Guillermo Caraballo conoce la Intendencia de Paysandú desde hace años. Luego de su experiencia como edil, fue director de Descentralización en la intendencia del frenteamplista Julio Pintos, entre 2005 y 2010. En el primer año de aquel gobierno departamental, Caraballo estuvo al frente de la primera edición del Presupuesto Participativo, que ha continuado realizándose -con interrupciones- hasta hoy. Ahora el intendente evalúa introducir cambios en esta modalidad de participación, definiendo “pactos de gestión” en los territorios.

¿Cómo está evolucionando la participación política?

-Ensayo dos o tres respuestas. Primero, se habla mucho de crisis de participación. A veces pasa que se generan ámbitos, pero la gente termina evaluando si la participación le sirve o no. Vos dirás: “Pero la gente participa en las redes sociales”. Bueno, desde la comodidad de mi casa y con la impunidad de decir lo que se me ocurre y no tener los debates necesarios, eso se puede hacer. Pero la participación para la construcción de la sociedad o la toma de decisiones más colectivas, como el Presupuesto Participativo o una elección, es otra cosa. Hay un fenómeno por el que la gente termina retrayéndose. Pero es ambivalente. Pongamos como caso la integración de las juntas departamentales. Yo fui edil en 2000; tenía 24 años. En esa composición de junta departamental había muchos profesionales en el ocaso de su vida profesional. Sin embargo, 15 años después uno ve una integración de junta departamental mucho más democratizada: gente de los barrios, no profesionales. Y para mí eso está buenísimo. Creo que la gente termina participando cuando encuentra que el espacio sirve. Por supuesto, creo que hay que propiciar que eso pase desde las instituciones. Y un aspecto central y ligado a eso es cómo la gente visualiza la credibilidad de las instituciones, y eventualmente de los políticos. Nosotros en Paysandú permanentemente estamos convocando por diferentes temas. ¿Y por qué la gente viene? Porque termina siendo creíble la instancia como espacio de intercambio y toma de decisiones.

-¿En Uruguay no hay movimientos territoriales fuertes, como sí sucede en otros países?

-Me parece que hay más agrupaciones por intereses. Por supuesto, hay organizaciones consolidadas: las públicas, el movimiento sindical. Pero también hay agrupaciones por intereses. Hay manifestaciones que reivindican cuestiones vinculadas a la violencia doméstica, a los derechos de los niños. También manifestaciones por la protección de los animales, que a veces son inclusive más tumultuosas que las otras, lo que a uno le llama la atención.

¿Qué evaluación hacés de la implementación en Paysandú del Presupuesto Participativo?

-Estamos en un proceso de reformulación. Yo tuve la experiencia de ir a una comuna en Chile, Peñalolén, hace unos años, y vi una experiencia que quiero en alguna medida implementar en Paysandú. Se llama “pactos de gestión”. Consiste en tomar definiciones en conjunto, el gobierno con los vecinos organizados. Por ejemplo, hay un ámbito en el que participan un bombero, un cura, un adulto mayor, el gobierno. En determinado momento, dice el adulto mayor: “Nosotros tenemos un problema: tenemos un coro formado, pero no tenemos dónde ensayar”. Entonces el alcalde le dice al cura: “Padre, ¿usted no tiene en la capilla una pieza?”. “Sí”, responde el cura. “Yo pongo la pintura, ¿el bombero la pinta?”, pregunta el alcalde. “Sí”, responde el bombero. Y pasan a otro tema. Así se compromete la comunidad. Acordaban y hacían una cosa simbólicamente fuerte: lo documentaban. Y lo firmaban. Y él daba un plazo de un año, y decía: “Yo tengo que cumplir, porque es un pacto de veracidad”. El ciudadano va a creer en mí en la medida en que yo vuelva acá al año y tenga todo muy avanzado o cumplido. Si no, se pierde credibilidad. Me parece que es un buen esquema. Hay que ajustarlo. Si vos me decís: “Esto es mutar el Presupuesto Participativo”, no, es encontrarle una vuelta. En ese proceso estamos, y decidimos correr la elección para principios del año que viene justamente para ajustarlo. Se hace la elección y se ejecuta. Yo quiero incorporar esto de los pactos de gestión. Creo que el presupuesto participativo tiene que derramar en cosas que le sirvan a la gente. Pero hay algunas cosas que tendrían que trabajarse más como comunidad, y no votar y olvidarse, más allá de que nosotros tenemos una comisión de seguimiento. En última instancia, uno termina promoviendo el Presupuesto Participativo porque es una herramienta que termina mejorando a la propia comunidad y hace que la gente esté un poco más involucrada.

¿Cómo ha evolucionado la participación en el Presupuesto Participativo en Paysandú?

-Ha tenido altibajos. Ha habido esfuerzo desde lo público para que la gente participe, lo cual no está mal, pero a veces si el esfuerzo es mucho se pierde la naturaleza, y ha pasado un poco eso. Cuánta gente votó, por supuesto que es un dato, porque cuanto más legitimada esté la decisión, mejor, pero capaz que también es importante cuánta gente trabajó en esto, lo comprendió y ensambló. Hay que trabajar mucho más en la microrrealidad.