Ayer, en la Unidad Nº 6, en Punta de Rieles, se llevó a cabo el Rinde Cuentas: el balance del año que las autoridades de la cárcel llevan a cabo desde hace cuatro años a las personas que se encuentran allí privadas de libertad, y viceversa. Es una práctica única en el país.

Esta cárcel, que actualmente alberga a 603 hombres, tiene cerca de 50 emprendimientos productivos gestionados por reclusos. El director, el educador social Luis Parodi, señaló que el año pasado, “harto de las críticas”, solicitó al Ministerio del Interior una auditoría, y este año, siguiendo las recomendaciones que se le hicieron, se logró que 70% de las empresas de los reclusos aportaran como monotributistas. “Queremos legalizar Punta de Rieles, y lo estamos cumpliendo”. Resta resolver qué hacer con los emprendimientos privados y con aquellos reclusos que no pueden aportar como monotributistas porque sus ingresos son insuficientes.

También dijo que, a pesar de que han avanzado y logrado consolidar talleres con reclusos y capacitaciones con los operadores penitenciarios y policías, y de que hasta noviembre se gozó de un clima de convivencia calmo -ese mes se produjeron cinco peleas, tres de ellas con cuchillo, algo que no había ocurrido en todo el año y que determinó el traslado del recluso involucrado a otra cárcel-, aún quedan varias discusiones pendientes. Entre ellas está la relativa a diversidad sexual, identificación de género, y delitos sexuales, ya que afectan a personas sumamente discriminadas. “La vamos a seguir; tenemos que convencernos de que los seres humanos tenemos que estar juntos”, afirmó Parodi. A su vez, entre los logros, manifestó su contentura porque los reclusos de la Usina Cultural Matices pudieron presentar la obra de teatro El día después -escrita, dirigida y protagonizada por personas privadas de libertad- fuera de la cárcel, y reconoció que “clavaron de cabeza” a la “gente de yoga”, pero prometió conseguir los permisos para que salgan el año que viene. Además, señaló que este año se logró algo inédito: por primera vez, reclusos participaron en mesas de debate fuera de la cárcel, “porque los privados de libertad sí tienen palabra”.

Entre “los debes”, Parodi reconoció que el año pasado dijo que iba a construir un polideportivo y que aunque no fue premeditado, recién hoy empezaron las obras. También, dijo, “fracasamos con total éxito” en la construcción de un liceo: “Estamos peleando con la administración para que nos den los recursos y ver si lo tenemos el año que viene”. Por último, reconoció que tampoco pudo mejorar los salones de visita.

Por otro lado, Parodi destacó que Punta de Rieles es la cárcel del país con menor cantidad de personas que consumen psicofármacos prescriptos: de 603 internos, sólo se medica a una treintena. Admitió, sin embargo, que existe el consumo sin receta, y aseguró que están trabajando para erradicarlo: “Preocupa, porque la pastilla es uno de los bichos más jodidos en una cárcel, ya que genera cosas muy jodidas; pero también es difícil de controlar, porque una pastilla la entrás en cualquier parte”. Por eso, Parodi aseguró que quiere “discutir” con los reclusos “qué pasa con eso, cómo incide en las relaciones”. También le preocupa que el Poder Judicial esté actuando al grito de la tribuna: “Aunque la ley [Nº 19.446, de Limitación de la Libertad Provisional, Condicional o Anticipada] aún no está reglamentada, ya se nota que hay presión social y que las leyes son su reflejo”, dijo, en referencia a la disminución drástica de las libertades anticipadas que se constató este año, en comparación con 2015: pasó de 61% a 32%.

Otra voz

Uno de los reclusos encargados de gestionar el Fondo Solidario de Punta de Rieles -ese que utilizan para prestar dinero para que otros reclusos puedan desarrollar emprendimientos productivos-, Rolando, pidió a las autoridades que sigan apoyando los emprendimientos, ya que “la mayor parte de las plazas laborales que tiene el establecimiento son gracias a la gente que llega con buenas ideas” y las plasma. A su vez, pidió que se tome en cuenta a los que trabajan durante el día y quieren estudiar: “Queremos poder estudiar en la noche; debería haber un estudio nocturno”. Carlos, miembro de la Usina Cultural Matices y uno de los miembros fundadores de la Asociación Civil de Personas Privadas de Libertad -que está buscando fondos para poder inscribir sus estatutos en el Ministerio de Educación y Cultura (MEC)-, planteó la necesidad de tener “diálogo y un poco más de injerencia en la subdirección técnica [de la cárcel], donde se decide qué comemos, cómo dormimos y qué conducta está bien o mal”. En alusión a lo dicho anteriormente por Parodi, agregó: “Si hay voz, como se dijo que hay, [dénnosla]. No para gestionar la cárcel, porque los privados de libertad no estamos en el INR [Instituto Nacional de Rehabilitación], no somos funcionarios, pero si no hay diálogo ni siquiera con la persona que toma decisiones, por ese camino no se llega a ningún lado, así no se va”.

Algunos datos

Desde 2015 la administración de la cárcel aprobó las visitas nocturnas. “Consisten en otorgarle al interno el beneficio de pasar la noche en pareja en un salón asignado. Para acceder a ellas existen requisitos: permanencia mayor a seis meses en la Unidad, buena conducta, realizar actividad laboral y/o educativa”, se lee en unas de las carteleras que armaron los operadores penitenciarios. Por otro lado, respecto de la educación formal, hubo 47 alumnos en primaria y 16 pasaron a secundaria. En secundaria hubo 91 estudiantes; hay siete inscripciones de aspirantes a carreras terciarias y 20 a cursos de auxiliar de enfermería. En los cursos de corte y confección dictados por UTU participaron 16 personas; en el de panadería, 18, y se anunció que este viernes comienza un taller de herrería con un total de 19 inscriptos.