Qué llevó al Partido Colorado (PC) a tener una de las peores votaciones en su historia en las pasadas elecciones nacionales y cómo eso sirvió de puntapié para el desmoronamiento son respuestas que sólo cuatro grupos colorados se atrevieron a dar. Se podrían clasificar en tres los documentos presentados al Comité Ejecutivo Nacional (CEN) y que ahora está analizando una comisión especial (ver http://ladiaria.com.uy/articulo/2015/9/posicion-de-comentarista): los que señalan sin tapujos los errores cometidos como organización política, durante la campaña y después; los que reconocen que hubo fallas pero no profundizan en las causas y consecuencias; y los que hacen sugerencias sobre el proceder futuro de la orgánica partidaria sin adentrarse en las razones de que sólo se llegara a obtener un flaco 12,9% de los votos.

Entre las explicaciones de la tan pronunciada derrota hay varias que se repiten: la falta de diferenciación ideológica con el Partido Nacional (PN), que las elecciones internas no fueron competitivas, que una de las estrategias durante la campaña haya sido apuntar con mucho énfasis sólo al “voto herrerista”, y el proceso de elección del vicepresidente. En cuanto al desempeño en las elecciones capitalinas, se menciona como un factor negativo que no se haya acatado al pie de la letra lo resuelto por la Convención Nacional (CN) del 5 de febrero, que ratificó que el candidato colorado por el Partido de la Concertación (PdlC) era Ricardo Rachetti y no otro. Con el híbrido de respuestas, la comisión especial elaborará un compilado y sugerirá al CEN convocar a la Comisión de Evaluación Nacional para que elabore un informe final con destino a ser tratado en la CN.

Los sectores que se atrevieron a dar un balance fueron: Espacio Abierto, que tiene a la cabeza a los diputados Tabaré Viera y Conrado Rodríguez y al intendente de Rivera, Marne Osorio; el grupo en formación del diputado Fernando Amado; la agrupación Somos, independiente, liderada por el dirigente Nicolás Ortiz; y Alternativa Independiente (AI), perteneciente al sector Vamos Uruguay (VU), fundada por uno de los actuales directores del Banco de Seguros del Estado, Fitzgerald Cantero.

No pasa naranja

Este sábado se reunirá la Convención Nacional (CN) y resolverá uno de los asuntos señalados en los documentos de autocrítica: qué hacer con los colorados que apoyaron explícitamente a candidatos blancos. La Comisión Asesora de Ética y Conducta Política recomendó “apercibimientos” a todos los denunciados, la CN tiene la potestad de tomarla o dejarla. En el informe se concluye que “resulta incompatible con el desempeño de funciones en los órganos partidarios de conducción” el haber participado acompañando a candidatos no colorados. Sin embargo, a pesar de que hay reincidentes -como es el caso de Francisco Zunino en San José, que participa por tercera vez consecutiva en las internas y nacionales como candidato del PC, y en las departamentales negocia con el PN, y que además ya fue sancionado en el quinquenio anterior- y dirigentes de destacada trayectoria partidaria -como el ex presidente Jorge Batlle, que también apoyó a Zunino en San José-, la comisión no recomendó en ningún caso la suspensión de la afiliación, ni la censura que importe el descrédito partidario, ni la solicitud de renuncia o remoción de los cargos partidarios o públicos que ocupe en representación del partido -como es el caso del diputado Daniel Bianchi en Colonia-, ni la expulsión.

Lo presentado por este último grupo fue, en gran parte, una reivindicación de la actuación del senador y ex candidato a la presidencia Pedro Bordaberry durante la campaña. Por otro lado, da una explicación del caudal electoral que lograron en las elecciones nacionales que reconoce una “variación sustantiva del desempeño electoral” entre las internas y las nacionales. Entre los problemas mencionan el “procesamiento de la fórmula partidaria”, se señala que la elección del vicepresidente del PN fue “más inclusiva para el necesario arrastre” de votos- y el “desgaste” de los dirigentes en la elección interna, ya que admiten competir entre ellos para integrar las listas a diputados. El informe suma un apartado con “potencialidades” del PC que se deben explotar en el futuro: la férrea oposición al modelo frenteamplista, al que atribuyen “miopía electoral” -la carga de los costos de la campaña sobre los ciudadanos y el gasto de “lo que no hay”-; aplicar una forma de hacer política que piense en el “bienestar de la gente” y actúe en consecuencia; y desempeñar un papel de oposición “claro y coherente”, tal como -sostienen- lo hace Bordaberry.

Amado y su grupo llegaron a conclusiones bastante diferentes. En el documento se asegura que el abandono del esquema de la participación de masas, que se sustituyó por la participación de “cuadros”, provocó que el PC se alejara de la ciudadanía y trajo como consecuencia la “desterritorialización de la participación”, lo que hizo que ésta se convirtiera en un suceso “casi exclusivamente electoral”. Se agrega que se despolitizó el electorado colorado y que la vida partidaria fue “absolutamente irrelevante” frente a la agenda de los legisladores y gobernadores.

El sector hace hincapié en la “derechización” del partido y asegura que “no hay más lugar disponible para posicionarse más a la derecha del espectro político” y que se “proyecta una imagen de conservadurismo”. Al respecto asegura: “No podemos caer en la histórica autocomplacencia de concluir que se trata de un asunto de comunicación, porque ello es falso. La gravedad de la situación es absolutamente estructural”. También identifica como problema la apuesta al “voto herrerista”; la elección del vicepresidente, “un trauma que desgastó las ya tensionadas relaciones”; y una discordancia entre discurso y realidad: “La acción política colorada ha estado muy lejos de los intereses populares y de ser el escudo de los más débiles”, sostiene. Respecto de la campaña, el documento es tajante al afirmar que “estuvo plagada de elementos desmotivadores, ausencia de cadena de mando y constante contradicción”. En cuanto a la falta de diferenciación con el PN, explicita que el PdlC sirvió como sepulturero de los colorados.

Espacio Abierto también es crítico; califica el resultado electoral como “redondamente desastroso” y sostiene que eso dejó a la colectividad “frente a una encrucijada histórica que bien podría comprometer su propia supervivencia”. Igual que AI, reconoce una frustración originada en las “desmesuradas” expectativas. También indica como causas del desastre la elección de la fórmula y la “subestimación” del potencial del candidato herrerista del PN, Luis Lacalle Pou. El sector de Viera afirma que la campaña fue “casi monotemática” y alega que “la única propuesta que quedó claramente asociada al PC fue la de la baja de la edad de imputabilidad”, cuestión que reforzó la “idea de un partido ajeno a sus raíces liberales y progresistas e impidió comunicar un proyecto o modelo de país alternativo al del gobierno”.

Por su lado, la agrupación Somos y varios dirigentes colorados independientes presentaron el documento “Nuestro aporte, nuestro partido”, que más que una autocrítica consiste en sugerencias a tener en cuenta para el futuro. El gran desafío, dicen, es la “recuperación de la confianza de los hoy votantes del FA que en el pasado votaron al PC”, cuestión que denominan “apertura hacia la izquierda”. Aclaran que “no significa abandonar lo que el PC ya ha conquistado, sino extenderse de la manera más amplia posible hacia la izquierda del espectro ideológico”.