“Me traje algunas notas porque sabía que me lo iban a preguntar”, sostuvo al recibir una de las primeras preguntas acerca del conflicto entre ANCAP y las estaciones de servicio. Reconoció haberse sentido “dolida” por las “fuertes” críticas que recibieron los operadores, ya que se emitieron “antes de siquiera sentarnos a dialogar”.

La Unión de Vendedores de Nafta arremetió contra el Poder Ejecutivo luego de que ANCAP anunciara un cambio en su modelo de distribución y comercialización de combustibles, con miras a “ahorrar el 10% de sus costos”, explicó ayer la ministra. “Son más de 320 millones de dólares que tenemos que bajar para emprolijar la situación”, agregó.

A lo que se apunta es a alterar los beneficios que perciben los comerciantes por su nivel de ventas, “protegiendo” a las empresas más pequeñas y teniendo en cuenta las ventajas que obtienen de acuerdo a su ubicación y a la competencia alrededor. Según ejemplificó con tres franjas, a efectos de “desmitificar la situación”, las empresas que hoy ganan 179.000 pesos de bonificación por sus ventas pasarán a ganar 293.000, las que ganan 770.000 pasarán a ganar 790.000, y a las más grandes, que obtienen 1.560.000 pesos de ganancia, esta cifra se les reducirá a 1.509.000. La ministra aseguró que de unas 470 estaciones que hay en el país, “más de 240 se beneficiarán o mantendrán sus ganancias inalteradas”, y resaltó que aquellas a las que se les reduce el margen “seguirán obteniendo una bonificación”.

Consultada sobre la posibilidad de declarar la esencialidad del servicio en caso de que la patronal finalmente pare los dos días que tiene planeado hacerlo -el lunes 21 y martes 22-, sostuvo que “habrá que ver”, y advirtió que “hay contratos vigentes”. Respecto de las amenazas con la reducción de puestos de trabajo como consecuencia de la medida tomada por ANCAP, consideró que “no debiera ser así”, porque “si agarran el salario de un pistero y lo multiplican por diez -que sería la cantidad de empleados en una estación grande- la cifra estaría en el 10% de lo que vende esa estación por mes”.

Acerca de los márgenes para negociar, sostuvo que sería “posible”, pero afirmó que el cambio “no es algo que surgió de una semana para otra”, sino que “desde que asumió el nuevo directorio de ANCAP, anunciamos que íbamos a trabajar en una nueva fórmula de distribución”.

En cuanto a la comisión investigadora del proyecto de la planta regasificadora, opinó que detrás hay una “intención político-partidaria”, y dijo que “no le hace bien a la imagen de seriedad de Uruguay”, aunque “si se da, con mucho gusto voy a cooperar”. También se le preguntó por el avance del proyecto de ingeniería, a lo que respondió que están terminando dos etapas “cruciales” que son la presentación de los intereses de demanda en regasificación y las ofertas para construir la obra civil, y que, a partir de estas, “analizaremos la situación”.

Perspectivas y robots

“El Uruguay del futuro y las oportunidades de hoy” fue el título que eligió la ministra para la exposición de ayer, en la que se centró en tres de sus “preocupaciones”: la relocalización de la producción mundial, el cambio en el modelo de negocios y la automatización de los procesos. “Estamos forzados a aumentar la productividad y la competitividad”, dijo, y afirmó que las únicas dos vías posibles son fabricar productos “más sofisticados” o “buscar nuevos procesos de producción”.

A pesar de que todo llega con más lentitud a Uruguay, Cosse sugirió ir adquiriendo “cierta perspectiva” respecto de las nuevas formas de producir, el avance de la tecnología y la retroalimentación que cada uno de estos elementos genera en el otro: en definitiva, la disminución del empleo. “Si no se hace nada, la introducción de la tecnología conlleva necesariamente a la eliminación de puestos de trabajo”, aseguró.

Tomando como ejemplo a países como Estados Unidos y China -“paradigmas del desarrollo industrial”-, dijo que le “impresiona” el crecimiento que ha tenido la introducción de robots en el sector. “Se estima que para 2019 haya 2,6 millones de robots industriales en el mundo”, informó, agregando que si bien no es un gran número en términos absolutos, sí “da cuenta de un crecimiento exponencial” que le “llama la atención”.

Ya refiriéndose a la industria local, aseguró que aunque está “en una meseta” por el estancamiento en la producción del núcleo duro del sector, “2016 viene mostrando que es un año de recuperación”, sobre todo para las divisiones de los frigoríficos o elaboración de bebidas sin alcohol.

Enumeró los “pilares” que sostienen al sector -“el stock de capital físico y humano”, la infraestructura tecnológica, los cambios en la matriz para aumentar la eficiencia eléctrica y el “alto” nivel de electrificación- y se detuvo sobre este último aspecto, pero en su intento de fijar un eslogan, hizo una elección desafortunada: “Ni uno menos”, insistió un par de veces. Trató de enfatizar el punto explicando que “este concepto es muy importante para el desarrollo industrial, porque también se aplica en la electrificación rural”.