El Sindicato Médico del Uruguay (SMU) se sumó a las críticas de los trabajadores del Banco de Previsión Social (BPS), nucleados en la Asociación de Trabajadores de la Seguridad Social (ATSS), y se manifestó en contra del “desmantelamiento” del sanatorio Canzani. Éste, ubicado en Martín García casi San Martín, en Montevideo, es la Unidad de Perinatología del BPS y desde 2014 se convirtió en el Centro de Referencia Nacional en Defectos Congénitos y Enfermedades Raras (Credanecer). La intención del directorio del BPS es trasladar el sector internación del centro de salud al Hospital Policial, para complementar servicios entre instituciones públicas, con el objetivo de que el Canzani sea un centro de referencia en su materia (seguirían funcionando allí la Unidad de Medicina Embriofetal y Perinatal, el centro recolector de leche humana y una parte del laboratorio) y así se pueda integrar al Sistema Nacional Integrado de Salud.
Dirigentes del SMU realizaron una recorrida por el sanatorio junto a los de ATSS y se sentaron las bases para la instalación de una mesa de trabajo formada por el SMU, ATSS, el PIT-CNT y representantes de asociaciones de familiares de pacientes del Canzani, que tuvo su primera reunión ayer. El objetivo es “elaborar un proyecto que promueva la sustentabilidad y el desarrollo del sanatorio”.
Según el documento base de la mesa de trabajo, firmado por ATSS y el SMU, la internación en el Hospital Policial significa “un retroceso en el proceso de implementación de un Centro de Referencia Nacional”. Los trabajadores señalan que, de concretarse ese traslado, “se fragmenta el proceso de atención integral, tercerizando y descentralizando en un sector que no está preparado”. Aseguran que las 15 camas en el Policial “no brindan garantías de atención para la población objetivo” y que esa medida “mezcla dos sectores de trabajadores con distintos regímenes de trabajo y distintas exigencias”, ya que los funcionarios del BPS que hoy atienden en el sector internación pasarían a trabajar al Policial. Por otro lado, señalan que el traslado implicaría perder la “acumulación de saberes y capacidades técnicas”, que sería también una pérdida de “inversión dejando una capacidad edilicia en infraestructura y equipamiento” y que se desarticularía “la organización de un servicio”. Entre los indicadores que manejan, los trabajadores aseguran que el Crenadecer “viene demostrando un lento pero sostenido crecimiento”, ya que el porcentaje de ocupación aumentó de 43,76% en 2012 a 50% en 2015.