Roberto Conde hizo ayer su primera presentación pública en la campaña por las elecciones de la presidencia del Frente Amplio (FA), rodeado de dirigentes de todos los sectores que respaldan su candidatura, que llenaron el salón de la sede de la fuerza política, La Huella de Seregni. Había dirigentes del Partido Comunista, del Frente Izquierda de Liberación (Fidel) y del Espacio 1001, del Partido por la Victoria del Pueblo, del Movimiento Alternativa Socialista, de Izquierda en Marcha y del Movimiento 20 de Mayo.
Conde fue enfático al plantear que los dirigentes se deben “la lucha más tenaz y sacrificada para sacar al FA del estado actual de estancamiento en que se encuentra y garantizar la continuidad del proceso progresista en Uruguay”. Planteó como estrategia encontrar “el denominador común que nos permita a todos los frenteamplistas llamarnos de izquierda”, pese a la existencia de distintas concepciones éticas y políticas. Aseguró que el FA no puede resignarse a “la dispersión ideológica y cultural que estamos viviendo”, y, si bien definió a la fuerza política como plural y policlasista, enfatizó que el FA necesita “reafirmar su estrategia”. “No tenemos suficiente claridad estratégica para unir nuestra acción y ser contundentes”, sostuvo.
Consideró que en parte esto se debe a que hubo discusiones que no estuvieron “bien saldadas”, y puso como ejemplo el debate sobre cómo el tercer gobierno del FA debía profundizar la acción de los anteriores. “Aparece el peso de la realidad, la crisis económica, y tenemos murallas, frenos, obstáculos que por sí solos no podemos saltar; pero si hay obstáculos tenemos que interpretarlos como tales y decidir, discutiendo y generando consenso, qué es lo que podemos hacer y qué es lo que no podemos hacer”. Ante estos obstáculos, continuó, el FA no puede permitir “que nos gane la confusión, que aparezcan los reproches internos, las divisiones y las inacciones. Esto tiene que ser gobernado con claridad de pensamiento, con disciplina estratégica y con unidad de acción. El FA tiene que ser puesto en ese camino”.
La crisis internacional que surgió en 2007 ocupó gran parte de su mensaje, principalmente porque, según Conde, los partidos de izquierda se ven ante una gran paradoja: “Tenemos que soportar que quienes han provocado esas crisis quieran atribuir la responsabilidad de ella y de sus miserias a nuestra gestión, donde estamos haciendo el mayor de los esfuerzos para enfrentarla”, dijo, y puso como ejemplo la pérdida de votos que la izquierda sufrió en España. “La derecha es la responsable de la crisis del sistema, porque ellos viven del sistema y lo defienden para sostener su poder y su acumulación”, remarcó, y dijo que en el FA se pueden debatir muchos temas, “pero hay dos sobre los que no podemos tener discusiones internas: este mundo sigue signado por una división política que es la división entre izquierda y derecha. El que no reconozca esto no puede estar en nuestras filas, porque no tiene fe ni convicción”.
También se refirió a la clásica definición del FA como “coalición y movimiento” y, en particular, a la necesidad de mantener “vivo” el movimiento, porque los partidos de izquierda solos “no han logrado perdurar en el mundo” y porque “es la sustancia que nos mantiene amalgamados”. De todas formas, aseguró que el movimiento “tendrá que tomar nuevas formas” para modernizarse, así como los comités de base. No eludió “la cuestión generacional”, que le podría jugar en contra. Aseguró que es “claro como el agua” que se debe trabajar para empoderar a una nueva generación en la conducción de la izquierda uruguaya, pero, dijo, “esto se construye como parte de una estrategia y no como parte de una competencia”.
Conde confió en que cuando se cumplan diez años de la crisis “podremos mirar al pueblo uruguayo y decirle que porque aquí gobierna la izquierda, la crisis no la paga el pueblo; ésa es la orientación estratégica”. En ese contexto saludó el diálogo que tuvo el presidente Tabaré Vázquez con el movimiento sindical. Sobre la relación entre el FA y el gobierno, Conde dijo no estar de acuerdo con el concepto de que el FA debe ser “una correa de transmisión del gobierno”. “El FA está para defender y respaldar al gobierno, pero hay luchas que las puede dar la fuerza política y el gobierno no: la lucha ideológica contra la derecha es nuestra responsabilidad, no la del presidente”, afirmó.