Los mundiales de natación en piscinas de 50 metros se realizan cada dos años. El anterior fue en Barcelona, España, y este año la sede fue Kazán, Rusia. Esta ciudad puede asociarse rápidamente con el fútbol, por la presencia de futbolistas uruguayos en el club Rubín Kazán. Actualmente en su plantilla aparecen los jóvenes Mauricio Lemos y Guillermo Cotugno; durante varios años vistió la camiseta granate Andrés Scotti.

Estilo pecho

Desde 2009, y por lo menos hasta 2016, la Fina es dirigida por el uruguayo Julio César Maglione, quien también es el presidente de la Organización Deportiva Panamericana (Odepa), que acaba de organizar los Juegos Panamericanos de Toronto, y del Comité Olímpico Uruguayo (COU). Maglione ha estado vinculado desde siempre a la natación, al deporte y a la política. En 1976 ya era presidente de la Confederación Sudamericana de Natación, fue al Mundial de fútbol de 1990 como presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol, cuando ya dirigía el COU, y recién había dejado de ser presidente de la Comisión Nacional de Educación Física en el primer gobierno de Julio María Sanguinetti, cargo que volvió a ocupar cuando el Partido Colorado volvió a gobernar (en la segunda presidencia de Julio María Sanguinetti, entre 1995 y 2000). Maglione también ocupó cargos de gobierno en la última administración del Partido Nacional, cuando fue subsecretario de Salud Pública, entre 1991 y 1992. El domingo en Kazán, como hace unas semanas en Toronto (aquella vez como presidente de la Odepa), en un sufrido y peliagudo inglés, Maglione cerró el lucido Mundial ruso, al que calificó como el mejor de la historia, y dio la bienvenida al próximo, que será en Hungría.

Volvamos al agua. El Mundial, que finalizó el domingo, incluyó competencias en varios deportes acuáticos: más allá de que sea conocido como mundial de natación, abarca mucho más.

Su historia se remonta a 1973, cuando compitieron casi 700 nadadores, bajo la organización de la Federación Internacional de Natación (Fina), y tiene como amplio dominador a Estados Unidos. El certamen pasó por América del Sur en dos ocasiones: en la ciudad de Cali, Colombia, en 1975, y en Guayaquil, Ecuador, en 1982. En adelante, países de Europa, Oceanía y Asia han sido los organizadores.

Las primeras pruebas de 2015 fueron los clavados, natación en aguas abiertas y nado sincronizado, en la que se mantuvo el dominio de las muchachas rusas. En waterpolo femenino fue ganador Estados Unidos, que venció en la final a Holanda 5-4, al tiempo que en la rama masculina Serbia derrotó a Croacia 11-4 y se quedó con el primer lugar del podio. En clavados, China fue el vencedor, y en clavados de gran altura, 20 metros para mujeres y 27 para hombres, los estadounidenses se quedaron con dos de las seis preseas en juego.

China ganó el medallero general y fue noticia. Los asiáticos se quedaron con el primer puesto gracias a las 35 medallas obtenidas, 15 de oro, diez de bronce y diez de plata. La mayoría las ganaron en clavados, disciplina en la que se colgaron diez doradas. Estados Unidos se ubicó segundo en la clasificación final, con 33 medallas (13 de oro), y Rusia fue el tercero, con 17 totales (nueve de oro). La novedad es que es el cuarto mundial que el país norteamericano no gana el medallero.

De todas formas, Estados Unidos siempre tiene algún deportista que se destaca en este deporte, y esta vez no fue la excepción: Katie Ledecky, de 18 años, conquistó cinco medallas de oro en el campeonato, al ganar las pruebas de 200, 400, 800 y 1.500 metros libres, más el relevo femenino de 4x200 libres. Estos impresionantes logros de la joven nadadora se suman a lo que había hecho en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 -fue oro en 800 libres- y en Barcelona 2013, donde obtuvo cuatro preseas doradas.

Para los sudamericanos, la mejor actuación fue la de Brasil, que obtuvo siete medallas (una de oro, cuatro de plata y dos de bronce). Uno de los ganadores fue Thiago Pereira, en los 200 metros combinados. Argentina logró su segunda medalla en la historia de los mundiales: Federico Grabich consiguió un bronce en los 100 metros libres al llegar tercero en la final y confirmó su gran momento, luego de haber sido oro panamericano en Toronto, días antes. La anterior presea, también de bronce, fue la que obtuvo Gabriel Chaillou en aguas abiertas en Perth, Australia, en el Mundial de 1998.

La celeste

El seleccionado uruguayo de natación viajó a Rusia para participar en el campeonato. Uruguay nunca ganó una medalla en un Mundial, un privilegio que ostentan pocos países de América del Sur.

La primera en nadar fue Inés Remersaro, en la prueba de 100 metros espalda. La uruguaya culminó en el puesto 47 en la clasificación general, entre 66 muchachas. Con una marca de 1:04.73, quedó a 19 centésimas de su mejor registro.

Martín Melconian fue el primero de los hermanos en saltar a la piscina. Participó en la madrugada del martes 4 en su serie de 50 metros pecho y finalizó en el posición 39, entre 81 competidores, con un tiempo de 28.53. Sofía Usher compitió en la prueba de 100 metros libres y con 1:00.64 alcanzó su mejor marca, para quedar 71ª entre 93.

Remersaro, ahora en los 200 metros, y Gabriel Melconian en los 50 metros libres participaron en la madrugada del viernes. La uruguaya, que actualmente reside en Estados Unidos, llegó en 2:20.55, mientras que Melconian completó los 50 metros en 23.73. La encargada de cerrar la participación charrúa, el sábado, fue Sofía Usher, que se ubicó 69ª, con una marca de 27.93 en los 50 metros libres.