Para la interna

Obama criticó ayer los comentarios “ridículos” y “tristes” de candidatos republicanos a la Casa Blanca, como Donald Trump, Mike Huckabee y Ted Cruz. Por ejemplo, Huckabee había considerado “idiota” el acuerdo con Irán, y Trump dijo que Obama “mendigó” ante ese país. El presidente dijo que quiere que su sucesor “sea serio sobre los problemas serios que el país y el mundo afrontan, y eso requiere, tanto de los republicanos como de los demócratas, un sentido de seriedad, de decoro y de honestidad”. Agregó: “Lo que históricamente ha hecho grande a Estados Unidos es que, en lo relativo a la política exterior, ha habido un reconocimiento de que estos asuntos de guerra y paz son tan serios, con consecuencias tan graves, que no podemos jugar con ellos”.

Además, el presidente consideró que los “ataques personales” que recibe de otros republicanos buscan “empujar a Trump fuera de los titulares”. Este candidato lidera ahora la intención de voto republicana.

Luego de haber visitado el país de su padre, Kenia, el presidente estadounidense, Barack Obama, aterrizó ayer en Adis Abeba, la capital etíope, donde termina su cuarto viaje a África como gobernante. El crecimiento económico promedio de Etiopía -que nunca había recibido una visita del presidente estadounidense- supera el 10% desde hace diez años, y el país es el segundo más poblado de África, con todo lo que eso significa en términos de mercado interno. Pero ese potencial está quedando en gran parte en manos de China.

Como lo hace en la mayoría de los países de África, China está invirtiendo a lo grande en las infraestructuras etíopes. Así, la sede de la Unión Africana, donde el presidente Barack Obama dará hoy un discurso para todo el continente, fue construida por Pekín, al igual que las principales carreteras del país. China tampoco quedó afuera de la faraónica presa del Gran Renacimiento que, financiada por préstamos chinos, pretende desviar el río Nilo y asentar el poderío energético regional de Etiopía, que no es una potencia petrolera. Además, este país espera convertirse, gracias a las empresas chinas que se trasladan a su territorio, “en la gran central manufacturera del continente”.

Todo esto explica en parte la visita de Obama a Etiopía, a pesar de las críticas que le valió ese viaje, por el carácter poco democrático del gobierno del presidente Hailemariam Desalegn. En las elecciones legislativas de mayo, el oficialismo ganó todas las bancas, por lo que dejó a la oposición sin el único escaño que tenía desde 2010.

“Creo que cuando todas las voces pueden oírse, eso fortalece a un país, le da más éxito”, dijo Obama ayer durante su visita. También dijo que el gobierno de Desalegn quiere “profundizar en la protección de los derechos humanos” y que cree “en la promesa hecha por Etiopía” de que mejorará su relación con la prensa y la oposición.

En respuesta a las críticas, dijo que su acercamiento a Etiopía es lo mismo que hace con otros países, como China, y que no sería justo “tratar a las grandes potencias de una forma y a los países pequeños de otra”. A la hora de invertir, China no tiene exigencias democráticas. En Etiopía, antes de que llegara Obama, seis blogueros opositores y periodistas que estaban presos desde hacía más de un año fueron liberados. Otros cuatro siguen detenidos.

Además, Obama aprovechó para abordar el conflicto en Sudán del Sur con líderes de la región y destacó la importancia de Adis Abeba como aliado en la “lucha contra el terrorismo”, en particular contra los islamistas de Al Shebab, que desde Somalia operan en el Cuerno de África. Otro interés de Estados Unidos en Etiopía radica en que usa las bases militares de este país para el despegue de sus drones que operan en la región.