Carlos Marrero, señalado en una nota publicada ayer en la diaria como propietario del restaurante El Joven Marino (ex El Viejo Marino) de Punta del Este, aclaró en diálogo con la diaria que sólo es “un encargado, un empleado más” del lugar, aunque “es la cara visible, el que maneja todo” y la titular del establecimiento es “una sociedad anónima”. Según información aportada por el Sindicato Único Gastronómico y Hotelero del Uruguay (SUGHU), el miércoles 30 de diciembre la Inspección General de Trabajo y Seguridad Social (IGTSS) realizó un operativo de fiscalización del restaurante, en el que detectó la presencia de trabajadores de origen paraguayo no registrados que residían en un depósito del local, que no estaba en condiciones. La denuncia fue presentada por el SUGHU luego de que dos trabajadoras fueran despedidas y “echadas a la calle”, tras manifestar que querían volver a Paraguay, según relató Óscar Andino, dirigente del SUGHU.

Marrero dijo que está “muy tranquilo” y “reuniendo todos los papeles y en plazo de presentarlos”, y negó que los trabajadores extranjeros que se desempeñan en el restaurante estén “indocumentados”.

Además, informó que hubo una intervención de la Justicia penal por “trata de personas”, por la que tuvieron que ir a declarar todos los empleados del local de comidas y “llenar un cuestionario”. El encargado reconoce que gestiona otro local similar en Asunción y que es el “responsable” de la venida de los trabajadores paraguayos, y aclara que tiene “toda la documentación”. El diario ABC Color de Paraguay consignó el 10 de marzo de 2013 la apertura de El Viejo Marino “en las calles Coronel Du Graty Nº 5210 esquina Cruz del Chaco. El restaurante se instaló en Paraguay de la mano de Carlos y Walter Marrero”. Explicó que en el momento de dar la licencia a los empleados de ese país “se les da la posibilidad de ir a Punta del Este” bajo determinadas condiciones. “Pagamos el mínimo de los laudos de acá, pero siempre supera los laudos de Paraguay, que son inferiores. Entonces ellos lo ven como una buena oportunidad. Hace dos años que lo hacemos. Se les da alojamiento, además. Venimos por tierra, yo traje a cuatro personas. Esto no es una avivada para evadir aportes. Tengo dos empleados que ya habían venido en la temporada anterior”, manifestó.

Sobre las dos mujeres que hicieron la denuncia, Marrero dijo que un día una de ellas le dijo que quería volver a Asunción y él le hizo firmar la renuncia y la liquidación de haberes. “Tengo la renuncia firmada de puño y letra. La otra renunció porque era la cuñada. Después agarraron sus cosas y se fueron. No tengo idea qué es lo que desencadena que vayan a denunciar”, añadió. “Estoy cubierto con las renuncias, tengo los recibos de pago, tengo todo”, concluyó. Según pudo saber la diaria, la Justicia habría intervenido de oficio en el asunto, porque más allá de esta situación, existen otros lugares donde están trabajando extranjeros indocumentados, tal como informaba el SUGHU en la nota de ayer. Por su parte, la Justicia pidió la intervención a Delitos Complejos del Ministerio del Interior.