El avión boliviano en el que viajaba el equipo brasileño Chapecoense se estrelló esta madrugada en las cercanías de la ciudad de Medellín, dejando un saldo de 72 muertos y apenas cinco sobrevivientes. La Conmebol suspendió todas sus actividades hasta nuevo aviso, incluida la final.

Si bien en primera instancia se había informado de la muerte de 76 personas, las autoridades actualizaron la cifra de víctimas fatales a 72. Los socorristas rescataron a seis supervivientes, pero uno de ellos falleció poco después.

Quienes sobrevivieron, con heridas de distinta gravedad, son los futbolistas brasileños Jackson Follman, Alan Ruschel y Marcos Danilo Padilha; la azafata boliviana Ximena Suárez y el periodista brasileño Rafael Henzel. Todos ya fueron trasladados a distintos centros hospitalarios de la región.

El avión era un Avro Regional Jet 85 de la compañía boliviana Lamia, que transportaba a la delegación del Chapecoense que se dirigía a Medellín para disputar mañana el partido de ida de la final de la Copa Sudamericana con Atlético Nacional de Medellín.

Según la Aeronáutica Civil de Colombia, además de los 22 jugadores del Chapecoense, en el avión viajaban 28 dirigentes, integrantes del cuerpo técnico e invitados especiales del club brasileño, así como 22 periodistas y nueve tripulantes.

La delegación había partido el lunes de San Pablo hacia Santa Cruz de la Sierra, donde abordaron el avión de Lamia.