. Por consiguiente, es imprescindible que contemos con una academia sólida si pensamos proyectar un desarrollo humano y digno para las futuras generaciones de uruguayos.
También está presente, desde la formidable visión de nuestros fundadores, hasta nosotros hoy, de modo implícito y explícito, el rol cultural y social de la ciencia. La ciencia nos enseña a conocer, a pensar, a tener espíritu crítico. Por consiguiente, también es parte de la educación de nuestros ciudadanos y contribuye a la construcción de valores. La ciencia es parte de la cultura de un pueblo. Estos primeros 25 años de desarrollo de la Facultad de Ciencias también significan, en tal sentido, para nuestra Udelar y para nuestro país, un logro singular y sustantivo. Conservarlo y aumentarlo es tarea de todos.
Lo más valioso del sistema de I+D de un país son sus recursos humanos. La inversión en la formación de nuestros jóvenes científicos es significativa, y es nuestro Estado el que permite realizarla. Sin embargo, si nuestro Estado no utiliza en forma eficiente la inversión que realiza, otro Estado, que no ha hecho esa inversión, será el que finalmente la usufructúe. Estos jóvenes 25 años representan la renovación de nuestros compromisos con la construcción del futuro Uruguay. La institucionalidad que la ciencia tenga en nuestro país y la apropiación que nuestros compatriotas hagan de ella determinará los futuros éxitos.
Por último, pero no menos importante, quiero agradecer muy especialmente a la diaria. Ésta es la primera de 25 columnas conmemorativas de los 25 años de la Facultad de Ciencias, en las que numerosos colegas, compañeros docentes de la Facultad de Ciencias de diferentes generaciones y áreas, compartirán sus visiones sobre temas de interés nacional y sobre el papel que la ciencia y los científicos juegan en su desarrollo. Estoy seguro de que esta colección representará un fiel retrato del presente de nuestra facultad, así como una aproximación a su historia y a la proyección del rol que pretende en la sociedad del futuro.