-¿Qué es lo principal de la ordenanza?

-La ordenanza genera una nueva figura, la del director general, que [para ser electo] requiere de consenso político, es a propuesta del Claustro y nombrado por el Consejo. El director general va a presidir la Comisión Directiva, que es el órgano político; hoy existe una dirección sujeta a una comisión directiva, lo que estamos logrando es que el que preside el órgano político a su vez dirija. Y se crean cuatro direcciones de áreas: Técnica, Administrativa, Económica Financiera y Académica. El hospital tiene fuentes de financiación por presupuesto universitario, por medio del IMAE [Instituto de Medicina Altamente Especializada], del Fondo Nacional de Recursos [FNR], y fuentes de financiación por convenios y acuerdos de complementación que provienen de distintos sectores del área de la salud. Es un hospital universitario que, además de las funciones asistenciales, tiene en la investigación y la enseñanza su razón de ser. Consideramos que esta estructura se adapta mejor al funcionamiento de un hospital.

-¿Cómo viene la articulación con el resto del sistema de salud?

-Consideramos el proyecto desde una mirada sistémica. El rector ha tenido conversaciones a nivel de los ministerios de Economía y Finanzas [MEF], Salud Pública [MSP], Transporte y Obras Públicas, en algunas de las cuales he participado. Hay un espacio con la propia ASSE [Administración de los Servicios de Salud del Estado], a partir del convenio firmado en 2010, en el que existe una contraparte económica -de casi 100 millones de pesos anuales- destinada a insumos, material médico quirúrgico, medicamentos para usuarios de ASSE, y tiene una comisión de seguimiento -en la que participan el MSP, ASSE y la Udelar- sobre la producción quirúrgica, internación de cuidados moderados, cuidados intensivos y consultas de emergencia. Las autorizaciones [de transferencias de fondos] del MEF surgen luego de haber evaluado el grado de cumplimiento del convenio. Hasta febrero hubo reuniones, luego ocurrió el cambio de autoridades y ahora está en un impasse: ha sido un buen espacio de articulación, y el convenio deja abierta la posibilidad de la búsqueda de complementación con el subsector público y en particular con ASSE. Con el MSP tuvimos reuniones sobre la inversión edilicia para poner al hospital en condiciones similares al resto del sistema. Tenemos un hospital que tiene salas generales; transformarlas en privadas y semiprivadas es un criterio necesario hoy ante los estándares que se plantean, forma parte de la calidad de la asistencia. Hay otros aspectos más de logística del hospital que también requieren una inversión. Este edificio ha recibido una inversión en los últimos años, tiene áreas remodeladas, el préstamo-donación de la República Boliviarana de Venezuela fue en el entorno de los 17 millones de dólares.

-¿Se ha manejado la alternativa de venderlo o que lo use el Estado como oficina y construir en otra parte?

-En la Facultad de Medicina no lo hemos manejado. Es un hospital universitario, no todas las áreas son asistenciales; hay laboratorios de investigación que son necesarios a la hora de la misión del hospital, la generación de conocimiento... la investigación básica clínica forma parte del desarrollo del país. La incorporación tecnológica derivada del conocimiento y del desarrollo de la investigación biomédica hace a la soberanía de un país. Si se piensa solamente en lo asistencial, se puede decir para qué 110.000 metros cuadrados, pero los que lo pensaron en la década de 1920, 1930, lo pensaron para el desarrollo del país. En sus inicios, a fines de la década de 1950 y 1960, cumplió un rol muy importante en cuanto a la incorporación tecnológica. El primer CTI funcionó en el HC, muchas tecnologías en forma de derrame surgen a partir de la formación y la capacitación en el hospital. Hay funciones universitarias, en particular de enseñanza, que se realizan en hospitales generales de ASSE por medio de las Unidades Docentes Asistenciales, en los hospitales Maciel, Pasteur, Pereira Rossell: ahí hay enseñanza y asistencia, pero el HC tiene un rol particular que no le podemos reclamar al resto del sistema, como el área para la investigación y el desarrollo tecnológico.

-¿Han discutido con el MSP y ASSE el tema de las cápitas y el financiamiento?

-El proyecto del HC plantea financiación de la Udelar pero también -dado el importante componente asistencial y la población, que es básicamente de ASSE- el financiamiento por el componente salud. Ahora lo recibimos parcialmente, pero se pretende avanzar en ese sentido. El problema de las cápitas es que la propia ASSE todavía no tiene cápitas por Fonasa [Fondo Nacional de Salud]. Las autoridades de ASSE nos han manifestado cierta dificultad en ese sentido, pero habrá que buscar mecanismos. El proyecto maneja alternativas, que fueron acordadas en su momento con autoridades de ASSE y del MSP, en lo que fue el plan estratégico de la RIEPS [Red Integrada de Efectores Públicos de Salud] 2015-2020; uno de los objetivos era tener un área georreferenciada de 100.000 usuarios de ASSE de la zona este en segundo y tercer nivel de atención. En [la Comisión de] Líneas Estratégicas se entendió que el HC tiene mayor capacidad: se habla de 200.000 a 250.000 usuarios potenciales de segundo y tercer nivel, porque el hospital es de referencia nacional para algunas patologías no tan frecuentes y que pueden ser resueltas en el HC.

-La presidenta de ASSE, Susana Muñiz, se mostró crítica respecto del funcionamiento del HC. Dijo que tendría que empezar a funcionar como un hospital y que no se les estaba dando a los usuarios las prestaciones que se debería, de acuerdo al dinero que ASSE está transfiriendo. ¿Qué opina?

-Nosotros necesitamos de ASSE y ASSE necesita de la facultad. Vamos a hacer todos los esfuerzos para tener un diálogo fraterno y de búsqueda de coordinación, porque no nos vemos compitiendo con ASSE. Hemos participado en la RIEPS en el período anterior y hemos acordado con la lógica de la complementarización de servicios y no de la competencia de servicios, sería como poner la dinámica del mercado en la lógica de un seguro social. En comparación con los hospitales Maciel y Pasteur, el HC atiende a algo más de un tercio de los usuarios de ASSE. Los números están. Somos críticos con las condiciones de hotelería, por eso estamos buscando las fuentes para mejorar las condiciones de internación. Hay áreas muy remodeladas: el Centro Cardiovascular, que tiene un sector de internación comparable a seguros privados; el CTI, que se hizo a nuevo; el área de nefrología, que aparte de tener un IMAE público, realiza el trasplante renopancreático y el trasplante sobre el donante vivo, exclusivos en el país. También el Cenaque [Centro Nacional de Quemados], que trabaja conjuntamente con el MSP y que brinda cirugía plástica de altísimo nivel en el sector público; el Servicio de Medicina Nuclear, el único público con todas las técnicas de punta en cuanto a diagnóstico y tratamiento, y cuya demanda es en 40% de usuarios de ASSE. Creemos que tenemos que mejorar el modelo de gestión. Por eso el proyecto apunta a mejorar la gobernabilidad del hospital. La política la define el cogobierno y consideramos que eso es un valor, porque transparenta la gestión y obliga a hacer el ejercicio democrático, pero tenemos que tomar decisiones y ser ejecutivos. Compartimos con ASSE la preocupación por la conducción del hospital. Después de casi un año y medio de un proceso muy fermental, muy participativo, con instancias de confrontación pero muy fraterno, terminamos con un consenso.

-En el Claustro abierto del 14 de mayo, Martín Rebella, representante del MSP, decía que la pelota está en la cancha de la Universidad, porque debía definir el proyecto. ¿Cómo está ahora?

-La pelota casi casi está llegando al otro campo, porque estamos en esta etapa de la ordenanza, porque hay un proyecto y porque hay una estimación de las necesidades, tanto de inversión como de gasto de funcionamiento, así que creemos que en dos o tres semanas esto va a estar en discusión ya a nivel nacional.