Alegando motivos de higiene y seguridad, tres localidades costeras en Francia prohibieron el uso del burkini, una prenda para la playa que cubre de pies a cabeza a las mujeres. Al ejemplo de Cannes y Villeneuve-Loubet, en la Costa Azul, se sumó este fin de semana Sisco, en Córcega, luego de que el sábado se registrara una pelea entre jóvenes locales y familias de origen magrebí cuando los primeros pretendían fotografiar a las mujeres que vestían ese atuendo. El alcalde de Sisco, el socialista Ange-Pierre Vivoni, convocó un Consejo Municipal extraordinario después de la pelea y el organismo decidió prohibir el uso del burkini, tal como lo habían hecho las autoridades de Cannes y Villeneuve-Loubet.

La ley sobre la laicidad en Francia, sancionada en 2004, prohíbe llevar símbolos religiosos “ostensibles” en las escuelas públicas. La norma incluye en la prohibición no sólo al velo islámico, sino también la kipá judía, el turbante de la religión sij y cruces cristianas que sean grandes, aunque está permitido portar “símbolos discretos”.

La polémica sobre el burkini se inició a principios de mes cuando la organización civil Smile 13 invitó en su página de Facebook a acudir al parque acuático Speed Water, en la localidad de Pennes Mirabeau, el 17 de setiembre, a las mujeres que quisieran bañarse cubiertas de pies a cabeza. A los únicos varones que se les permitiría la entrada era a los menores de diez años. Finalmente las autoridades locales convencieron al gerente del parque acuático de que no alquilara el centro, en virtud de una ola de reacciones contrarias a la iniciativa.

Tres días más tarde, el ayuntamiento de Cannes se pronunció de forma general contra el uso de esa prenda. Un decreto de la municipalidad establecía que el burkini “manifiesta de forma ostentosa una pertenencia religiosa, cuando Francia y los lugares de culto religioso son actualmente objetivo de ataques terroristas”. El director general de servicios del ayuntamiento, Thierry Migoule, fue más lejos y aseguró que el burkini era una “señal de adhesión al yihadismo” y que además generaba “problemas de higiene”.

La reacción en contra provino de la Liga de los Derechos Humanos (LDH) y el Colectivo contra la Islamofobia en Francia, que decidieron llevar el decreto ante tribunales judiciales, pero estos respaldaron a las autoridades locales. El Tribunal Administrativo consideró que la prohibición respetó las disposiciones contenidas en el artículo 1º de la Constitución francesa, que define al país como una república laica, en la que se prohíbe que cualquier persona “haga prevalecer sus creencias religiosas sobre el respeto de las reglas comunes”. Asimismo, la sentencia afirma que en el actual estado de emergencia y ante los recientes atentados sufridos por el país y por Niza en particular, cualquier traje de baño diferente del habitual puede ser interpretado como algo más que “un simple signo religioso”.

Según la prensa de Francia, el abogado del Colectivo contra la Islamofobia Sefen Guez Guez consideró que el veto “abre la puerta a la prohibición de todo signo religioso en el espacio público”. Por su parte, la LDH advirtió acerca de las consecuencias de las prohibiciones, que discriminan a mujeres que no cometen ningún delito al usar esa vestimenta.

El burkini también está prohibido en las piscinas de los hoteles, clubes privados y parques acuáticos en Marruecos, pero en ese caso la prohibición no es explícita, sino que se basa en una norma general que estipula que “es obligatorio acceder a la piscina con ropa de baño”, aunque el burkini esté diseñado para su uso en el agua. En Marruecos, la prohibición se extiende a las mujeres que llegan a esos lugares como acompañantes de niños.

A esta normativa escapan todas las playas del país, que son públicas. Paradójicamente, en esas playas, sobre todo en las más cercanas a las ciudades, se observa que el burkini es más habitual que el bikini, según medios internacionales. En el verano, que transcurre ahora en Marruecos, se verificó una campaña en redes sociales que consistía en publicar fotografías tomadas de manera anónima a mujeres que usaban bikini en las playas, algo que “ofendía la moral musulmana”.