En el sábado gris del Prado de Montevideo, bohemios y tuertos no se sacaron diferencias. No obstante, a pesar del 0-0 y de la posibilidad de que saliera a la luz el típico pensamiento negativo con respecto al resultado y la diversión del encuentro, fue un partido muy atractivo, y si no hubo goles fue por la presencia de Leonardo Burián en el arco de Wanderers y porque tampoco los ataques bohemios estuvieron finos para abrir el score.

La viola estuvo un poco más cerca de conseguir el triunfo, pero no pudo concretar. El de Juanicó, Felipe Rodríguez, tuvo dos chances clarísimas. En la primera, tras una habilitación de Nicolás Olivera, definió bárbaro, cruzado, esquinado, pero el Cachorro Burián, con una reacción increíble, la sacó al córner. En la segunda, la habilitación fue del reemplazante de Olivera, Héctor Romário Acuña, que le puso un pase medido a Rodríguez, y este, aunque otra vez definió bien, la tiró afuera, besando el palo. Ahí zafó el bohemio, que pasó por los peores momentos en ese período del match: Facundo Castro se mandó por la izquierda y tiró un centro de zurda que cruzó toda el área pero por encima de la línea de gol. ¡Increíble! A esas circunstancias hay que agregarle la notable actuación de Mathías Zunino, el lateral formado en Danubio pero que ahora está en filas violetas. Fue un atacante más y complicó durante todo el encuentro a la línea de cuatro de Wanderers. Pero pese a que el predominio en el Viera fue visitante, los bohemios también tuvieron alguna chance de gol. Gastón Rodríguez, el goleador del Clausura, intentó por varios lados, pero no tuvo su mejor tarde; Alex Silva, por la derecha, subió y subió, y metió un par de derechazos con su buena pegada; Rodrigo de Olivera, que trató de pivotear y ayudar a sus compañeros, no fue tan desnivelante como otras veces. Adrián Colombino marcó y metió, y el Cangrejo Javier Cabrera aportó su dinámica y sus trepadas por la derecha, pero nadie pudo vencer la valla de Yonathan Irrazábal. La entrada a la cancha del Chapita Sergio Blanco tampoco pudo aportarle un gol al partido, y se dividieron los puntos.