El jueves 23, en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República, se realizó en Montevideo el Primer Encuentro Regional del Color y la Luz denominado, Color +,en el marco de la celebración de los 100 años de la institución, coincidente con la declaración internacional de 2015 Año de la Luz. Participaron invitados de Argentina, Chile y Uruguay. Auspiciaron la jornada el Grupo Argentino del Color, Grupo Chileno del Color, Asociación Boliviana del Color, Asociación Portuguesa da Cor, Asociación ProCor de Brasil y Asociación Mexicana del Color. El Comité Académico de Uruguay, organizador del evento, está integrado por Dardo Bardier, Susana Colmegna, Rosita De Lisi, Juan Carlos Fabra, Carlos Galante y Soledad Suanes. El logro de la concreción en Uruguay de este primer encuentro está impulsado por el arquitecto Bardier, ambientalista, urbanista, investigador de la percepción visual y creador del sitio Color Uruguay. Participaron como ponentes invitados especialistas de Buenos Aires, Tucumán, Mar del Plata y Valdivia, además de los nacionales.

Estos encuentros y congresos son de rutina en casi todos los países de América Latina, pero no en Uruguay, donde, paradójicamente, hay muchos entendidos en la disciplina en varias instituciones de praxis y enseñanza de la educación visual. La convocatoria colmó la capacidad del salón de actos de la facultad. El público fue variado e interesado: estudiantes y profesores de la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA), de la licenciatura en Paisajismo del Centro Universitario Regional Este (CURE), de UTU, del Instituto de Profesores Artigas, del profesorado a distancia semipresencial del Consejo de Formación en Educación, de la Escuela Universitaria Centro de Diseño, de la facultad anfitriona.

La línea vertebral osciló entre encares científicos del tema, así como estéticos y semióticos: el color y la iluminación son así de amplios en sus contenidos. En todo momento estuvo presente la oscilación entre el manejo intuitivo del color y la necesidad del entendimiento racional, y la catalogación y ordenamiento del color como necesidades de las artes y de las disciplinas científicas que requieren la colaboración de lo técnico con lo estético y expresivo (la arquitectura, el diseño, las industrias culturales). El aporte más destacado de la ENBA es la comprensión de la temperatura del color como variable relativa, concepto que se continúa enseñando mal en las escuelas y liceos públicos y privados en Uruguay y que tiene consecuencias semiológicas.

Disegno vs colore

En la jornada se trataron temas importantes para la cultura occidental, como la clásica disputa entre los defensores del dibujo y la forma -Leonardo, Alberti, Brunelleschi- en contraposición al color, los venecianos y más.

La ponencia del arquitecto José Luis Caviano, de la UBA, abordó un resumen de la historia del color en la arquitectura y nos recordó que -conocimiento no tan difundido a nivel vulgar- los inmaculados templos griegos no eran originalmente blancos sino coloreados, descubrimiento coincidente con las excavaciones arqueológicas del siglo XVIII. En el tema de la arquitectura polícroma se enfrentan varias posturas cuya historia se remonta históricamente desde Owen Jones, colorista del Crystal Palace, hasta John Ruskin, uno de los primeros defensores de la valoración exclusiva del color propio de los materiales -de gran recibo en nuestro medio- como el ladrillo, la madera y las piedras por sobre los pigmentos y las tintas sobre muros (¡vamos todavía Barragán y Legorreta!) y enseres, o la luz de color en led, como es de uso contemporáneo en la arquitectura, tal vez por la economía pero también por su dinámica. Se mencionan dentro de este tema las entrañables y bienvenidas contradicciones de grandes genios de la cultura universal como Le Corbusier, que decía en 1924: “La idea de forma precede a la del color. La forma es preeminente, el color es accesorio” y en 1931 cambió a “el hombre necesita del color para vivir” y en 1937 a “la policromía es sinónimo de alegría”.

Se destaca la ponencia de la arquitecta Eli Sirlin, también de la UBA, sobre su conocimiento del color-luz y las derivaciones expresivas en el teatro y la arquitectura en general, en particular en la mexicana.

Palimpsesto grafitero

Fueron muy interesantes los abordajes de los temas acerca de las peripecias del cromatismo urbano así como en el paisaje. Muy bueno el aporte del CURE en la presentación de instalaciones sobre temas del color y la luz en el paisajismo, en la exposición que acompañó la jornada en el hall de la facultad. Se mencionaron interesantes observaciones en relevamientos de campo para proyectos de alcance urbano, como el diseño cromático de asentamientos humanos tugurizados o no planificados -experiencias que la ENBA supo hacer exitosamente hace unas décadas- y que a su conclusión cambiaron la presencia del lugar, así como el ánimo y la vida de sus habitantes (a la cita de Le Corbusier me remito).

En estos aspectos se destacaron las ponencias de la chilena Elisa Cordero y de la marplatense María Paula Giglio. En lo urbano, se observa en la región la presencia de obras de artistas grafiteros que pintan sobre los muros deteriorados y abandonados por las municipalidades, así como de grafitis envejecidos que sirven de soporte a las nuevas pinturas murales. Los grafiteros callejeros fueron absorbidos -lástima- hace décadas por el sistema de galerías de arte -caso Basquiat-, en la intención de domesticarlos para que no sean un peligro social, tal como lo denuncia Julian Schanel en su film. El planteo de estos neografiteros es casi una asunción del deterioro. Los temas del color tienen que ver con muchas áreas de la peripecia humana -también de la animal y la vegetal- desde la biología, la psicología, el diseño, las artes visuales, la física, el paisajismo, etcétera. Por pertenencia a las disciplinas artísticas, a veces olvidamos que los primeros en redactar teorías del color fueron médicos de la Edad Media; también físicos muy conocidos, como Newton.

En el balance general, la consecuencia más importante de Color + es la creación de una asociación uruguaya (¿la AUC ?) similar a las de Argentina, Chile, Brasil, Colombia y otros países, para pensar y profundizar los temas del color y la iluminación y de esa manera contribuir -tal vez- a los renovados aires de la llamada economía creativa, que aparece otra vez en la agenda como prioridad para la consecución del desarrollo sostenido inclusivo. También la cultura del color es inseparable de las industrias culturales como herramientas de integración latinoamericana.