Supongamos que asume la presidencia del FA, tiene que armar su equipo de trabajo y debe ordenar los criterios para su conformación. Numere los siguientes criterios, de mayor a menor importancia: equilibrio sectorial, capacidad técnica e idoneidad en áreas específicas, capacidad de articulación política, y representatividad de grupos específicos de población, en función de criterios como género, edad y minorías.

José Bayardi (JB): -Primero, capacidad técnica e idoneidad en áreas específicas; segundo, capacidad de articulación política; tercero, equilibrio sectorial, y en cuarto lugar, representatividad de grupos poblacionales específicos.

Roberto Conde (RC): -Para mí son todos importantes. No podría tomar un criterio por sobre otro, y me parece que la sabiduría está en que los equipos que se formen reflejen todos estos contenidos. Sólo agregaría a la representación sectorial y la representación de las bases, también, porque entiendo que debemos incluir la consulta a las bases del FA para la constitución de todos los equipos de funcionamiento.

Javier Miranda (JM): -Esos son algunos de los criterios que voy a tener en cuenta, pero no quiero atarme a criterios preestablecidos. La representación sectorial es importante, los equilibrios también, pero no quiero calificar. Esos son algunos. No digo que todos pesen lo mismo, pero no quiero quedarme atrapado en una lógica muy esquemática, porque además, cuando uno toma ese tipo de decisiones, pondera los criterios, tiene varios, e, incluso, probablemente no sean los únicos; los ponderás en función de la circunstancia, porque te cambian las variaciones. No es que uno esté primero que el otro; en principio no, pero te aparece. Por ejemplo, el equilibrio de género, para mí, es absolutamente fundamental, es uno de los criterios básicos; entonces, uno puede tener un criterio bien importante, que tiene que ver con capacidad, articulación o representación sectorial y, sin embargo, como le doy una enorme importancia al de género, varía la ponderación de la capacidad de articulación en función de la paridad de género. Todos esos criterios, y probablemente la adopción de alguno más, los tenés que poner a jugar en sintonía: no hay una prioridad, porque para mí, el de paridad de género es fundamental, absolutamente, y ese me puede hacer variar la ponderación de los demás.

Alejandro Sánchez (AS): -Primero, capacidad de articulación política; segundo, representatividad de grupos poblacionales específicos; tercero, capacidad técnica e idoneidad en áreas específicas, y, en cuarto lugar, equilibrio sectorial.

Si tuviera que elegir una sola tarea que emprendería con urgencia al comienzo de su mandato, ¿cuál sería?

JB: -Convocar a los referentes de sectores y representantes de las bases a ratificar el Acuerdo Político de 1971, documento fundamental de la arquitectura política que permitió conformar la mayor expresión de unidad política de la izquierda. Esto en el sentido de lograr los consensos o acuerdos necesarios para corregir las debilidades que hoy por hoy presenta el FA como fuerza política. Ratificar lo contenido en el acuerdo de 1971, referente a la necesidad de dirimir internamente las diferencias que puedan existir dentro del FA por medio de la discusión política, lograr los acuerdos necesarios para la unidad de acción hacia afuera. Abandonar los perfilismos personales o sectoriales. Procesar la discusión en un clima de fraternidad y trabajar hacia afuera con coherencia como fuerza política.

RC: -Con urgencia, no de importancia -porque en ese caso hay muchísimas cosas por hacer-, me preocuparía de inmediato por todo ese conjunto que tiene que ver con la información, comunicación y formación dentro del FA. La tarea de comunicarse con los adherentes e informar a la opinión pública, hacer pedagogía política, formar a los militantes. En fin, todo lo que tiene que ver con el pensamiento político y la colectivización de ese pensamiento me parece una de las faltas más importantes, porque en todos lados adonde hemos ido, vimos que hay una terrible crisis de información y comunicación, y así no se puede mantener la cohesión política; así que hay que adaptar el funcionamiento, la estructura y los recursos necesarios para que eso quede solucionado de inmediato.

JM: -Creo que simbólicamente la más importante es salir a recorrer el interior, hablar con las compañeras y compañeros en todo el país. Hay que volver a acercarse a la gente. Estoy muy preocupado por la cercanía del FA con la gente, que estemos mucho más cerca de la gente, la gente común. En la campaña uno de mis *leitmotivs *fue “yo quiero un FA que vuelva a ser el partido de los comunes, de la gente común”, y eso se hace oyendo a la gente común y acercando temas a la gente común. Tiene un gran contenido simbólico, fundamental. Esa es una de las principales tareas. Otra vez, no es la única, seguramente hay que hacer un montón de cosas más.

AS: -Antes de decidir esos criterios que me preguntan, antes de distribuir el poder de manera administrativa, convocaría a los frenteamplistas para discutir un plan de trabajo para el FA que implique de qué manera conformamos nuevos espacios. Eso tiene que ver con cómo generamos un instituto de formación en el FA, qué relacionamiento debemos tener con los movimientos sociales y qué nuevas formas de participación podemos conseguir. Lo que tengo pensado hacer si gano, primero, es ir a recorrer de vuelta el país a agradecerles a todos los frenteamplistas por el esfuerzo; y, en ese marco, plantearles empezar a discutir en los comités de base y convocar a instancias de participación digital, como un foro, a discutir qué cosas, qué estructuras y qué espacios hay que construir y de qué manera. Me parece que lo que no podemos hacer, en caso de ganar, es empezar a discutir con los sectores cómo distribuirnos el poder, la comisión tal, el vicepresidente de tal otro lado, quién se va a encargar de la Fundación Liber Seregni. Quiero discutir qué quiero poner dentro de la comisión de organización, qué espacios nuevos generamos dentro del FA. Hay que convocar a los frenteamplistas inmediatamente, aprovechar la movilización que generamos para que se transforme en la base de las propuestas que tenemos hechas, un centro de respuesta rápida, un mejoramiento de la comunicación, un centro de formación, crear nuevas versiones en el territorio para articular.

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Presentemos una situación hipotética: el gobierno está en negociaciones para la firma de un tratado de libre comercio con China. La mayoría de los sectores del FA se pronuncia en contra. ¿Qué pasos recomendaría seguir como presidente del FA?

JB: -En primer lugar, convencer a los compañeros de que expresarse en contra de títulos -acuerdos de libre comercio- no resulta serio. Que se debe conocer los contenidos de un eventual acuerdo para luego analizar sus consecuencias desde el punto de vista económico, social y el impacto que este puede tener en nuestra estrategia de desarrollo y en nuestra soberanía para la toma de decisiones. A partir de esas definiciones asumidas colectivamente, tomar posición definitiva sobre el eventual acuerdo en cuestión.

RC: -Esa es una hipótesis muy extraña. Primero, hay que ver si es un acuerdo Mercosur-China o Uruguay-China. Si es con el Mercosur, estoy de acuerdo y todo el FA también, de modo que no va a haber problema en eso. Si es un acuerdo de comercio Uruguay-China que contiene la cláusulas absolutamente subyugantes que contienen los megaacuerdos que se están negociando actualmente en el mundo occidental, también descarto que el FA vaya a estar de acuerdo, de modo que me parece que esa hipótesis no se verificaría en la realidad.

JM: -Seguir discutiendo, a ver si llegamos a un acuerdo, y si llegamos al consenso -pongan la palabra “consenso” en negrita-, la señal seregnista, que es discutir, discutir, y llegar a un acuerdo, y una vez llegado, así expresarlo al gobierno. El Plenario del FA es ineludible, tiene que estar en esa deliberación, es el espacio del FA, que está conformado por los sectores y los representantes de las bases, esa es la institucionalidad; pero seguramente valdría la pena dar un debate a nivel de la gente, directamente, en los comités funcionales, en las redes; es decir, participación propiamente.

AS: -Lo primero que tenemos que hacer es convocar a la Agrupación Nacional de Gobierno para empezar a discutir e informarnos sobre los beneficios -o de alguna manera beneficios- y dificultades que podría haber, y la estrategia de desarrollo nacional con un tratado de esta naturaleza. Así, empezar a generar un debate con mayor información entre todos los frenteamplistas a partir de las cuestiones, de los elementos que surjan, de la información y debate que generemos a partir de la Agrupación Nacional de Gobierno. Puede haber un pronunciamiento del FA si, después de recorrer esa distancia, de informarnos y nutrirnos de todos los elementos que están relacionados con las consecuencias que va a traer ese posible tratado, se toma una posición en el Plenario Nacional. Es más, previo al plenario, con ese debate que estamos generando, podríamos hacer una consulta a los frenteamplistas; podría ser interesante como un gran foro de consulta, después de que generemos las instancias de información y elementos para debatir, que el plenario cuente con la posibilidad de tener los datos que se recabaron, los argumentos del gobierno, y, además, las opiniones de los frenteamplistas a partir de esa consulta.

Mencione una idea para mejorar la articulación y el diálogo con la base social de apoyo al FA.

JB: -Dado que se exige una: creo que debe ser la de recomponer los espacios de intercambio permanente con los actores sociales, y para ello delegar en un grupo de compañeros y compañeras de la futura dirección del FA, que deberán aplicarse a esa tarea como responsabilidad prioritaria.

RC: -El FA tiene que mejorar el diálogo en las dos puntas. Con el gobierno, hay que instaurar un diálogo político de altísimo nivel, para garantizar la cohesión y la unidad de acción en torno a los tres años de gobierno que nos quedan por delante. Con la base social, hay que instaurar una línea de reflexión y trabajo que yo llamaría recomposición de la militancia de base del FA. Esto implica que los militantes de la base política tendrán que replegarse en la sociedad, tendremos que tomar una nueva vida en el seno de la sociedad, y entonces se abrirá una enorme plataforma de actividades. Los comités de base no pueden ser organizaciones cerradas en sí mismas, sino que deben tener múltiples ámbitos de militancia y de contacto con la sociedad dentro de cada uno. Todo esto tenemos que conversarlo, porque a los comités también hay que darles apoyo, recursos e información para que puedan hacer estas cosas.

JM: -Me temo que está pensado en términos de PIT-CNT o algo por el estilo, y la base social del FA... Sin duda está en el movimiento de los trabajadores organizados, no tengo la menor duda, pero hay otra serie de organizaciones sociales que son fundamentales como base social y cercanía. Además, base social implica la gente, la gente común y corriente. Hay que interactuar, cosa que hicimos en la campaña, es una herramienta, y hay que usar todas las herramientas que faciliten la participación: las videoconferencias, las reuniones por Skype... por supuesto, la presencial. Se trata de cómo convocamos a más gente a opinar y la escuchamos más, y generar la síntesis política, porque no sólo es escuchar y debatir. En algún momento hay que hacer síntesis política, pero hay que alimentarse de la información, llegar mucho más directamente a la gente.

AS: -El FA tiene que crear y darle un peso político muy fuerte a una comisión que tiene que ser central, que busca trabajar: la Comisión de Asuntos Sociales. Hay que construir una verdadera comisión que busque, primero, hacer un mapeo de todas las organizaciones sociales que existen y empezar a tener vínculos con ellas acerca de cuáles son sus agendas, e ir intercambiando esas diferentes visiones que tenemos para empezar a articular una agenda de mediano plazo en términos de hacia dónde queremos avanzar. Es decir, darle peso político a la Comisión de Asuntos Sociales. Pero, además, habría que hacer una especie de articulación que nos permitiera realizar una gran convocatoria. Ahora hay organizaciones sociales que están planteando crear la intersocial. Nosotros deberíamos tratar de promover desde la comisión la posibilidad de generar un espacio, un foro, una especie de nuevo Congreso del Pueblo, un foro con las organizaciones sociales, con el FA, para discutir los escenarios que tiene el país hacia adelante y cómo podemos promover una estrategia y un programa que mire el país en términos estratégicos. En la comisión hay que tener gente con jerarquía, convocar compañeros que tengan experiencias e inserción en diferentes movimientos sociales, y, además, que la presidencia les dé pelota a las cosas que se están haciendo ahí, que tengan reuniones de trabajo, un espacio; que no sea una comisión alejada, sino una de las más cercanas a la presidencia del FA.

¿Cuál es el principal debate ideológico que debe dar el FA en su interna?

JB: -El FA nació integrado con fuerzas políticas que tenían diferencias ideológicas. Fue la única fuerza política en el mundo que logró la unidad política desde distintas visiones ideológicas. Ahora bien, el debate ideológico en el momento actual se debe centrar en definir y expresar con claridad el conjunto de ideas y valores a través de los cuales una fuerza política de izquierda analiza la realidad sobre la que le toca actuar y da respuestas a esa realidad desde la perspectiva de esas ideas y valores, que deben contenernos y representarnos a todos y a todas los que adherimos al FA.

RC: -El próximo Congreso Ideológico, que va a ser este año, será un congreso amplio y abarcativo de muchos temas. Tenemos que revitalizar la idea de nuestra identidad de izquierda: qué significa nuestro común denominador de izquierda, qué significa ser de izquierda hoy. Yo soy de los que sostienen que el mundo occidental sigue dividido en dos grandes orientaciones filosófico-políticas y, consecuentemente, económico-sociales, que son visiones de izquierda y de derecha, que el mundo está viviendo una crisis civilizatoria, basada en la coexistencia de las tres crisis estructurales -la económica, la social y la ambiental-. Romper esa condición de crisis y poder abrir camino hacia una evolución civilizatoria de la sociedad implica una lucha de izquierda, y una respuesta de izquierda que rompa con la lógica dominante sobre la sociedad y el mercado, sobre el ser humano: por tanto, esta perspectiva es una de pensamiento de izquierda. La izquierda tiene un papel extraordinariamente importante, fundamental, que jugar en el mundo, y, sin embargo, aunque parezca paradójico, es un momento en el que hay una gran dispersión del pensamiento de izquierda. Por tanto, me parece que la tarea más importante en el campo ideológico es recomponer ese pensamiento de izquierda, en la perspectiva de superar la crisis civilizatoria actual.

JM: -El FA no es una unidad ideológica, es una unidad programática, y creo que hay que seguir reivindicando eso, porque lo valioso del FA está en su diversidad, convocando, mediante los consensos, la unidad del FA. Ahora, lo que es capaz de estructurar ideológicamente al FA y a la izquierda es el conjunto de ideas y valores de los derechos humanos. Eso se llama ideología de los derechos humanos. Ese es el debate que hay que dar, sobre los contenidos de derechos humanos. En el FA lo que hay es cierto sesgo de pensamiento de derechos humanos que no está reflejando lo que es la riqueza del debate ideológico sobre ese tema. Justamente, lo que quiero proponer como debate ideológico es el conjunto de ideas y valores de los derechos humanos, aquel que es capaz de estructurar hoy a la realidad de la izquierda.

AS: -El FA tiene una carta fundacional, principios fundacionales, habla de que es una fuerza política popular, antiimperialista y antioligárquica. Por lo tanto, diría que el principal debate que tiene el FA es discutir qué implica ser hoy, en el siglo XXI, antiimperialista, antioligárquico, y qué significa hoy tener una fuerza popular. Hay que actualizar estos tres componentes, en el siglo XXI, a la luz de la globalización que hoy tenemos y las responsabilidades que tenemos como gobierno. Es un debate ideológico de fondo. ■

Apoyos

Bayardi es respaldado por su grupo, la Vertiente Artiguista (77); Conde, por el Partido Comunista (10015005), el Movimiento Cambio Frenteamplista (10015005), el Frente Izquierda de Liberación (10015005), el Partido por la Victoria del Pueblo (567), el Movimiento Alternativa Socialista (959), Izquierda en Marcha (959), el Movimiento 20 de Mayo (959); Miranda, por Asamblea Uruguay (2121), el Nuevo Espacio (99000), Alianza Progresista (Partido Demócrata Cristiano, Confluencia Frenteamplista y Corriente 78 (738), el Partido Socialista (90), De Frente (1303), el Partido por la Seguridad Social (99000), Banderas de Liber (99000), el Movimiento Popular Frenteamplista (2121) y Participación-Acción-Integración Social (52); y Sánchez, por su grupo, el Movimiento de Participación Popular (609), Compromiso Frenteamplista (711), Ir (329), la Corriente de Acción y Pensamiento-Libertad (7373), el Partido Socialista de los Trabajadores (1968) y el Partido Obrero Revolucionario (871). Por su parte, Casa Grande (3311) dio libertad de acción.